Introducción
La incidencia de complicaciones en el sitio quirúrgico después de una cirugía vascular infrainguinal oscila entre el 17% y el 44% [1-5]. Los factores de riesgo para esas complicaciones han sido bien documentados e incluyen la obesidad, reoperación, cirugía de emergencia, uso de injertos protésicos, diabetes mellitus, insuficiencia renal y mala nutrición [3,5-12]. Se considera que la proximidad del sitio quirúrgico al perineo y la alteración linfática contribuyen al riesgo de infección [4]. |
Las consecuencias de las complicaciones del sitio quirúrgico pueden ser devastadoras, incluyendo el fracaso de la intervención vascular, sepsis, pérdida de la extremidad y mortalidad [7,13-18], Asimismo, las complicaciones del sitio quirúrgico resultan en una significativa carga económica en términos de incremento de la duración de la estadía hospitalaria (DEH), readmisiones, reoperaciones, y costos generales de la atención médica [16,19-29].
Por ejemplo, los estudios han demostrado aumentos significativos en la DEH y costos hospitalarios (un adicional de 4,3 días y de u$s 10.497, respectivamente, a la admisión primaria), directamente atribuibles a la infección del sitio quirúrgico [30,31].
Varias técnicas para el cierre y manejo de las heridas quirúrgicas han mostrado un beneficio limitado, en términos de reducción de la morbilidad y de los costos relacionados con las incisiones en la ingle, para la cirugía vascular [3,10,32-35].
Distintos estudios en cirugía cardíaca y ortopédica demostraron reducciones significativas en las complicaciones de la herida en poblaciones de alto riesgo aplicando un vendaje de presión negativa sobre la incisión primariamente cerrada (Prevena Incision Management System; Acelity, San Antonio, Tex) [36-38].
Un reciente meta-análisis de 10 estudios (1089 pacientes, 1311 incisiones), evaluó la terapia con presión negativa sugiriendo que es una estrategia efectiva para reducir la formación de seromas y las infecciones [39].
No obstante, los estudios valorando específicamente las incisiones en la ingle no han sido concluyentes. Matatov y col. [40], demostraron un descenso significativo en la infección de la ingle después de la cirugía vascular con la aplicación de la terapia de presión negativa, un hallazgo que no fue confirmado en un estudio retrospectivo similar de Koetje y col. [41]. Lee y col. [42] publicaron recientemente un ensayo prospectivo randomizado sugiriendo un descenso en la tasa de infección de la herida inguinal en cirugía vascular en una población con alto riesgo, pero el mismo no alcanzó significación estadística.
Se diseñó un estudio prospectivo, randomizado, de un único centro asistencial, para evaluar el efecto de la terapia de presión negativa en la cicatrización de las heridas en la ingle, para cirugía vascular electiva, comparado con el vendaje estándar, durante un período de 30 días.
El objetivo final primario fue la tasa de complicaciones mayores; los objetivos finales secundarios fueron la DEH, reoperación, readmisión y costos hospitalarios variables. Los autores hipotetizaron que la aplicación de la terapia de presión negativa no disminuiría la tasa de complicación de la herida en la ingle o cualquier costo asociado con la atención médica.
Métodos
Este estudio fue aprobado por la Junta de Revisión Institucional de la Universidad Thomas Jefferson (Control #145D.595) y reportado utilizando las guías de los Consolidated Standards of Reporting Trials 2010 (www.consort-statement.org). Se realizó sin ningún apoyo, financiero o de otra índole por los creadores del dispositivo Prevena.
- Diseño del ensayo
Se trata de un ensayo clínico, prospectivo, randomizado, de un único centro asistencial, diseñado para determinar si la aplicación de un dispositivo de presión negativa (Prevena Incision Management System) es superior al vendaje quirúrgico estándar para prevenir las complicaciones en la herida quirúrgica inguinal para cirugía vascular, y los costos hospitalarios asociados.
- Participantes
Se les ofreció el enrolamiento en este estudio a todos los pacientes de 18 o más años de edad sometidos a cirugía vascular electiva, bajo la supervisión de la División de Cirugía Vascular y Endovascular del Hospital Universitario Thomas Jefferson, que involucraba incisiones unilaterales o bilaterales en la ingle.
Los procedimientos quirúrgicos incluyeron: bypass vascular de entrada y salida (por ej., bypass aortofemoral y bypass femoral distal, respectivamente), así como incisiones para acceso vascular (por ej., reparación endovascular de aneurisma). Los criterios de exclusión incluyeron: operación de emergencia y a aquellos que no quisieron o no pudieron dar su consentimiento informado.
