Introducción y objetivos
En la actualidad se cuenta con diferentes antipsicóticos para el tratamiento de los pacientes con esquizofrenia y otras entidades, cada uno de los cuales tiene un perfil particular de eficacia y tolerabilidad. La asenapina es un antipsicótico atípico relativamente nuevo, disponible en formulación sublingual y aprobado para el tratamiento de los pacientes con esquizofrenia o trastorno bipolar que cursan episodios maníacos o mixtos.
En el presente estudio de revisión se evaluó la eficacia clínica, la seguridad y la tolerabilidad del tratamiento con asenapina. Con dicho fin se llevó a cabo una búsqueda de información en la base de datos PubMed, entre otras fuentes. La información evaluada fue, en su mayoría, obtenida en estudios aleatorizados y controlados.
Eficacia de la asenapina en sujetos con esquizofrenia
Los resultados obtenidos en dos estudios de 6 semanas de duración indicaron los beneficios del tratamiento con asenapina en individuos que cursan episodios agudos de esquizofrenia. La droga disminuyó significativamente el puntaje total de la Positive and Negative Syndrome Scale (PANSS) en comparación con el placebo desde la segunda semana de tratamiento. Esto no tuvo lugar al administrar risperidona.
En otro estudio también se halló la superioridad significativa de la asenapina frente al placebo desde el día 21 en adelante. Dicho efecto fue comparable frente al del haloperidol y solo tuvo lugar al administrar 5 mg de asenapina en dos tomas diarias. En cambio, no se observaron beneficios significativos al emplear 10 mg de la droga. En un metanálisis se concluyó que la asenapina es superior en comparación con el placebo al evaluar el cambio del puntaje total de la PANSS. El fármaco se posicionó en cuarto lugar entre los diferentes antipsicóticos evaluados y resultó superior a la ziprasidona e inferior a la olanzapina.
La eficacia de la asenapina como terapia de mantenimiento fue evaluada en un estudio de prevención de recaídas realizado en individuos con esquizofrenia La administración de la droga se asoció con un período significativamente mayor hasta la aparición de recaídas, en comparación con la administración de placebo. La incidencia de recaídas ante la administración de asenapina y placebo fue 12% y 47%, respectivamente.
En un estudio aleatorizado y a doble ciego se comparó la administración de asenapina frente a la administración de olanzapina en sujetos con esquizofrenia o trastorno esquizoafectivo, evaluados durante un período de hasta 3 años de seguimiento. Los índices de interrupción del tratamiento vinculados con la ausencia de efectos terapéuticos fueron 25.1% y 14.5% ante la administración de asenapina y olanzapina, respectivamente. Ambas drogas generaron cambios similares del puntaje total de la PANSS luego de 6 semanas de tratamiento. No obstante, la olanzapina fue superior al final del estudio, aunque al considerar solo a los individuos que completaron el tratamiento no se observaron diferencias entre ambas sustancias luego de 52 semanas de seguimiento.
En dos estudios a doble ciego se comparó el tratamiento con asenapina frente a la administración de olanzapina a pacientes con esquizofrenia con síntomas negativos persistentes. La primera no fue superior en comparación con la segunda al evaluar el cambio del puntaje de la 16-item Negative Symptom Assessment Scale (NSA-16). Además, la olanzapina fue superior en términos de mejoría de los síntomas positivos. El cumplimiento del tratamiento y el número necesario para tratar también favorecieron el tratamiento con olanzapina. De todos modos, la información disponible sobre la comparación entre ambas drogas es heterogénea.
Eficacia de la asenapina en individuos con trastorno bipolar
La utilidad de la asenapina para el tratamiento agudo de los pacientes con trastorno bipolar que cursan episodios maníacos o mixtos fue observada en estudios de 3 semanas de duración realizados mediante la aplicación de la Young-Mania Rating Scale (YMRS). Tanto la asenapina como la olanzapina provocaron una mejoría significativa del puntaje total de la escala en comparación con el placebo desde el segundo día del tratamiento. La evaluación de los ítems de la YMRS también indicó la superioridad de la asenapina y la olanzapina en comparación con el placebo. Además, la primera tendría un efecto antidepresivo que no se observó al administrar la segunda. De hecho, a medida que aumentaron los síntomas depresivos disminuyó la utilidad de la olanzapina y el placebo. Esto no se observó ante la administración de asenapina. El tratamiento con este antipsicótico mejoró la calidad de vida relacionada con la salud en forma significativa en comparación con la olanzapina y el placebo en pacientes con episodios mixtos.
La evaluación a largo plazo indicó que la asenapina no es inferior en comparación con la olanzapina al evaluar el puntaje total de la YMRS luego de 84 días de seguimiento. Los tratamientos no difirieron en términos de índices de respuesta y remisión y la eficacia se mantuvo durante un período mínimo de 40 semanas. La combinación de asenapina con litio o valproato resultó eficaz en pacientes con episodios agudos maníacos o mixtos tanto a corto plazo como a largo plazo. Dicho tratamiento resultó en una mejoría considerable de la manía en comparación con el empleo complementario del placebo. La superioridad de la asenapina frente a este último también tuvo lugar al evaluar los índices de respuesta y remisión.
Seguridad y tolerabilidad
Los efectos adversos más frecuentes observados ante la administración de asenapina a pacientes con esquizofrenia incluyen la acatisia, la hipoestesia oral y la somnolencia. En caso de trastorno bipolar, la monoterapia con este fármaco se asoció con la aparición de somnolencia, mareos, síntomas extrapiramidales y aumento ponderal. Además su empleo en forma complementaria al tratamiento estabilizador del estado de ánimo provocó somnolencia e hipoestesia oral.
