Revisión

Cuidados de la piel de recién nacidos y lactantes

Revisión de evidencia de las mejores prácticas de cuidado de la piel de recién nacidos y lactantes

Autor/a: Dra. Dra. Alejandra Coarasa

Fuente: Pediatric Dermatology Vol. 29, N° 1, 1-14, 2012

Antecedentes

La función más importante de la piel es proteger contra la pérdida de agua, la absorción de sustancias nocivas, la intrusión de microorganismos, y el trauma físico. La piel de los lactantes es morfológica y funcionalmente diferente a la piel de los adultos. Dentro de sus primeros días de vida, los lactantes se ven sometidos a distintos procesos de adaptación necesarios para superar la transición desde el ambiente uterino húmedo a la atmósfera seca. Durante los primeros meses e incluso años (dependiendo del parámetro), la piel se sigue desarrollando y evolucionando en su estructura y funciones. Se requieren procedimientos especiales de cuidado para garantizar el desarrollo saludable y proteger a la piel de la irritación e inflamación, así como para crear una sensación de bienestar.

Varias instituciones, como la Organización Mundial de la Salud y el Instituto Nacional para la Salud y la Excelencia Clínica, han elaborado directrices generales para el cuidado post-natal. La Asociación de Salud Femenina, Enfermeras de Obstetricia y Neonatales publicó una guía específica basada en la evidencia relativa al cuidado de la piel neonatal, con énfasis en los prematuros o recién nacidos con algún otro compromiso. Además de estas recomendaciones, numerosas críticas de expertos y comunicaciones cubren el tema del cuidado de la piel del bebé. De acuerdo con Cetta y colaboradores, la información sobre el cuidado de la piel del recién nacido está disponible en los libros de texto pediátricos estándar. Aunque la literatura de enfermería describe, por ejemplo, algunos métodos de baño, la orientación dirigida a padres y cuidadores está más o menos a cargo de la industria del cuidado de la piel y la prensa.

En busca de orientación del cuidado de la piel del lactante, los padres y los cuidadores se enfrentan a una variedad confusa de recomendaciones emitidas por parteras, enfermeras, pediatras, revistas de consumo, Internet, e incluso las instituciones gubernamentales. Esta información muchas veces se basa en creencias y prejuicios existentes en lugar de en investigación basada en la evidencia, dejando a los lectores confusos y sin certezas con respecto a la rutina del cuidado apropiado de la piel y los productos más adecuados para la piel de sus hijos.

Para ello los autores realizaron una revisión sistemática de los últimos 40 años de la literatura médica con respecto al desarrollo de la piel del bebé, el cuidado de la piel y las prácticas de limpieza de la piel en su sentido más amplio. En esta revisión, los autores se propusieron identificar, evaluar y resumir todos los estudios relevantes centrándose en las rutinas de limpieza de la piel del bebé y el papel de los productos de limpieza de la piel del bebé diseñados para ser aplicados a la piel intacta de niños sanos, especialmente aquellos menores de 12 meses de edad. Además, los autores abordaron la cuestión de cuando se inician normalmente las rutinas en la vida de un niño (lavado, baño, y prácticas de limpieza en general) y los tipos de productos que se utilizan

Esta revisión se centra en las propiedades y los procesos de adaptación de la piel infantil, así como en los procedimientos de limpieza. Su objetivo es ayudar a los pediatras, médicos generales, dermatólogos, parteras, y otros profesionales de la salud a tener a mano recomendaciones basadas en la evidencia. A los efectos de esta revisión, el término '' bebé'' se define como y está limitado a los primeros 12 meses de vida.

