Introducción
El origen fetal de las enfermedades del adulto, o programación prenatal, ha sido objeto de mucho estudio durante los dos últimas décadas. Existen pruebas contundentes en apoyo de la hipótesis propuesta por Barker y col. que dice que la desnutrición durante la gestación y el bajo peso al nacer aumentan el riesgo de diabetes y enfermedad cardiovascular en la adultez. De hecho, los efectos adversos perinatales de la desnutrición sobre la salud a largo plazo podrían ser iguales o superiores a la de muchos factores de riesgo convencionales medidos en la edad adulta. En vista de la creciente prevalencia de la obesidad, se ha postulado una variante de la hipótesis original de Barrer, en la que la sobrealimentación durante el embarazo y el elevado peso al nacer pueden causar obesidad y trastornos en el adulto. De acuerdo con esta idea, el exceso de peso corporal o la ganancia de peso materna durante el embarazo perturban el ambiente intrauterino durante el desarrollo del feto y producción cambios permanentes en el hipotálamo, las células de los islotes pancreáticos, el tejido adiposo u otros sistemas biológicos que regulan el peso corporal.
La investigación en animales ha proporcionado una base experimental para esta hipótesis; Govek estudió ratas hembras sensibles a las dietas, con dietas estándar o de alta energía antes y durante la gestación. La progenie de las madres del grupo que recibió una dieta hipercalórica engordaron más y tenían mayores concentraciones de leptina que la progenie de madres que recibieron la dieta estándar, aunque la hijos de ambos grupos fueron alimentados con la misma dieta. En el hombre, el elevado peso al nacer predice el índice de masa corporal (IMC) y los resultados adversos para la salud más adelante en vida.
En general, los resultados de estudios de observación mostraron asociaciones directas entre el peso corporal materno o el aumento de peso durante el embarazo y el peso al nacer o la adiposidad del niño. Por otra parte, la adiposidad materna tiende a estar más fuertemente relacionada con el peso al nacer o en la niñez . Sin embargo, estos estudios con comparaciones entre los individuos tienen limitaciones fundamentales, sobre todo por los a factores genéticos y ambientales de confusión. Por ejemplo, la ganancia excesiva de peso de la madre podría estar relacionada con el elevado peso al nacer, simplemente porque la madre comparte con su hijo los genes relacionados con la obesidad. Por lo tanto, los autores se propusieron examinar la asociación entre el aumento del peso materno, como una medida de la sobrealimentación durante el embarazo, y el peso al nacer a partir de los datos del ámbito estatal que figuran en el registro de nacimientos, lo que permitió comparar los resultados de varios embarazos de la misma madre. Este diseño intrasujeto sirve para reducir o eliminar los posibles factores de confusión genéticos, socioeconómicos y otras características individuales.
Métodos
En este estudio de cohorte poblacional se utilizaron los registros estadísticos vitales de natalidad para examinar todos los nacimientos registrados en Michigan y New Jersey, USA, entre el 1 de enero de 1.989, y el 31 de diciembre 2.003. La muestra estuvo constituida por mujeres con más de un parto simple que figuraban en la base de datos; se excluyeron las gestaciones menores a 37 semanas, o de 41 semanas o más; la diabetes materna, el peso al nacer <500 g o, mayor a 7000 g y, los casos que no tenían datos sobre el aumento de peso durante el embarazo.
Se evaluó el valor predictivo de las diferencias en la ganancia de peso ocurridas durante 2 o más embarazos de cada mujer en relación con el peso al nacer de su bebé, usando un diseño intrasujeto que permitió reducir al mínimo los factores de error.
Resultados
El análisis incluyó 51.3 501 mujeres y sus 164.750 bebés y se comprobó una asociación entre el peso durante el embarazo y el peso al nacer de los recién nacidos. Los hijos de las mujeres que aumentaron más de 24 kg. durante el embarazo pesaron 148,9 g más que los nacidos de mujeres que aumentaron de 8 a 10 kg. durante el embarazo. El riesgo relativo de tener un hijo de de 4.000 g fue 2,26 para las mujeres que aumentaron más de 24 kg durante el embarazo, comparado con las mujeres que aumentaron 8–10 kg.
Comentarios
El aumento de peso durante el embarazo se ha asociado con el elevado peso al nacer y las medidas de la adiposidad al principio de la vida. Este estudio, que utilizó un registro nacional con más de 1 millón de partos simples, proporciona evidencia de que la asociación causal es independiente de los genes compartidos. Los autores afirman que cada kilogramo de aumento de peso en el embarazo aumenta la ganancia de peso al nacer en alrededor de 7,35 g, y que la variación del peso durante el embarazo a través del rango registrado puede afectar el peso al nacer en alrededor de 200 g. Debido a que el elevado peso al nacer predice el IMC que se tendrá más adelante en la vida, estos hallazgos sugieren que el aumento excesivo de peso durante el embarazo podría aumentar el riesgo a largo plazo de enfermedades relacionadas con la obesidad en el recién nacido. El elevado peso al nacer también puede aumentar el riesgo de otras enfermedades en la vida futura, como el asma, la atopía, y el cáncer. Con respecto a los mecanismos posibles, se han descrito las vías fisiológicas que podrían vincular la sobrenutrición fetal con el elevado peso al nacer. Durante el embarazo, se desarrolla en la madre resistencia a la insulina, para derivar nutrientes vitales para el crecimiento fetal. El peso excesivo o el aumento de peso durante el embarazo exagera este proceso normal a través de la creciente resistencia a la insulina y posiblemente también por la afectación de otras hormonas maternas que regulan el transporte de nutrientes placentarios. El resultado de una tasa elevada de transferencia de nutrientes estimula la secreción de insulina fetal, el crecimiento excesivo y el aumento de la adiposidad. De hecho, la glucemia postprandial materna en el tercer trimestre, aun dentro de los límites normales, está estrechamente relacionada con el peso al nacer. Los conceptos acerca de que los mecanismos por exceso de nutrición intraútero y las alteraciones fisiológicas relacionadas afectan el eso corporal en la vida futura siguen siendo especulativos, aunque por los resultados de las últimas investigaciones, el papel de la hiperglucemia materna ha tomado más importancia.
