Introducción y objetivos
El desempeño de los pacientes esquizofrénicos o con trastorno esquizoafectivo se ve afectado gravemente. Tanto los antipsicóticos típicos como atípicos resultan efectivos para el tratamiento de los síntomas positivos que presentan dichos enfermos. En cambio, su efectividad para el tratamiento de los síntomas negativos y cognitivos es insuficiente. De acuerdo con la información disponible, los antipsicóticos difieren en mayor medida en términos de tolerabilidad que en términos de eficacia.
La asenapina es un antipsicótico atípico disponible en formulación sublingual aprobado para el tratamiento de los pacientes esquizofrénicos y bipolares. Su mecanismo de acción involucra la unión a receptores dopaminérgicos, serotoninérgicos, alfa adrenérgicos e histaminérgicos. Los resultados de estudios anteriores permitieron indicar que la asenapina es eficaz para el tratamiento de los pacientes esquizofrénicos que cursan episodios agudos de la enfermedad. La droga resultó significativamente superior en comparación con el placebo de acuerdo con el puntaje en la Positive and Negative Syndrome Scale (PANSS). Además, fue bien tolerada y se asoció con una incidencia baja de aumento ponderal, hiperprolactinemia y síntomas extrapiramidales.
El presente estudio se llevó a cabo con el objetivo de evaluar la seguridad y la eficacia a largo plazo del tratamiento con dosis flexibles de asenapina en pacientes con esquizofrenia o trastorno esquizoafectivo. En segundo lugar se comparó la seguridad y la eficacia de la asenapina frente a la olanzapina.
Pacientes y métodos
El estudio fue aleatorizado y a doble ciego y tuvo una duración de 52 semanas. Participaron pacientes adultos con esquizofrenia o trastorno esquizoafectivo moderado a grave. Se llevó a cabo una distribución aleatoria de los participantes para administrar 5 mg de asenapina en dos tomas diarias por vía sublingual o 10 mg de olanzapina en una toma diaria por vía oral. Luego de 7 días se permitió la administración de 5 o 10 mg de asenapina y de 10 o 20 mg de olanzapina. Los pacientes podían recibir tratamiento concomitante con hipnóticos, ansiolíticos, anticolinérgicos y antidepresivos, con excepción de los agentes tricíclicos y los inhibidores de la monoamino oxidasa.
La seguridad y la tolerabilidad del tratamiento se evaluaron desde el inicio del estudio en forma periódica mediante un examen físico, electrocardiográfico y de laboratorio. Asimismo, se evaluó la aparición de eventos adversos y de síntomas extrapiramidales. Este último aspecto fue valorado mediante la aplicación de la Barnes Akathisia Rating Scale, de la Simpson Angus Scale y de la Abnormal Involuntary Movement Scale.
La eficacia del tratamiento se evaluó mediante las escalas PANSS, Clinical Global Impression – Severity of Illness (CGI-S) y Clinical Global Impression – Improvement (CGI-I). Además, se aplicó la escala Subjective Well-being under Neuroleptic Treatment (SWN) y el Medical Outcomes Study 12-item Short Form (SF-12).
Resultados
En total, 1 219 pacientes recibieron al menos una dosis de medicación. No se hallaron diferencias significativas entre los grupos en términos clínicos y demográficos. La mayoría de los pacientes presentaban una recurrencia de esquizofrenia paranoide, no tenían antecedentes de intentos de suicidio, eran de sexo masculino, caucásicos, solteros y vivían con sus familiares. El estudio fue completado por el 38% y 57% de los pacientes tratados con asenapina y olanzapina, respectivamente. La mayoría de las interrupciones se debieron a la falta de consentimiento para continuar el estudio y a la falta de respuesta al tratamiento. La dosis media diaria de asenapina y olanzapina fue 13.5 ± 5.1 mg y 13.6 ± 4.5 mg, respectivamente. Las drogas más empleadas en forma concomitante al tratamiento fueron el lorazepam, el paracetamol, el clonazepam y el zolpidem, entre otras. El tratamiento con hipnóticos, ansiolíticos o anticolinérgicos fue más frecuente en el grupo tratado con asenapina que en el grupo que recibió olanzapina. En cambio, los grupos no difirieron en cuanto al uso de antidepresivos.
Ambos grupos presentaron una incidencia de eventos adversos del 82%. Según los profesionales, la incidencia de eventos adversos relacionados con el tratamiento fue 60% ante la administración de asenapina y 61% ante la administración de olanzapina. En general, los eventos adversos fueron leves a moderados. Los cuadros graves tuvieron una incidencia del 19% y 12% ante la administración de asenapina y olanzapina, respectivamente. Los análisis de laboratorio no indicaron cambios metabólicos graves, discrasias sanguíneas o anormalidades renales, hepáticas o endocrinas persistentes. No obstante, se observaron alteraciones transitorias en los resultados del hepatograma, en mayor medida ante el tratamiento con olanzapina. En ambos grupos se observó una disminución del nivel inicialmente elevado de la prolactinemia. No se observaron modificaciones significativas del perfil lipídico y glucídico con excepción del nivel de triglicéridos, que aumentó ante la administración de olanzapina y disminuyó ante la administración de asenapina.
La olanzapina generó un incremento del peso corporal en comparación con la asenapina. De hecho, ambos grupos difirieron significativamente desde la semana 1 en términos de peso corporal, con resultados favorables para la asenapina, en comparación con la olanzapina. El 14% y 31% de los pacientes tratados con asenapina y olanzapina, respectivamente, refirieron el aumento ponderal como evento adverso. El índice de aumento ponderal significativo fue mayor para la olanzapina, sin importar el índice de masa corporal inicial.