Métodos

Se realizó una búsqueda bibliográfica en febrero de 2010, que fue actualizada en enero de 2011, a partir de artículos relevantes publicados desde 1970. La búsqueda bibliográfica se realizó en las bases de datos de PubMed y EMBASE, utilizando la siguiente serie de búsqueda (*indica truncamiento): (i) piel o “cuidado de la piel'' [MeSH] o emolientes [MeSH] o emolientes [con acción farmacológica], (ii) jabón o jabones o limpiador* o detergente* o limpieza o baño o lavado o aceite* o champú* o “humedad* o crema* o loción o ungüento* o emoliente* o paño de lavado*'' o toalla* o esponja* o paño*. Cada una de estas series de búsqueda se combinó con las siguientes palabras clave: bebé o bebés o lactante* o neonato* o neonatal o recién nacido o prematuro [título/resumen] y estudio o estudios o ensayos* o revisión* [título/resumen].

La búsqueda de los autores se restringió a artículos en inglés y en alemán publicados entre 1970 y diciembre de 2010. Dos revisores evaluaron de forma independiente los títulos y los resúmenes de 272 artículos recuperados utilizando los dos sistemas. Sólo los artículos en lactantes humanos (nacimiento-23 meses) fueron sometidos a un análisis más profundo. Los artículos fueron excluidos si se centraron en recién nacidos prematuros o en recién nacidos en cuidados intensivos (que implica, por ejemplo, adhesivos e infusiones), con compromiso de la piel (excepción: dermatitis del pañal), o preparaciones medicinales. Fueron identificados noventa y tres artículos como relevantes y sometidos a revisión completa. Para el análisis de los autores solo se incluyeron artículos aleatorizados, cuasi-aleatorizados o estudios no aleatorizados, o ensayos, estudios de cohorte, serie de casos, estudios de casos y controles, o estudios transversales  Los autores identificaron 20 estudios que fueron clasificados de acuerdo a los temas principales de la revisión (desarrollo de la piel en el período neonatal, lavado y baño, y prácticas de higiene en general). Además, los artículos fueron asignados a un nivel de evidencia (NdE), en base al diseño del estudio. Sólo se incluyeron los estudios con un NdE de I a III. Para los estudios fundamentales de aprendizaje de la maduración de la piel del bebé no se utilizó ningún producto. Debido a que todos los sujetos eran ''saludables” en estos estudios, no se realizó aleatorización.

Las listas de referencias de todos los artículos fueron, además, analizadas para identificar los artículos relevantes que se perdieron a través de la búsqueda en la base. Se realizó una búsqueda electrónica utilizando Google y Google Scholar como motores de búsqueda para recuperar cualquier otra información pertinente.

Resultados y evaluación crítica de la evidencia clínica
Los estudios clínicos publicados entre 1970 y 2010 fueron evaluados en función de su NdE. Muchos de los estudios fueron de naturaleza observacional, sin estandarización y sin hipótesis específicas. En las siguientes secciones se presentan conclusiones importantes a las preguntas con respecto a las mejores prácticas de limpieza y una discusión crítica:
 1. Características de la maduración de la piel neonatal y adaptación
 2. Efectos de los procedimientos de lavado y baño
 3. Efectos de los agentes de limpieza y lavado
 4. Efectos del lavado y baño en la colonización bacteriana

Características de la maduración de la piel neonatal e infantil y adaptación
Se identificaron ocho publicaciones que investigaron las propiedades fisicoquímicas de la piel neonatal y sus procesos de maduración y adaptación. El NdE de estos estudios (III) no refleja su calidad; el alto número de sujetos representa adecuadamente a la población infantil.

Aunque los primeros estudios sugirieron similitudes en la permeabilidad de la barrera de la piel de los bebés a término y los adultos, las publicaciones más recientes demuestran con precisión que este no es el caso. Como parte de la adaptación al medio ambiente extrauterino, la piel del bebé sufre cambios en el estrato córneo de hidratación (ECH), el pH de la superficie, y la permeabilidad al agua, medida como pérdida de agua transepidérmica (PATE), aunque el tiempo para alcanzar la madurez o los niveles de un adulto varía dependiendo de los parámetros funcionales de la piel y la región anatómica.

