La hipercolesterolemia (colesterol total ≥200 mg/dl) es un factor de riesgo significativo de isquemia cardíaca, cerebrovascular y patología vascular periférica. El oftalmólogo puede ser el primer especialista en detectar manifestaciones de arterosclerosis, tales como amaurosis fugaz, trombosis retinianas, neuropatía óptica isquémica o déficit del campo visual cortical debido a infarto cerebral previo. Asimismo, el arcus corneal, un depósito de lípidos irreversible en el limbus corneal, ha sido asociado con niveles elevados de colesterol total y triglicéridos, en personas de más de 49 años.
La disfunción de las glándulas de Meibomio, una de las principales formas de blefaritis, es una patología crónica del párpado posterior, muy común, aunque a veces no es tenida en cuenta. Las pruebas señalan que la secreción de estas glándulas en pacientes con disfunción tiene un punto de fusión elevado y alterada la viscosidad. Se han encontrado diferencias significativas en los componentes de esta secreción en pacientes con disfunción, en especial colesterol. Además, un estudio reciente informó que los pacientes con disfunción de la glándula de Meibomio moderada a grave, tienen una mayor incidencia de colesterol total elevado con respecto a la población en general. El objetivo de la presente investigación fue estudiar una probable asociación entre disfunción de las glándulas de Meibomio e hipercolesterolemia, en pacientes jóvenes y de edad mediana (18 a 54 años).
Pacientes y métodos:
Participaron 60 pacientes con síntomas de disfunción de las glándulas de Meibomio, sin antecedentes de hipercolesterolemia y 63 controles sin dichas patologías. Se midió el índice de masa corporal, triglicéridos, colesterol total, lipoproteína de baja densidad, lipoproteína de alta densidad, glucosa y creatinina. Se estimaron estadísticamente las diferencias entre los grupos.
Esta comprobado que la hipercolesterolemia es un factor de riesgo significativo de ataque cardíaco, cerebrovascular y patología vascular periférica. En los Estados Unidos, el nivel de colesterol total debería ser < 200 mg/dl, valores entre 200 y 239 son considerados límite. De acuerdo con las pautas europeas, para los pacientes en general el nivel recomendado es <5.0 mmol/l (194 mg/dl) y para pacientes con algún problema cardiovascular el nivel recomendado es <4.5 mmol/l (174 mg/dl). Asimismo, niveles elevados de LDL o bajos de HDL, con o sin otros factores de riesgo, incrementan el riesgo de patología cardiovascular.
La disfunción de las glándulas de Meibomio es una causa común y crónica de irritación ocular, con índices de prevalencia de hasta 70%. A pesar de que la disfunción de dichas glándulas no afecte la visión, es un problema molesto. No se conoce con exactitud cuales son los mecanismos que provocan la disfunción, pero, generalmente ocurre cuando hay una alteración en la composición de las secreciones o una obstrucción del las glándulas de Meibomio, secundario a hiperqueratinización del ducto del epitelio y taponamiento con secreciones solidificadas. Estos cambios provocan alteraciones en la capa lípida de la película lacrimal, con mayor evaporación y osmolaridad lacrimal, lo que deriva en síntomas y signos de ojo seco. Las pruebas señalan que secreción de pacientes con disfunción de las glándulas de Meibomio tienen un punto de fusión elevado, viscosidad alterada y producción de componentes tóxicos y que desestabilizan la película lacrimal, como ácidos grasos. El tratamiento a largo plazo consiste en controlar los síntomas mediante higiene del párpado. En el corto plazo se utilizan antibióticos sistémicos y soluciones tópicas combinando antibiótico y esteroides, cuando hay inflamación significativa. Se ha descubierto que los suplementos con omega 3 y omega 6 son beneficiosos para el tratamiento de la disfunción de glándulas de Meibomio. El contenido de colesterol libre en las secreciones varía entre 1 y 2%. Los estudios han encontrado diferencias estadísticamente significativas entre los componentes de las secreciones de Meibomio de pacientes con disfunción de la glándula de Meibomio y controles. Una investigación anterior mostró que siempre hay ésteres de colesterol en pacientes con disfunción de las glándulas de Meibomio, mientras que los pacientes normales se dividen en dos grupos, uno con esteres de colesterol en las secreciones de Meibomio o otros sin colesterol alguno. Asimismo, otros estudios presentaron la hipótesis de que el incremento de colesterol en la secreción glandular podría tener un rol en la patogénesis de la disfunción de las glándulas de Meibomio. El punto de fusión de la secreción de Meibomio normal y del colesterol son 30ºC a 34ºC y 148ºC, respectivamente. Una mayor concentración de colesterol en la secreción aumentaría el punto de fusión de esta, aumentando su viscosidad y provocando el taponamiento de la glándula. Por todo esto, el colesterol elevado podría estar implicado en el desarrollo de la disfunción de la glándula de Meibomio. En virtud de esta teoría, comparamos pacientes con disfunción de las glándulas de Meibomio con controles, ambos grupos sin antecedentes de hipercolesterolemia, para encontrar una correlación entre la disfunción de las glándulas y la hipercolesterolemia. Se excluyeron pacientes mayores de 54 años y pacientes con arcus corneal que podrían tener colesterol elevado.
