La cirugía ha sido siempre el tratamiento normal para la vitreorretinopatía proliferativa. Se han realizado importantísimos avances en las técnicas quirúrgicas y en la tecnología en el campo de la oftalmología, incluyendo el tratamiento de dicha patología. Sin embargo, es común que el desprendimiento sea recurrente. El objetivo de la cirugía es aliviar la tracción y cerrar el desgarro, recuperando la anatomía normal y la función del cuerpo ciliar dentro de lo posible. Los casos leves a moderados se tratan con cirugía convencional, pero los más avanzados requieren técnicas quirúrgicas mucho más complejas. Entre 60 y 80% de las cirugías son exitosas desde el punto de vista anatómico. Debido a la complejidad de la VRP, la incertidumbre sobre la mejoría visual y la falta de comprensión total sobre la patología, se están estudiando diversos agentes farmacológicos que apuntan a distintas fases del proceso.
Se están investigando sistemas de liberación sostenida con agentes antiinflamatorios, antiproliferativos, anti-neoplásicos, anti-factor de crecimiento y antioxidantes. El uso de corticosteroides fue uno de los primeros en ser investigados. Estudios en animales mostraron los beneficios de la administración intravítreo de triamcinolona. Sin embargo, los estudios en humanos fracasaron. En general los estudios fueron de grupos reducidos y seguimientos cortos.
Luego del colapso de la barrera hemato-retiniana y la inflamación sigue la fase proliferativa, por lo que se están investigando intensamente agentes antineoplásicos/antiproliferativos que inhiban el ciclo celular y la proliferación celular, además se ha tratado de determinar el nivel de toxicidad intraocular. Estos agentes son por ejemplo fluororacil 5 (FU-5), daunorubicina, taxil, colchicina, acido retinoico, ribozomas, vincristina, cisplatino, adriamicina, mitomicina y otros.
Uno de los compuestos más estudiados para el tratamiento de VRP es el FU-5, sobre todo porque se utiliza con frecuencia para reducir la cicatrización excesiva en la cirugía filtrante de glaucoma. En un estudio de 174 pacientes sometidos a vitrectomía por desprendimiento recurrente de retina, estos recibieron 200 µg/mL de 5 FU y 5 IU/L de heparina de bajo peso molecular o placebo en la solución de infusión. Se observó una significativa reducción en la incidencia de VRP postoperatorio y en el porcentaje de nuevas cirugías en el grupo de tratamiento. Otro estudio más numeroso (641 pacientes), no obtuvo mejores resultados anatómicos ni visuales en seis meses de seguimiento, utilizando tratamiento adyuvante con FU-5 y heparina de bajo peso molecular. La diferencia puede radicar en que en el primer estudio solo se incluyeron pacientes de alto riesgo y en el otro todo tipo de pacientes.
Asimismo se realizó un estudio multicéntrico, prospectivo, aleatorizado y controlado para evaluar la eficacia y seguridad de la daunorubicina durante la vitrectomía en ojos con VRP. Intervinieron 286 pacientes en etapa C2 o más avanzados de VRP, sometidos a cirugía con aceite de silicona o cirugía con 10 minutos de perfusión de daunorubicina. Los resultados anatómicos fueron similares, pero no hubo diferencias en la agudeza visual.
La formación de membranas y tracción es lo que causa el desprendimiento, por lo tanto agentes como taxol y colchicina podrían inhibir la migración de células del epitelio pigmentario retiniano y fibroblastos, y la proliferación. La inyección intravítreo de taxol en modelo animal redujo la incidencia y magnitud de VRP. Otro grupo descubrió que cuanto antes se administra taxol la incidencia del desprendimiento es menor y la gravedad de la VRP también se reduce. Por el contrario un estudio que aplicó colchicina no obtuvo resultados significativos.
El ácido retinoico es otro agente interesante por sus propiedades para evitar el crecimiento de las células del epitelio pigmentario retiniano. Sus beneficios han sido observados en unos pocos estudios.
También pudo observarse que el tratamiento con glucosamina en casos de VRP, evita en forma efectiva la proliferación de células del epitelio pigmentario retiniano in vitro.
El antígeno nuclear de células en proliferación (PCNA) ha sido eficaz en el tratamiento /prevención de VRP en conejos. Pero en humanos, el ribosoma VIT 100 estudiado en una investigación multicéntrica, doble ciego, controlada con placebo de 154 pacientes, no fue efectiva en prevenir la recurrencia de VRP.
Asimismo, se han investigado cada vez más los agentes anti-factor de crecimiento para detener la progresión de la VRP. La inyección intravítreo de hipericina en conejos con VRP mejoró los resultados con la aplicación de una sola inyección. Otro estudio utilizó esta droga en un modelo de trauma ocular VRP también obtuvo una menor progresión de la VRP.
Los ensayos con tranlisat, inhibidor de TGF-β, utilizado como antialérgico, mostraron resultados prometedores al reducir la gravedad de la VRP después de inyección intravítreo en conejos, sin toxicidad aparente.
También ha crecido el interés por la investigación de n-acetilcisteina, antioxidante que se está utilizando para distintas patologías. La inyección de este antioxidante en conejos logró protegerlos de la VRP, evitando el desarrollo de desprendimiento de retina, aunque no previene la formación de membranas epirretinianas.
Conclusiones:
Hay un nuevo panorama complejo que está surgiendo y gira entorno a episodios bioquímicos y moleculares que intervienen en la patogénesis de la vitreorretinopatía proliferativa. Cada vez está más claro que existe una interacción entre diversas citoquinas/factores de crecimiento, proteínas de matriz y distinto tipo de células que conducen a la formación indeseable de membranas perirretinianas. Este concepto fundamental sumado al poco éxito que tiene el tratamiento quirúrgico está contribuyendo a identificar distintos agentes que pueden bloquear la reacción celular que se produce en la VRP. Sobre la base de la complejidad de la patología, pareciera que existe una cascada de episodios involucrados que podría requerir de un tratamiento combinado que apunto a distintos factores simultáneamente. Algunos de los métodos empleados han mostrado ser eficaces en modelos animales y ensayos humanos limitados, sin embargo ninguno ha sido totalmente satisfactorio y hace falta seguir investigando para lograr un mejor resultado visual con tratamientos profilácticos y terapéuticos contra la vitreorretinopatía proliferativa.
♦ Síntesis y traducción: Dr. Martín Mocorrea, editor responsable de Intramed en la especialidad de oftalmología.