Estudios previos en neonatos han demostrado que el proceso de adaptación puede diferir en diferentes sitios del cuerpo. Visscher y colaboradores demostraron que las regiones de la piel con pañales y sin pañales no se pueden distinguir al nacer, pero se desarrollan en forma  diferente durante los primeros 14 días. García Bartels y colaboradores mostraron que el ECH y el pH superficial de la piel cambian continuamente entre el nacimiento y al menos la 4° semana de vida y que la tasa de cambio depende del sitio del cuerpo. En algunas regiones del cuerpo, la PATE ya era comparable a la de los adultos al 2° día.

Nikolovski y colaboradores supervisaron las propiedades del manejo hídrico de la piel del bebé durante los primeros 12 meses de vida. Dependiendo de la región del cuerpo, la piel del bebé tiene mayores valores de ECH que la piel del adulto, mayores valores de PATE, mayor permeabilidad al agua expresada como tasa de absorción y desorción de agua, y menos factor de hidratación natural (FHN). En un estudio de seguimiento, Stamatas y colaboradores demostraron que, a nivel microscópico, la piel infantil difiere estructuralmente de la piel del adulto. Estas diferencias estructurales (por ejemplo, células más pequeñas, capas más delgadas) pueden ser responsables de la función de barrera de agua más débil observada.

En resumen, la evidencia clínica disponible ha descrito consistentemente los siguientes hallazgos:
 La piel neonatal e infantil se diferencia de la piel del adulto en:

Estructura: capas más delgadas, células más pequeñas

Función:
1. PATE normal, menor o mayor dependiendo de la región del cuerpo: la PATE disminuye o se mantiene estable en palmas, plantas, antebrazo; en el antebrazo, la PATE no alcanza los niveles de los adultos hasta después de 1 año. Otras regiones del cuerpo (frente, muslos, abdomen) muestran los valores de PATE de los adultos en los días 2 y 7 de vida.

2. Ìndices más altos de absorción y desorción,

3. pH más alto en la superficie de la piel de los neonatos; el pH disminuye a los niveles de  adultos dentro de los 28 días después del nacimiento.

4. Menor ECH en neonatos; al nacer, el ECH es menor que en los adultos; se incrementa entre las 8 y las 12 semanas; el ECH parece ser mayor que en los adultos en al 3° mes, seguido por una disminución constante a niveles adultos durante el primer año de vida.

5. Los niveles de sebo aumentan a los niveles de adultos hasta el día 7 después del nacimiento y luego se reducen a niveles muy bajos a los 6 meses aproximadamente.

Composición: concentración de agua del estrato córneo (EC) más alta, menor FHN, menos sebo.

Todas estas observaciones indican que la piel del bebé y el niño sigue experimentando un proceso de maduración, y que este proceso difiere dependiendo de la región del cuerpo. Cuando se consideran las rutinas de cuidado de la piel, la piel del bebé por lo tanto, no debe ser tratada con los mismos supuestos que la piel del adulto.

Efectos de los procedimientos de lavado y baño
Seis estudios con muestras de gran tamaño y de alto NdE llegaron a la conclusión de forma inequívoca de que una rutina de baño no supone ningún riesgo a los recién nacidos y es superior al lavado o al tradicional baño de esponja (sin inmersión) en recién nacidos a término sanos. En cuatro de estos estudios, el primer baño se llevó a cabo antes de la caída del cordón. Todos los estudios excepto uno, se refieren exclusivamente a recién nacidos.

En un estudio, se observó una mejor función de barrera de la piel después de bañar al niño con agua sola que después del lavado con agua sola. Específicamente, se reportó una PATE inferior en las nalgas y un mayor nivel de ECH en la frente y el abdomen.

Visscher y colaboradores determinaron en su estudio que el eritema adquirido particularmente por la oclusión durante la noche puede ser reducido por el baño con agua fresca. Sugirieron que el baño con agua fresca elimina los aminoácidos solubles en agua, (por ejemplo, el FHN higroscópico), reduciendo la cantidad de agua secundaria ligada a la piel.