A pesar de que los pacientes con disfunción de la glándula de Meibomio presentaron valores medios de triglicéridos significativamente más altos, solo 5 pacientes tuvieron niveles anormales, además de un control. No se encontró una asociación entre triglicéridos y disfunción de las glándulas de Meibomio.
Un resultado interesante del presente estudio fue que se encontraron valores de colesterol total ≥180 mg/dl en 82% de los pacientes con disfunción de las glándulas de Meibomio, con una asociación significativa entre la disfunción e hipercolesterolemia. Estos resultados señalarían la posibilidad de que la disfunción de las glándulas de Meibomio podría ser considerada marcador potencial de hipercolesterolemia en pacientes jóvenes o de edad mediana.
Asimismo, se observó una asociación del incremento de los niveles tanto de LDL como HDL, lo que implica que ambos componentes contribuyen a la elevada concentración de colesterol total.
Conclusiones:
Los resultados del presente estudio indican que pacientes jóvenes o de mediana edad con disfunción de las glándulas de Meibomio sin antecedentes de hipercolesterolemia presentan niveles más elevados de colesterol en sangre que los controles de similar edad. De ser confirmados estos resultados por estudios con mayor cantidad de participantes, la disfunción de las glándulas de Meibomio podría servir como marcador de hipercolesterolemia y los oftalmólogos podrían ayudar a la detección de un importante factor de riesgo cardiovascular.
♦ Síntesis y traducción: Dr. Martín Mocorrea, editor responsable de Intramed en la especialidad de oftalmología.
Bibliografía:
1. Wilson PW, D’Agostino RB, Levy D, et al. Prediction of coronary heart disease using risk factor categories. Circulation 1998;97:1837–47.
2. Expert Panel on Detection, Evaluation, and Treatment of HighBlood Cholesterol in Adults. Executive summary of the third report of the National Cholesterol Education Program (NCEP) expert panel on detection, evaluation, and treatment of high blood cholesterol in adults (Adult Treatment Panel III). JAMA 2001;285:2486–97.
3. Chua BE, Mitchell P, Wang JJ, Rochtchina E. Corneal arcus and hyperlipidemia: findings from an older population. Am J Ophthalmol 2004;137:363–5.
4. Pinna A, Piccinini P, Carta F. Effect of oral linoleic and gamma-linolenic acid on meibomian gland dysfunction. Cornea 2007;26:260–4.
5. Shine WE, McCulley JP. Polar lipids in human meibomian gland secretions. Curr Eye Res 2003;26:89–94.
6. Shine WE, McCulley JP. The role of cholesterol in chronic blepharitis. Invest Ophthalmol Vis Sci 1991;32:2272–80.
Blefaritis
Disfunción glándulas de Meibomio e hipercolesterolemia
Investigación sobre la probable relación entre disfunción de glándulas de Meibomio e hipercolesterolemia en pacientes jóvenes y de mediana edad (18-54 años).
Autor/a: Dres. Antonio Pinna, MD, Francesco Blasetti, MD, Angelo Zinellu, PhD, Ciriaco Carru, PhD & Giuliana Solinas, PhD.
Fuente: Ophthalmology 2013;-:1e5