El 18% y el 8% de los sujetos tratados con asenapina y olanzapina presentaron síntomas extrapiramidales como evento adverso, respectivamente. La acatisia fue el evento más frecuente de este tipo y generó la interrupción del tratamiento en el 1% de los pacientes tratados con asenapina y olanzapina. Ambos grupos presentaron una disminución del puntaje en las escalas empleadas para la evaluación de los síntomas extrapiramidales. El 2% de los pacientes que recibieron tratamiento con olanzapina y el 6% de los que recibieron asenapina requirieron drogas anticolinérgicas. No se hallaron diferencias significativas entre ambos grupos en términos de alteraciones de los signos vitales, cuya incidencia fue baja. Los trastornos electrocardiográficos tuvieron lugar en el 2.4% y 1.3% de los pacientes tratados con asenapina y olanzapina, respectivamente, y consistieron en su mayoría en la modificación del intervalo QT corregido.
Ambos grupos presentaron una mejoría clínica durante el curso del estudio. De acuerdo con el análisis de la última observación llevada a cabo, en la semana 6 ambos grupos presentaron una modificación similar en el puntaje total de la PANSS. En cambio, al final del estudio, dicho puntaje indicó la superioridad significativa del tratamiento con olanzapina. No obstante, el análisis de los casos observados indicó la similitud de ambos grupos tanto en la semana 6 como en la semana 52 de estudio. No se hallaron diferencias significativas entre los grupos en cuanto a la modificación en el puntaje de la escala CGI-S. En cuanto a la escala CGI-I, el 52% de los pacientes tratados con asenapina y el 66% de los que recibieron olanzapina presentaron una mejoría notoria. La mejoría clínica se asoció con un aumento del puntaje de la escala SWN. En cambio, el resultado del SF-12 no se modificó significativamente en ninguno de los grupos. Tampoco se observaron cambios significativos del nivel de desempeño y de la situación laboral y de vida de los pacientes. Según lo informado por el 34% de los pacientes y el 37% de los investigadores, la administración de asenapina resultó muy superior en comparación con el tratamiento antipsicótico previo. En cuanto a la olanzapina, dichos porcentajes fueron 40% y 48%, respectivamente.
Discusión
Los resultados obtenidos indican que la asenapina fue bien tolerada. Si bien su administración se asoció con índices de abandono superiores en comparación con la olanzapina, dichas interrupciones no se vincularon con cuestiones de seguridad y tolerabilidad. Los resultados obtenidos coinciden con lo hallado en el estudio Clinical Antipsychotic Trials of Intervention Effectiveness (CATIE). El 41% de los pacientes tratados con asenapina y el 34% de los pacientes tratados con olanzapina abandonaron el estudio debido a cuestiones de eficacia. No obstante, ambos fármacos generaron una mejoría clínica notoria. Un hallazgo destacable es la apreciación favorable de los pacientes respecto de su bienestar. Esto se asocia con un aumento de la probabilidad de remisión y de cumplimiento terapéutico. El resultado en el SF-12 no coincidió con lo hallado al aplicar la escala SWN. No obstante, esta última es una herramienta más sensible para evaluar a los pacientes esquizofrénicos tratados con antipsicóticos.
La frecuencia superior de tratamiento concomitante con ansiolíticos o agentes hipnóticos/sedativos entre los pacientes tratados con asenapina podría deberse a la sedación provocada por la olanzapina y al empeoramiento sintomático referido como efecto adverso de la asenapina. El aumento ponderal fue mayor ante la administración de olanzapina. Dicho incremento se mantuvo hasta el final del tratamiento, en tanto que la administración de asenapina generó un aumento inicial del peso corporal, el cual se estabilizó con posterioridad. Puede sugerirse entonces que la asenapina tiene un perfil más favorable de efectos sobre el peso corporal a largo plazo en comparación con la olanzapina. Los efectos metabólicos desfavorables de la olanzapina también se apreciaron al analizar los resultados de laboratorio, lo cual coincide con lo informado en estudios anteriores. Según la información disponible, existe una relación entre la dosis de olanzapina y sus efectos adversos metabólicos.
La información obtenida sobre la asenapina no difirió frente a la información disponible correspondiente a otros antipsicóticos atípicos en cuanto al riesgo de síntomas extrapiramidales. La incidencia de acatisia ante la administración de asenapina fue mayor en comparación con lo observado en el grupo tratado con olanzapina. Dicho hallazgo coincidió con el empleo más frecuente de anticolinérgicos en el primer grupo. No obstante, la administración de asenapina no aumentó el riesgo de discinesias tardías. Entre las limitaciones del presente estudio se menciona la aplicación de criterios de exclusión, lo cual afectaría la generalización de los resultados.
Conclusión
La administración de asenapina se asoció con una frecuencia superior de síntomas extrapiramidales en comparación con la administración de olanzapina. En cambio, la olanzapina tuvo un perfil metabólico desfavorable en comparación con la asenapina. De acuerdo con los resultados del análisis de la última observación llevada a cabo, la mejoría en el puntaje total de la PANSS fue mayor entre los pacientes tratados con olanzapina, en tanto que el análisis de los casos observados no indicó diferencias significativas entre ambos grupos al respecto. No se observaron diferencias significativas entre los tratamientos al analizar la opinión de los pacientes respecto de su bienestar y desempeño.
♦ Artículo redactado por SIIC –Sociedad Iberoamericana de Información Científica