Basado en la literatura actual disponible, se puede concluir que:
• El baño a temperatura apropiada resulta en menor pérdida de calor y hace que los bebés estén más cómodos que con el lavado,

 • No hay diferencias en cuanto a los signos vitales y morbilidad neonatal en los bebés que fueron bañados o fueron secados inmediatamente después del nacimiento,

 • El baño con bañera es superior o al menos igual al baño con esponja (menor pérdida de calor, no hay diferencia en la cicatrización del cordón, más cómodo para los bebés),

 • Una rutina de baño, a partir del día 7 después del nacimiento, no afecta negativamente la barrera de la piel y su adaptación a la vida extrauterina.

Efectos de los agentes de limpieza y lavado
Se identificaron seis publicaciones que presentan los efectos de los agentes de limpieza y lavado en la función biofísica de la piel neonatal.

En la década de 1980, Braun y colaboradores compararon el efecto de lavar a los recién nacidos con detergente sintético (pH 5,5) o jabón (pH 9,5). Encontraron que en los lactantes más pequeños (0-4 semanas de edad) el detergente sintético desplaza el pH de la superficie de la piel hacia valores ácidos (efecto a corto plazo). No se exploró si llegar a un menor pH de la superficie de la piel en un período más corto después del nacimiento es una ventaja fisiológica. Sin embargo, a una temperatura apropiada, el efecto de disminuir el pH de los detergentes sintéticos persiste (efecto a largo plazo). Esto condujo a la conclusión de que la piel infantil necesita un tiempo más largo para restaurar el manto ácido que la piel de un adulto. En una publicación posterior, Braun y colaboradores mostraron que el jabón alcalino, pero no los detergentes sintéticos, perturbaba el manto ácido, lo que tardaba aproximadamente 30 minutos para recuperarse. Cuando García Bartels y colaboradores compararon los efectos de un lavado de rutina con agua sola con los efectos del uso de un gel de lavado de rutina, encontraron un menor pH de la superficie de la piel en el grupo de neonatos que se lavó con un gel de lavado. El efecto se mantuvo hasta la 8°semana de vida. Galzote y colegas informaron que el lavado de rutina con agua sola o usando un gel de lavado suave para bebés es clínicamente equivalente con respecto a los cambios en la hidratación de  la piel, el pH de la superficie de la piel, y la PATE.

Otro efecto conocido de todos los procedimientos de lavado es la eliminación de los lípidos de las capas exteriores de la piel. La reducción en el contenido de lípidos por el lavado con detergentes sintéticos fue comparable a la del uso de agua sola (37%; 52%), mientras que la pérdida de lípidos fue del 93% después del lavado con jabón. Se observó una recuperación del contenido de lípidos con el tiempo, pero ésta no fue completa 120 minutos después del lavado. Gfatter y colaboradores confirmaron la disolución de los lípidos de la superficie de la piel con cada agente de limpieza. Este efecto fue más pronunciado con el jabón alcalino que con los detergentes. Los cambios en la composición lipídica del EC podría reducir la función de barrera de la piel.

Novillo y colaboradores examinaron el uso diario de productos de baño. Los pediatras evaluaron las alteraciones de la piel y los efectos adversos al inicio y después de 8 semanas. No se observaron efectos secundarios sobre la piel después del uso diario de los productos de baño examinados.

La evidencia clínica disponible sugiere que:
 • El uso regular de detergentes sintéticos durante las primeras semanas de vida resulta en una disminución más rápida del pH de la superficie cutánea,

 • El lavado con jabón alcalino, pero no con productos de limpieza suaves, aumenta el pH de la superficie, por lo tanto los productos de limpieza suaves no comprometen la función del manto ácido,

 • La limpieza con agua parece comparable a la limpieza con detergentes sintéticos o con limpiador líquido suave para bebés en términos de mantenimiento del manto ácido y la reducción del contenido de grasa

• El baño diario con detergentes sintéticos no tiene efectos negativos sobre la piel normal o la piel con eritema, induraciones o sequedad.