- Intervenciones
Al finalizar el procedimiento, las heridas quirúrgicas fueron cerradas por planos con sutura Vicryl, seguido por el cierre de la piel, ya sea con ganchos o una sutura subcuticular continua con Monocryl, a elección del cirujano actuante (P.D, D.S, B.A).
Estando en la sala de operaciones, dos enfermeras practicantes (C.S, M.M) determinaron si el paciente tenía un riesgo bajo o alto de desarrollar complicaciones en la herida de la ingle.
El riesgo alto fue determinado por la presencia de algunos de los siguientes criterios: índice de masa corporal (IMC) > 30 kg/m2; pannus significativo sobre la piel de la ingle o anomalías en la piel evidenciada por infección micótica; reoperación sobre la ingle; colocación de un injerto protésico vascular; mala nutrición (IMC< 18 kg/m2, apariencia caquéctica); inmunosupresión (uso de medicamentos inmunosupresores); y diabetes pobremente controlada (hemoglobina A1c > 8%).
Aquellos que no concordaban con ninguno de esos criterios fueron considerados como de bajo riesgo y recibieron subsecuentemente un vendaje quirúrgico estándar consistente en gasa cubierta con Tegaderm (3M, St. Paul, Minn). Ese apósito fue retirado al 2º día postoperatorio y reemplazado por una gasa seca, que fue inspeccionada y reemplazada diariamente hasta el egreso hospitalario. Este grupo definió los controles de bajo riesgo.
Aquellos que cumplían con algunos de los criterios señalados fueron considerados como de alto riesgo y se los randomizó para recibir el vendaje estándar ya descrito (controles de alto riesgo) o el dispositivo de presión negativa (Prevena) aplicado de acuerdo con las instrucciones del fabricante (grupo Prevena de alto riesgo).
De manera resumida, ese vendaje involucra la aplicación de una esponja antibiótica (0,0019% de plata iónica), cortada para cubrir la herida cerrada en la ingle, cubierta por un apósito oclusivo transparente, conectado a un dispositivo de succión que aplica -125 mmHg de presión.
Este dispositivo fue inspeccionado diariamente y dejado in situ por 5 días, después de lo cual se colocó una gasa seca, que fue inspeccionada y reemplazada diariamente hasta el egreso hospitalario.
Resultados
El objetivo final primario fue la tasa de complicación mayor de la herida en la ingle dentro de los 30 días. Las complicaciones incluyeron: dehiscencia de la piel, filtración linfática (seroma o fístula), infección (superficial o profunda, definida según la clasificación de Szilagyi y col. [43]), y hematoma.
Se definió una complicación mayor como cualquier complicación de la herida que requirió antibióticos intravenosos, reoperación o readmisión hospitalaria.
La evaluación de la herida fue efectuada por el cirujano primario y las enfermeras practicantes, de la siguiente manera: diariamente hasta el egreso hospitalario; dentro de los 10 a 14 días, cuando se retiraron los ganchos; y dentro de los 25 a 30 días, para completar el estudio.
La infección de la herida fue tratada con antibióticos intravenosos y apertura quirúrgica a criterio del cirujano actuante. Las muestras de la herida para cultivo se obtuvieron en la sala de operaciones, pero no se intentó cuantificar los especímenes.
Los objetivos finales secundarios fueron; la DEH (la DEH primaria fue definida desde la operación hasta el egreso; la DEH dentro de los 30 días fue definida como la DEH primaria más todos los días de la readmisión hasta los 30 días, relacionados con alguna complicación de la herida); la reoperación por alguna complicación de la herida de la ingle dentro de los 30 días (esto involucró la incisión y drenaje en la sala de operaciones; la apertura de la piel para drenar una infección superficial de los tejidos blandos en la cama del paciente o en el consultorio no fue considerada una reoperación); la readmisión por complicación de la herida en la ingle dentro de los 30 días; y los costos hospitalarios variables (tanto para la admisión primaria como para todos los días de la readmisión hasta los 30 días, por alguna complicación relacionada con la herida). Los costos variables del hospital (no los cargos) por cada ingreso se obtuvieron de la administración del hospital.
Procedimientos bilaterales
En el caso de procedimientos bilaterales el paciente recibió el vendaje estándar en un lado y la presión negativa en el otro. Ambas heridas fueron evaluadas independientemente en términos de las complicaciones, retorno a la sala de operaciones y readmisión.
Dado que una complicación contralateral podría penalizar la incisión no complicada en la otra ingle, en términos de DEH y costos hospitalarios variables, en esos casos no se consideró la DEH y los gastos hospitalarios de la incisión en la ingle no complicada.
