La aspirina es uno de los medicamentos más utilizados en todo el mundo, se consumen 100.000 millones de tabletas por año. Ya se han estudiado y establecido las ventajas para prevenir enfermedades cardiovasculares como infarto e accidente cerebro vascular. Últimamente, también se han encontrado pruebas de que la aspirina podría reducir la incidencia de cáncer y la mortalidad asociada a dicha patología.
La degeneración macular asociada con la edad (DMAE) es una de las principales causas de ceguera en personas mayores. Hasta hace poco tiempo, la pérdida de visión por DMAE era irreversible. A pesar de la cantidad de estudios importantes sobre DMAE, el cigarrillo es el único factor de riesgo que ha sido confirmado y puede prevenirse.
Recientemente, un estudio en el que participaron 4691 pacientes mayores, encontró que el consumo regular de aspirina estaba asociado con DMAE, especialmente en su forma más devastadora, DMAE húmeda o neovascular. Esto generó bastante preocupación en la población. Pocos estudios han investigado si el consumo de aspirina está asociado con DMAE con un seguimiento de más de cinco años.
Pacientes y métodos:
Se realizó un análisis prospectivo de los datos de una cohorte de población australiana, con cuatro exámenes en un período de 15 años (1992-1994 a 2007-2009). Los participantes completaron un cuestionario para evaluar el consumo de aspirina, enfermedades cardiovasculares y factores de riesgo de DMAE. En cada uno de los controles se tomaron fotografías de retina para clasificar la DMAE, en cuanto a grado y tipo: neovascular (húmeda) o atrofia geográfica (seca).
Fotografía de retina ojo izquierdo de participante consumidor regular de aspirina, que desarrolló DMAE neovascular, con una cicatriz fibrosa retiniana considerable.
Según los datos del seguimiento de 2389 participantes, 257 (10,8%) eran consumidores regulares de aspirina, 63 de los cuales (24,5%) desarrollaron DMAE neovascular. Los consumidores regulares de aspirina presentaron más probabilidades de padecer DMAE neovascular; la incidencia acumulada en 15 años fue 9,3% en consumidores y 3,7% en no consumidores. Luego de ajustar por edad, sexo, cigarrillo, antecedentes de enfermedad cardiovascular, presión sanguínea e índice de masa corporal, las personas que utilizan aspirina regularmente tienen un mayor riesgo de desarrollar DMAE neovascular. El uso de aspirina no estuvo asociado con incidencia de atrofia geográfica.
Las encuestas establecen que las personas temen más a la ceguera por DMAE que al infarto de miocardio o accidente cerebrovascular. En el presente estudio observamos que el consumo regular de aspirina estuvo asociado al riesgo de DMAE neovascular en un período de seguimiento de 15 años, independientemente de los antecedentes de enfermedades cardiovasculares, tabaquismo y otros factores de riesgo de DMAE.
El presente estudio confirma los hallazgos del estudio europeo que informó de un aumento al doble de la prevalencia de DMAE neovascular entre consumidores regulares de aspirina. Otros estudios habían presentado resultados contradictorios y había pocos estudios controlados de casos.
Algunos de los resultados del presente estudio requieren continuar investigando el tema. El aumento del riesgo de DMAE neovascular se detecto solo después de 10 a 15 años, lo que indica que la acumulación de dosis es importante en la patogénesis. Este largo periodo de seguimiento muestra por qué estudios anteriores no pudieron encontrar una asociación. El polimorfismo CFH402H es un fuerte factor de riesgo para todas las formas de DMAE. Creemos que la aspirina, que sabemos aumenta la activación del complemento en vitro e in vivo, en parte mediante la inhibición de inactivador C1, podría estar asociada con la incidencia de DMAE. Otros mecanismos propuestos son la interrupción de la síntesis de prostaciclina y el aumento del metabolismo de lípidos.
Aunque la aspirina es uno de los tratamientos preventivos de enfermedades cardiovasculares más eficaces, se han advertido los efectos adversos como aumento de hemorragias gastrointestinales y cerebrales. El presente estudio agrega ahora la posibilidad de riesgo de DMAE neovascular. El riesgo potencial pareciera mínimo (3,7% luego de 15 años) al compararse con la morbidad y mortalidad de las enfermedades cardiovasculares tratadas deficientemente. Toda decisión sobre la interrupción de tratamiento con aspirina es, por lo tanto, compleja y debe ser individual. En la actualidad, existen pocas pruebas para recomendar cambiar una práctica clínica, salvo, tal vez, en pacientes con fuertes factores de riesgo de DMAE neovascular.
Conclusiones:
Informamos que según el análisis prospectivo de los datos de esta cohorte el uso de aspirina está asociado con un incremento al doble del riesgo de DMAE neovascular durante un período de seguimiento de 15 años. Estos resultados serían independientes de otros factores de riesgo como enfermedades cardiovasculares, tabaquismo, etc.
♦ Síntesis y traducción: Dr. Martín Mocorrea, editor responsable de Intramed en la especialidad de oftalmología.
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