Sin embargo, estas conclusiones deben considerarse con precaución, porque la mayoría de los estudios no tienen diseños estandarizados y analizaron sólo un pequeño número de niños de una amplia gama de edad.

Efectos del lavado y el baño en la colonización bacteriana
Cinco estudios proporcionaron información sobre los efectos del lavado y el baño en la colonización bacteriana y, como una posible consecuencia, en la incidencia de infecciones clínicas. Todos estos estudios se realizaron en recién nacidos.

En 1981, se demostró que los signos clínicos de infección y las tasas de colonización bacteriana no eran mayores después del baño que luego del lavado directamente luego del nacimiento. Un estudio de Hylen y colaboradores encontró que los signos clínicos de infección u otras complicaciones clínicas después de la rutina del baño eran comparables con los observados después del lavado, confirmando estos hallazgos. Esto también se aplica a la infección del cordón umbilical.

Cowan y colaboradores examinaron la influencia del baño con jabón convencional o detergentes en el desarrollo de la flora de la piel en el período neonatal. Descartaron que los aditivos para baño a base de detergentes facilitaran la colonización con microorganismos indeseables. Los resultados fueron confirmados y ampliados para el lavado con agua sola. Sus hallazgos no apoyan la eficacia de bañarse con agua y jabón para reducir la colonización de la piel con patógenos bacterianos. La flora microbiana no difirió entre los grupos en cuanto a tipo y cantidad de organismos que se podrían encontrar antes y después de 1 hora del primer baño, así como después de 24 horas después del nacimiento. La incidencia de patógenos potenciales que colonizan la piel durante el primer día de vida es baja y no sería un riesgo para los recién nacidos sanos.

La discusión sobre el baño después del nacimiento está todavía en curso. En muchas instituciones, los recién nacidos son rutinariamente bañados un par de horas después del nacimiento para eliminar secreciones, sangre y otros fluidos relacionados con el parto. Esto es porque los padres a menudo quieren limpiarlos con fines culturales o razones estéticas. Recientemente, García Bartels y colaboradores demostraron que la colonización microbiológica es estable y no se ve influida ni por el régimen estándar de cuidado de la piel como el lavado o el baño con agua limpia, ni por la adición del gel de lavado o crema.

En base a los estudios clínicos analizados en esta revisión, se encontró que:

• La colonización bacteriana está presente en casi todos los bebés en los primeros 2 a 3 días después del nacimiento,

• El tipo y la cantidad de flora microbiana son comparables después del lavado y el baño desde el día 1 hasta el día 28 después del nacimiento y no dependen del uso de jabón convencional, detergente de baño, o agua pura. La colonización microbiológica (bacterias, cándida) no estuvo influenciada por los regímenes de cuidado de la piel, tales como lavarse o bañarse con agua limpia, o la adición de gel de lavado y crema dos veces por semana incluso después de las 4 semanas

Según estos estudios, parece poco probable la relación entre la colonización y la infección clínica u otras complicaciones dependiendo de los regímenes de baño y lavado. Bañar a un recién nacido de término inicialmente después del nacimiento parece no hacer daño a los recién nacidos de piel sana en lo concerniente a la colonización de la piel del bebé. Además, el baño inmediatamente después del nacimiento parece no afectar a la caída del cordón, porque los signos clínicos de infección o colonización bacteriana del ombligo fueron comparables en dos estudios que compararon el lavado con el baño de inmersión. Por lo tanto, el agua y un jabón suave pueden ser utilizados en recién nacidos. Desde el 7° día en adelante, pueden llevarse a cabo los regímenes estándar de cuidado de la piel, tales como lavarse o bañarse con agua o con un limpiador líquido de bebé. Sólo un estudio analizó el efecto del baño diario comenzando el día del nacimiento.

Resumen y perspectivas

De acuerdo con los intentos previos para reunir pruebas sobre los cuidados de la piel del bebé, no hay investigaciones formales reportadas en la literatura, y la mayoría de los artículos relevantes reflejan opinión en lugar de investigación. Para las conclusiones, los autores sólo  consideraron los estudios de alta calidad (NdE I-III). De este modo, se señalan a continuación nuevas áreas de investigación. Los resultados que son comúnmente reconocidos podrían desarrollarse y convertirse en recomendaciones formales.