La suspensión del tratamiento con asenapina o placebo observada en un estudio de 6 semanas de duración realizado en individuos con esquizofrenia aguda tuvo una frecuencia del 9% y 10%, respectivamente. En este caso no se observaron reacciones adversas específicas que motivaran la interrupción de la terapia con asenapina. En otro estudio se observó que la interrupción del tratamiento con asenapina se debió a la aparición de ansiedad e hipoestesia oral. Otros autores informaron el cese de la administración de la asenapina debido a la aparición de depresión, ideación suicida e insomnio, entre otros cuadros.
La somnolencia es el evento adverso más frecuente ante la administración de asenapina. Este efecto transitorio se observa especialmente al inicio del tratamiento, y genera una cantidad limitada de interrupciones. El índice de mareos espontáneos y síncope asociados con el empleo de asenapina es bajo. La droga puede provocar acatisia y otros síntomas extrapiramidales de un modo dosis dependiente. No obstante, la frecuencia de dichos cuadros es significativamente inferior ante el tratamiento con asenapina en comparación con el tratamiento con haloperidol. El trastorno del movimiento más frecuente ante la administración de la asenapina y la olanzapina es la acatisia. Concretamente, la frecuencia de dicho cuadro fue del 10% y 4%, respectivamente.
La asenapina tiene un efecto moderado sobre el peso corporal y los parámetros metabólicos. En los participantes con esquizofrenia tratados con la droga se observó un aumento ponderal promedio de 1.1 kg, y un aumento ponderal significativo en el 4.9% de los casos. En aquellos con trastorno bipolar, el aumento ponderal promedio ante la administración de asenapina fue de 1.3 kg, y el aumento ponderal significativo tuvo lugar en el 5.8% de los casos. Dichos valores fueron superiores en comparación con lo observado al administrar el placebo. El efecto de la asenapina sobre los parámetros clínicos de laboratorio fue limitado.
Según los resultados de un análisis post hoc de 17 estudios, este antipsicótico generó más aumento ponderal y cambios del perfil glucémico que el placebo. No obstante, no modifica el perfil lipídico en forma significativa. Además, la asenapina fue superior en comparación con la olanzapina al evaluar el peso corporal y los parámetros de laboratorio, aunque ambas drogas no difirieron significativamente en cuanto a la modificación del perfil lipídico.
El efecto de la asenapina sobre el intervalo QT corregido (QTc) fue limitado y similar frente a lo observado ante la administración de quetiapina. De todos modos, se recomienda evitar tanto la combinación de asenapina y otras drogas que prolongan el intervalo QTc como la administración de este fármaco a pacientes con antecedentes de arritmias o con cuadros que aumentan el riesgo de muerte súbita asociada con la prolongación de dicho intervalo.
La asenapina no modifica en forma relevante los niveles de prolactina. En pacientes tratados con asenapina se observaron reacciones de hipersensibilidad. Esto suscitó la contraindicación del tratamiento ante el antecedente de hipersensibilidad al producto. La asenapina puede provocar disgeusia e hipoestesia oral. Estos cuadros deben ser informados a los pacientes para evitar el incumplimiento terapéutico. Al igual que otros antipsicóticos, la asenapina puede asociarse con un aumento de la mortalidad de los ancianos con psicosis relacionada con la demencia. En dicha población es posible observar eventos adversos cerebrovasculares, síndrome neuroléptico maligno, disquinesias tardías, leucopenia, neutropenia, agranulocitosis, convulsiones, deterioro cognitivo y motor y suicidio. También se advierte sobre la posibilidad de aumento transitorio del nivel de transaminasas séricas. Por último, la asenapina es considerada una droga de claseC en cuanto a su empleo en pacientes embarazadas.
Conclusión
La asenapina es un antipsicótico atípico que se encuentra aprobado para el tratamiento de los pacientes con esquizofrenia o episodios maníacos o mixtos asociados con el trastorno bipolar. Su eficacia fue observada en diferentes estudios aleatorizados, a doble ciego y controlados con placebo. El perfil de tolerabilidad de la asenapina es aceptable y el evento adverso más frecuente asociado con su administración es la sedación. Con menor frecuencia, este antipsicótico puede provocar síntomas extrapiramidales, acatisia, mareos, hipoestesia oral y disgeusia, entre otros cuadros. La droga tiene un efecto moderado sobre el perfil metabólico y no difiere frente a la quetiapina en cuanto a la modificación de los parámetros electrocardiográficos.
Según la opinión de expertos, la administración de asenapina debe evaluarse frente al empleo de otros antipsicóticos con un perfil metabólico aceptable como la ziprasidona y el aripiprazol. La absorción principal del fármaco por la mucosa oral es una característica que no se observa ante el empleo de otros antipsicóticos. Es importante advertir a los pacientes que la droga no debe deglutirse y que puede provocar hipoestesia oral y disgeusia. Entre las ventajas de la asenapina se menciona que no es necesario titular la dosis al inicio del tratamiento y que su efecto rápido resulta ventajoso en presencia de agitación.
Puede concluirse que la asenapina es un antipsicótico atípico a considerar a la hora de tratar a los pacientes con esquizofrenia o trastorno bipolar que presentan alteraciones metabólicas o se beneficiarán al recibir una formulación sublingual. Entre las limitaciones potenciales del tratamiento con asenapina se destaca la recomendación de administrar dos tomas diarias y evitar el consumo de alimentos y bebidas durante los 10 minutos posteriores a la administración, así como el costo de adquisición.
♦ SIIC - Sociedad Iberoamericana de Información Científica