Las limitaciones principales de este estudio giran alrededor de la posibilidad de medir los factores de error. La ganancia de peso variable, más que el sobrepeso, está sujeta a la memoria y al error en la información, por las variaciones de IMC, la educación y el nivel de la atención prenatal, entre otros factores. Sin embargo, el diseño intrasujeto tendería a mantener al mínimo un sesgo sistemático provocado por esos factores. Así, algunos individuos podrían tender a subestimar y otros a sobreestimar el aumento de peso, aunque es probable que cada uno lo haga de una manera similar en todos sus embarazos. Cualquier error de medición aleatorio tendería a disminuir la magnitud del tamaño aparente, haciendo que las estimaciones de los autores sean conservadoras. Por otra parte, los resultados de un análisis secundario que excluye a las personas con atención prenatal insuficiente¾un grupo especialmente sujeto a error en las mediciones del aumento de peso durante el embarazo¾fueron muy similares a los del análisis primario. Otra evidencia de la confiabilidad deriva de las asociaciones esperadas aquí (con la duración del embarazo y el tabaquismo) y en otras partes (con preeclampsia, desproporción cefalopélvica, inducción fallida y parto por cesárea) involucrando a la ganancia de peso variable durante el embarazo obtenida de los certificados de nacimiento.
Por otra parte, un estudio de validación mostró que el 82,8% de las veces hubo una concordancia exacta entre el aumento de peso en el embarazo que figura en los certificados de nacimiento y los registros médicos.
“Nuestro diseño intrasujeto”, dicen los autores, “elimina efectivamente los factores genéticos y otros factores invariables.” Una limitación importante del estudio es la falta de información sobre el IMC materno antes del embarazo. Los autores manejaron esta limitación, en cierta medida, mediante el uso de modelos de efecto fijo y haciendo ajustes por la edad y la paridad, controlando en parte el IMC antes del primer embarazo y las modificaciones del peso entre los embarazos. “En cualquier caso,” agregan, “en nuestra opinión, la ausencia del IMC antes del embarazo no explica los principales hallazgos por una razón estadística fundamental. Para que un factor de error tenga influencia en una asociación positiva entre una variable independiente y una variable dependiente debe estar asociado a ambas de la misma manera, ya sea en forma positiva o a la inversa. Pero el IMC antes del embarazo se muestra inversamente asociado con el aumento de peso durante el embarazo y positivamente asociado con el peso al nacer.”
Asimismo, para examinar los factores de confusión residuales, los autores hicieron un análisis secundario y compararon las diferencias entre los embarazos sucesivos de cada madre y hallaron que el aumento de peso tuvo un efecto similar sobre el peso al nacer, independientemente de que el aumento de peso en el embarazo haya sido mayor. Este efecto no habría ocurrido si el IMC antes del embarazo hubiera sido diferente en los embarazos de un modo sistemático dando lugar a error en los resultados. Los autores reconocen que el aumento de peso durante el embarazo podría afectar en forma diferente el peso al nacer en las mujeres con un elevado IMC antes del embarazo, comparadas con las mujeres con bajo IMC antes del embarazo (es decir, modificación del efecto). Sin embargo, la similitud de los hallazgos del análisis de los subgrupos debería cambiar en el ICM antes del embarazo, como en las mujeres mayores y las mujeres más jóvenes o las mujeres de raza negra y raza blanca, lo que prooporciona evidencia en contra de esta posibilidad (y en contra del error). Por otra parte, los autores sostienen que una modificación del efecto por el ICM antes del embarazo que no ha sido no reconocida, la calidad de la dieta, el nivel de actividad física u otros factores no amenazan la validez de los principales hallazgos.
También merecen considerarse otras cuestiones metodológicas. La preocupación acerca de la causalidad inversa puede muy bien ser descartada, porque el peso fetal más elevado contribuiría poco (<10%) con el incremento asociado del peso materno. Aun así, dicen, no se puede descartar la posibilidad de que las señales hormonales o metabólicas del feto puedan tener un efecto adicional sobre el peso materno.
Algunas mujeres con diabetes no diagnosticada pudieron haber estado incluidas en la muestra y contribuido al efecto tamaño observado, sobre todo si desarrollaron enfermedad en alguno pero no en todos sus embarazos. Por otra parte, los criterios de diagnóstico y las prácticas de detección podrían haber cambiado durante el estudio. El objetivo fue minimizar estos efectos mediante la exclusión de las personas que informaron diabetes gestacional, un grupo con mayor riesgo durante cada embarazo. Por otra parte, no hubo diferencias significativas en el análisis de un subgrupo de mujeres mayores, las que tienen un aumento importante del riesgo de esta complicación. Por último, los autores reconocen la falta de información sobre la paternidad como una limitación del estudio. Sin embargo, el efecto similar de la ganancia de peso materna sobre el peso al nacer en el primer y segundo embarazo, independientemente de cuál fue la ganancia de peso, argumenta en contra de cualquier sesgo sistemático.
En conclusión, los hallazgos sugieren que el aumento de peso excesivo en el embarazo favorece el elevado el peso al nacer. Habida cuenta de la aparente asociación entre el elevado peso al nacer y la adiposidad en la adultez, el embarazo podría ser un buen momento para iniciar medidas preventivas contra la obesidad.
♦ Traducción y resumen objetivo: Dra. Marta Papponetti
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