Resumen de los estudios revisados

Los autores encontraron ocho estudios o grupos de estudios con NdE moderado a alto (II-III) sobre la adaptación de la piel y sus procesos de maduración, así como seis estudios o grupos de estudios con NdE moderado a alto (I-III) sobre la rutina de limpieza (baño y lavado) y su influencia en la colonización bacteriana (cinco estudios o grupos de estudios, NdE II-III). Los estudios sobre productos de limpieza tuvieron un NdE muy heterogéneo (seis estudios con NdE II-III), con métodos, productos utilizados, y mediciones de resultados muy diferentes.

En general, la heterogeneidad de los estudios es alta en términos de NdE y diseño del estudio (cohortes de estudio, grupos de edad, regímenes de cuidado de la piel probados). No todos los estudios utilizaron parámetros estandarizados de la función de la piel (PATE, ECH, pH de la superficie de la piel, sebo) y sistemas de puntuación.

Maduración de la piel
Los estudios revisados confirmaron que la piel del bebé difiere de la piel del adulto en la estructura, función y composición y que la piel del bebé continúa, incluso después del primer año de vida, un proceso de maduración. Como consecuencia, cuando se trata de las rutinas de cuidado de la piel, la piel del bebé debería no considerarse tan resistente como la piel del adulto. Sus propiedades únicas deben ser cuidadosamente tomadas en consideración para la formulación de productos adecuados de cuidado de la piel.

Procedimientos de limpieza: baño y lavado
La importancia de la limpieza del bebé para mantener una buena higiene y salud de la piel es bien reconocida, pero sigue habiendo incertidumbre acerca de los procedimientos adecuados y seguros de limpieza para el recién nacido.

El baño hace que el bebé esté más tranquilo y relajado que el lavado. De los estudios analizados, parece razonable concluir que el baño en vez del lavado con un paño no daña al recién nacido de término, sano. El baño regular, iniciado después de que el cordón umbilical se haya caído, no afectaría negativamente a la barrera de la piel y su adaptación a la vida extrauterina, medida de acuerdo con la PATE, el pH de la superficie de la piel, el ECH, y la producción de sebo. Existe alguna evidencia de que el baño en vez del lavado inmediatamente después del nacimiento puede realizarse de forma segura en bebés  saludables, a término, porque no se detectaron diferencias en los parámetros vitales, la colonización microbiológica, o en la caída del cordón. Un consenso de dermatólogos y pediatras europeos recomienda limpiar suavemente al bebé con agua inmediatamente después del parto o recibir su primer baño de acuerdo a la cultura local. No hay evidencia clara en cuanto a si el baño puede realizarse con seguridad en forma regular antes de la curación del muñón del cordón umbilical.

Productos de limpieza
Las opiniones varían ampliamente sobre que agentes de limpieza son apropiados para recién nacidos y lactantes. El Instituto Nacional Británico de Salud y Excelencia Clínica emitió lineamientos para la atención general después del parto de las mujeres y sus bebés; el cuidado de la piel rara vez se discute. En general no se recomienda el uso de productos para el cuidado de la piel, y si necesario, debería utilizarse un jabón suave no perfumado. Sin embargo, en el análisis de los autores de los estudios disponibles se encontró que la limpieza con detergentes sintéticos o productos líquidos de limpieza suaves para bebés es por lo menos comparable con el uso de agua con respecto al mantenimiento del manto ácido y la reducción del contenido de grasa. El uso regular de un gel de lavado dos veces por semana durante las primeras 8 semanas de vida, incluso llevó a lograr un pH de la piel más bajo en todos los sitios del cuerpo. Todos los demás parámetros funcionales de la piel no mostraron diferencias con el uso de un gel de lavado o agua sola. Al nacimiento, el pH de la piel es casi neutro (pH 6,2 a 7,5), llegando a los niveles de los adultos (pH 5,4 a 5,9), después de un par de semanas. El alto pH de la superficie de la piel también se relacionó con tasas más altas de proliferación bacteriana y una mayor actividad de las enzimas proteolíticas que son perjudiciales para la función de barrera de la piel. Se encontró también un mayor pH de la superficie de la piel en niños con dermatitis atópica que en los controles. Además, el baño diario con detergentes sintéticos demostró que no tiene ningún efecto negativo sobre la piel normal o la piel con eritema, induración, o sequedad. Un estudio realizado por Dizon y colaboradores encontró que el uso de un limpiador suave puede ser preferible al uso de agua sola, porque puede reducir la irritación de la piel y mejorar la higiene, pero debido a que estos estudios son heterogéneos en términos de metodología y medidas de resultado, estas conclusiones deben considerarse con cuidado. Este tema necesita una mayor exploración en condiciones normalizadas en grupos más grandes y bebés mayores.

