Los que tuvimos la suerte de asistir al simposio internacional de neurociencias y psiquiatría de INECO, fuimos testigos de uno de los eventos de mayor jerarquía que hayan ocurrido en nuestro país cuya temática fueran los intrincados vericuetos de la conducta humana. No considero necesario abundar en comentarios sobre el contenido del mismo, dado que las conferencias están ahora disponibles por éste medio. En un esfuerzo inaudito, El Instituto de Neurología Cognitiva nos permitió asistir, en una apretada jornada, a conferencias de científicos internacionales cuyas investigaciones se publican en las revistas más prestigiosas del mundo. Representaban a instituciones de prosapia científica: Antoine Bechara (Brain and creativity Institute, University of Southern California); Tristán Bekinchstein, crédito local que revista en éste momento en la prestigiosa Unidad de Ciencias Cognitivas y Cerebrales de Cambridge; Jorge Moll, del Instituto Nacional de Salud Mental de los Estados Unidos, y del Centro de Neurociencias de los Laboratorios D´or de Río de Janeiro; Jean Decety, de la Chicago University; Iván Izquierdo, que hace muchos años dejó su –nuestro- país para revistar en la Pontificia Universidad Católica de Rio Grande Del Sur, Porto Alegre, Brasil; Patricio O´Donnell, otro Argentino en el exterior, del Departamento de Anatomía y Neurobiología de la Escuela de Medicina de la Universidad de Maryland; Josef Parvizi, del Departamento de Neurología de Stanford; Mario Méndez, del Departamento de Neurología de la Universidad de California en Los Angeles; Facundo Manes, Director de INECO y del Instituto de Neurociencias de la Fundacion Favaloro.
Muchas reflexiones surgen en base a los temas tratados, incluyendo libre albedrío, regulación de la conducta, conducta dirigida a metas, persistencia de la memoria, empatía, cognición moral, conciencia, y toma de decisiones. Supusimos que estos temas iban a resultar sumamente atractivos para nuestros colegas psiquiatras, y nos asombró lo magro de su concurrencia. Neurólogos y psicólogos (neuropsicólogos) eran mayoría. Esto nos recuerda a Martin Heidegger cuando, abocado a desentrañar el significado del proceso de pensar, distingue entre lo importante y lo grave. Lo importante, dice, es aquello que llama nuestra atención por un instante y luego escapa de nuestro foco de interés. Es liviano. Lo grave, es aquello a lo cual no podemos sustraernos. Es pesado y gravita en nuestro espíritu, hasta embargarlo. En nuestro medio, los psiquiatras declaman la importancia del estudio de los fundamentos neurobiológicos de la psique y la conducta, pero rápidamente su pensamiento discurre hacia disciplinas menos rigurosas, dueñas de un lenguaje metafórico y tendiente a brindar, en términos casi poéticos, muchas explicaciones y pocas respuestas. La neurociencia moderna ha tomado nota que su asunto es grave, porque las preguntas sobre la condición humana son su tema: La moral, la empatía, la conciencia, son ahora objeto de estudio por parte de neurólogos, neuropsicólogos y neurobiólogos. Serán la clave para comprender como tomamos decisiones y qué es el libre albedrío. ¿Hay libre albedrío con una corteza prefrontal dañada?
Aquellos que consideran que la visión de la mente como un rendimiento de nuestro complejo diseño neural es un reduccionismo científico, sólo ponen en evidencia que lo reducido son sus conocimientos neurobiológicos. La ciencia en su avance, está comenzando a dejar de lado a la psiquiatría en lo que hace a la comprensión de las cosas, dejándole un rol asistencial. El Instituto de Neurología Cognitiva (INECO) es un claro ejemplo de que la neurología y la psiquiatría son las dos ramas clínicas de las neurociencias y que su división es un artificio. Este evento fue una buena oportunidad para recordarlo.
* El Dr. Marcelo Cetkovich-BakmasJefe, Dto de Psiquiatría, INECO, Jefe, Dto de Psiquiatría, Instituto de Neurociencias, Fundación Favaloro, Hospital Universitario