Se define como alergia alimentaria a las reacciones de hipersensibilidad iniciadas por el mecanismo inmunitario específico ante la presencia de un antígeno alimentario. Una reacción alérgica se puede presentar únicamente ante una proteína. La capacidad de los componentes proteicos de “estimular” al sistema inmunitario es tanto mayor cuanto mayor es su tamaño y su peso molecular. La alergia alimentaria puede ser mediada por anticuerpos IgE, mecanismos mixtos o de tipo no IgE.
Durante el primer año de vida, la proteína de la leche de vaca (PLV) suele ser la primera proteína a la cual se enfrenten los niños con lactancia materno o sin ella. La alergia a la proteína de leche de vaca (APLV) se puede encontrar inclusive en los niños alimentados exclusivamente con leche materna.
Parecería haber una predisposición genética, pero la expresión fenotípica de la alergia depende de una compleja interacción entre factores genéticos y ambientales en los primeros meses de vida.
La APLV en niños con factores de riesgo se asocian frecuentemente con la alimentación temprana con una fórmula de leche de vaca.
Manifestaciones clínicas:
- Reacciones inmediatas, mediadas por IgE:
Síndrome de alergia oral: Prurito, edema y hormigueo en los labios, lengua, paladar u orofaringea.
Anafilaxia: Se expresa con exantema o urticaria en piel, con hipotensión o sin ella, con tos o broncobstrucción.
- Reacción intermedia mediada por células T:
Síndrome de enterocolitis: náuseas, vómitos, hipotonía, palidez, letargo y diarrea que aparece 1 a 3 hs de la ingesta de la proteína.
- Reacción retardada mediada por células T:
Enteropatía por proteínas alimentarias: Diarrea crónica resultante de mala absorción intestinal. Puede desarrollar enteropatía perdedora de proteínas que conduce a edema por hipoalbuminemia y grave impacto nutricional.
- Reacción intermedia o retardada, no mediada por IgE:
Proctitis y proctolitis: Es la forma clínica más frecuente en niños alimentados con exclusivamente con leche materna. El único síntoma es la presencia de estrías de sangre en materia fecal, con moco y es rara la presencia de anemia.
En niños alimentados con leche de vaca la presencia de sangre puede agravarse, con anemia.
- Reacción de mecanismo mixto, mediado por células y por IgE:
Esofagitis eosinofílica: Puede presentarse en el primer año de vida, es más frecuente en niños mayores y en adultos. Presentan reflujo gastroesofágico, vómitos, regurgitaciones, trastornos alimentarios e irritabilidad.
Gastroenterocolitis eosinofílica: Es poco frecuente. La localización y la profundidad de las lesiones que acompañan este cuadro determinan las distintas manifestaciones, que se clasifican en formas: mucosas, muscular y serosa.
- Otras formas clínicas de presentación:
Vómitos, simil reflujo gastroesofágico.
Constipación.
Irritabilidad-cólicos
- Manifestaciones extragastrointestinales:
Cuadros dermatológicos
Cuadros respiratorios
Metodología diagnóstica:
El método de diagnóstico de referencia (gold standad) es la prueba comparativa a doble ciego contra placebo. En la práctica clínica el enfrentamiento se realiza como provocación abierta.
En los casos con reacción mediada por IgE, con niveles elevados previamente establecidos, la realización de nuevas determinaciones pueden orientar sobre el momento adecuado para realizar la provocación.
Diagnóstico y Tratamiento:
- Manejo del niño con diagnóstico de APLV en el lactante amamantado:
Se sugiere un cuidados exclusión en la dieta materna de productos lácteos que contengan PLV durante 2 – 4 semanas. Si los síntomas mejoran sustancialmente o desaparecen, se re introducirá la PLV en la dieta materna cumplidas las 4 semanas. La no reaparición de síntomas, descarta APLV y la dieta de eliminación debe ser suspendida. El diagnóstico de APLV se confirma con la reaparición de los síntomas. Será necesario suprimir la PLV en la dieta materna mientras dura la lactancia y en la alimentación complementaria del lactante no se incluirá PLV hasta los 12 meses de edad o hasta los seis meses posteriores al diagnóstico.
Si los síntomas no desparecen se deberá revisar la adherencia a la dieta, considerar otros alergenos y derivar al especialista.
- Manejo del niño alimentado con fórmula y con diagnóstico de APLV:
Los niños que presentan síntomas leves o moderados se debe indicar una dieta de eliminación de PLV con la administración de una fórmula hipoalergénica durante 2 – 4 semanas.
Si mejoran o desparecen los síntomas se realiza una provocación abierta. Si los síntomas reaparecen se confirma el diagnóstico y el lactante deberá recibir hidrolizado extenso de proteínas por 12 meses. Cuando los síntomas no reaparecen se descartará APLV.
En los niños que presentan síntomas graves, deberá considerarse el uso de fórmula en base a aminoácidos y realizar una interconsulta a especialista.
En pacientes con síntomas graves está contraindicada la provocación.
Fórmulas hipoalergénicas:
Le elección de la fórmula se basa en el conocimiento de sus componentes y en los principios biológicos que rigen el desarrollo de una alergia alimentaria. El concepto esencial es que la supresión de la proteína desencadenante es el único tratamiento necesario.