Efectos adversos de los productos de limpieza
La piel seca y escamosa es un signo clínico de daño de la función de barrera de la piel, lo que indica la necesidad de cuidado de la misma. La piel de los lactantes (hasta 1 año) se ha demostrado que tiene mayor PATE, mayores tasas de desorción de agua, y menos FHN en el EC que la piel del adulto. Por consiguiente, pueden ser más propensos a la alteración de la función de barrera de la piel (por ejemplo, en respuesta al estrés ambiental). En las zonas ocluidas, el exceso de humedad puede aumentar la absorción percutánea. Los productos de limpieza para bebés por lo tanto, deben ser adecuadamente formulados para ser suaves a la piel del lactante.

Por otra parte, la irritación de las vías urinarias en los niños se atribuyó al uso de baños de burbujas con tensioactivos ásperos. Además, está bien documentada la dermatitis irritativa de contacto por tensioactivos ásperos. La elección crítica de los ingredientes para una formulación de limpieza para lactantes debe extenderse más allá de tensioactivos suaves a otros componentes tales como conservantes apropiados o fragancias.

Puede ser que las reacciones adversas a productos tópicos en la población sana sean sobreestimadas. La Asociación Alemana de Cosméticos, Productos de Tocador, Perfumería y Detergentes informa un promedio de un efecto adverso reportado por millón de productos vendidos. El número de reacciones adversas de los productos para el baño informados a la Administración de Alimentos y Drogas ha sido bajo, van de 1 a 3 reacciones por millón de unidades vendidas.

Desarrollo de recomendaciones

El lavado y el tratamiento de la piel de los bebés tienen una larga tradición. En Alemania, se establecieron estándares tempranos a principios de la década de 1980. Se recomendaba el baño de bañera diario con agua y jabón, el tratamiento con aceite de bebé, y el espolvoreado para evitar la fricción de la ropa. Hace veinte años, los jabones y champús se consideraban tolerables a pesar de su posible potencial irritante. En condiciones normales, no se observaban efectos adversos en la mayoría de los niños, si los tiempos de contacto eran cortos. No se observaron objeciones en el uso de detergentes aniónicos recientemente presentados en pediatría. Los datos sobre la tolerabilidad de estos detergentes en los recién nacidos no están siempre disponibles.

Desde entonces, se han hecho esfuerzos para definir las mejores prácticas de cuidado de la piel de los niños. Camm examinó los consejos que daban las parteras y que guías y recursos estaban disponibles. Señaló que la investigación sobre el efecto de los productos de baño y el diferente cuidado de la piel es limitada en el Reino Unido. Un consenso entre los profesionales de la salud es que no hay necesidad de bañar a los bebés más de dos veces por semana hasta que gatean. Parte de la rutina diaria de la madre debe ser mantener limpia la parte inferior del bebé y la cara. El Instituto Británico Nacional para la Salud y la Excelencia Clínica recomienda evitar los productos de cuidado de la piel, aunque esta recomendación no se basa en la evidencia clínica y puede ser calificada como una opinión únicamente. En los Estados Unidos, grupos de investigación han desarrollado, propagado, e implementado una guía de práctica clínica centrada exclusivamente en el cuidado de la piel neonatal. Se ha demostrado que hay un conocimiento cada vez mayor, una promoción basada en la evidencia de la práctica clínica, y por lo tanto mejores resultados clínicos del cuidado de la piel del recién nacido. Esta guía sobre todo cubre el cuidado de los recién nacidos prematuros y de otros recién nacidos con problemas de salud. Se observó entre los cambios positivos baños menos frecuentes. Se publicó una actualización en 2007, dando recomendaciones basadas en la evidencia y más detalladas del cuidado de la piel de los niños sanos. Dado que los bebés a término han alcanzado la estabilidad térmica y cardiorrespiratoria, el baño de inmersión puede ser considerado para los recién nacidos con la pinza de cordón umbilical en su lugar. El baño de rutina debería tener lugar no más de una vez cada dos días. Se puede utilizar para la limpieza el agua de la canilla caliente con un limpiador suave con pH neutro. Una discusión en una mesa redonda europea confirmó el posible beneficio de un limpiador líquido para bebés en 2009. Blume-Peytavi y colaboradores concluyeron que el baño es generalmente superior al lavado y que el baño con los correspondientes limpiadores líquidos suaves, ni altera el pH superficial de la piel normal, ni provoca irritación de la piel, y puede ser superior a bañarse con agua sola. Los limpiadores líquidos que contienen un emoliente podrían tener ventajas adicionales, sobre todo para los bebés y niños con alto riesgo de dermatitis atópica.

Conclusión

Los esfuerzos continuos para entender los efectos de los productos tienen un paralelo en la creciente disponibilidad en el mercado de productos para el cuidado del bebé en los últimos años, aumentando el conocimiento sobre mejores prácticas de cuidado de la piel neonatal. Se desarrollaron guías y recomendaciones basadas en pruebas clínicas en la medida de lo posible. Años después de los intentos de Walker y Steen para resumir los conocimientos actuales sobre el cuidado de la piel en los recién nacidos a término, el resultado de la investigación de la literatura de los autores es una compilación de estudios con diferentes niveles de evidencia. Estos estudios han investigado prácticas para bebés y agentes de limpieza, así como posibles mecanismos que podrían interferir con los procesos de adaptación de la piel sensible del recién nacido y el lactante al medio ambiente. Aunque la mayor parte de los estudios sobre el baño y procedimientos de lavado se realiza en los recién nacidos, los productos de limpieza se estudiaron en niños de hasta 1 año. Hasta ahora, los factores de riesgo de susceptibilidad a reacciones de hipersensibilidad no se han dilucidado. Se sugiere que puede depender de condiciones predisponentes y de ciertos aditivos tales como colorantes, conservantes, y fragancias que deben ser evitados.

Las pruebas disponibles, procedentes de los heterogéneos estudios revisados, se pueden resumir como sigue. El baño parece en general superior al lavado. Existe evidencia limitada de que el primer baño puede tener lugar dentro de algunas horas después del nacimiento, si se logró la estabilidad térmica y cardiorrespiratoria. La limpieza con detergentes sintéticos o productos de limpieza líquidos para bebés parece comparable con o incluso superior a la del agua sola. Estos resultados básicos concuerdan con las directrices publicadas recientemente. Se requieren ensayos clínicos aleatorios para, precisamente, definir las prácticas óptimas específicas por edad de la limpieza de la piel y los productos que se utilizarán para los bebés sanos.

Comentario: El presente artículo brinda información basada en la evidencia de diversas prácticas de higiene de la piel del recién nacido y el lactante que pueden ser recomendadas en la consulta pediátrica.  Cabe destacar que serán necesarios más estudios aleatorizados para confeccionar guías de práctica clínica generalizables sobre el cuidado de la piel y los productos de higiene para neonatos y lactantes.

♦ Resumen y comentario objetivo: Dra. Alejandra Coarasa