En consecuencia, para el grupo de alto riesgo con vendaje estándar (n = 60), cinco no fueron considerados a causa de una complicación contralateral (n = 55); para el grupo de alto riesgo con Prevena (n = 59), ocho no fueron considerados por el mismo motivo (n = 51).
Tamaño de la muestra
Antes de este estudio, un análisis retrospectivo (no publicado) de las 28 incisiones más recientes en la ingle, realizado por la División de Cirugía Vascular y Endovascular del Hospital Universitario Thomas Jefferson, no reveló complicaciones en tres pacientes considerados de bajo riesgo, versus ocho complicaciones en 25 pacientes considerados como de alto riesgo para complicaciones de la herida quirúrgica (32%).
Eso es concordante con la bibliografía general y, por lo tanto, fue aceptado como la métrica de referencia para este estudio [40]. La reducción proyectada de esa tasa por el uso del dispositivo investigado fue establecida en el 50%, un objetivo conservador en vista del efecto del dispositivo observado anecdóticamente e informado formalmente con su uso clínico hasta la fecha.
Para demostrar que una reducción observada en la tasa de infección de la herida del 30% al 15% es estadísticamente significativa (potencia de 0,80 y error de tipo I de 0,05), el tamaño requerido de la muestra, para una comparación de dos grupos del tamaño del efecto, es de 150 pacientes (75 en cada grupo) para el DSS Researcher´s Toolkit [44], y el calculador en línea UCSF para el tamaño de la muestra [45]. Por lo tanto, se llevó a cabo un ensayo randomizado de pacientes consecutivos con el intento de acumular 150 incisiones de alto riesgo.
Pautas de parada
El análisis retrospectivo sugirió que la terapia de presión negativa reduce las complicaciones de la herida en un 50% [40]. El costo del dispositivo Prevena en el Hospital Universitario Thomas Jefferson es de u$s 500. Los autores decidieron evaluar sus resultados al 80% del ensayo (120 incisiones inguinales de alto riesgo).
El ensayo podía detenerse si en los pacientes con alto riesgo para la complicación de la herida la terapia de presión negativa resultaba en una reducción > 50% en las complicaciones de la herida (P < 0,001), mientras que los costos hospitalarios variables fueran menores o iguales al vendaje estándar; o la terapia de presión negativa resultara en una reducción < 5% en las complicaciones de la herida, mientras que los costos hospitalarios variables fueran mayores o iguales a los del vendaje estándar.
Randomización
Después del consentimiento informado, mientras el paciente estaba en la sala de operaciones y después del cierre de la herida, las enfermeras practicantes determinaron si el paciente cumplía con los criterios para el riesgo alto.
Si el paciente era considerado como del alto riesgo, emplearon un sorteo con moneda para determinar si recibía vendaje estándar o terapia de presión negativa. Para mantener una randomización de 1:1, así como para proporcionar un análisis futuro usando los controles internos, cualquier paciente de alto riesgo que era sometido a incisiones bilaterales en la ingle recibiría tanto el vendaje estándar como la terapia de presión negativa.
Desconocimiento
Aparte del hecho de que el examen a los 30 días se realizó sin el conocimiento manifiesto del tratamiento inicial del paciente, no se instituyó el cegamiento de los casos.
Métodos estadísticos
La significación de las diferencias en la proporción entre los grupos fue determinada con la variante N-1 de la prueba de c2 de Pearson, utilizando el calculador en línea MedCalc (MedCalc Software, Ostende, Bélgica). Se eligió ese abordaje sobre la prueba no modificada, porque las cohortes eran relativamente pequeñas. Para las variables continuas (edad, costos, DEH) se realizó una prueba de t, no apareada, de dos muestras. Los valores numéricos son reportados como media ± desvío estándar. La significación estadística fue definida como una P < 0,05.
Resultados
Grupos de tratamiento
Se consideraron 147 incisiones efectuadas en 122 pacientes para el enrolamiento en el estudio, entre el 1 de enero de 2015 y el 31 de diciembre de 2016. De las 123 incisiones consideradas de alto riesgo para complicaciones, se analizó finalmente un total de 60 que recibieron vendaje estándar y 59 incisiones que recibieron el dispositivo Prevena.
Datos demográficos y factores de riesgo
Los factores de riesgo incluyeron edad, IMC > 30 kg/m2, presencia de pannus, reoperación, uso de injerto protésico, mala nutrición, inmunosupresión, y diabetes pobremente controlada (hemoglobina A1c > 8%), para cada grupo. En la comparación de los dos grupos de alto riesgo, no se halló diferencia estadísticamente significativa, para ninguno de los factores demográficos y de riesgo, para las complicaciones de la herida.
Complicaciones de la herida
La incidencia de cualquier complicación de la herida en cada grupo. (riesgo bajo, vendaje estándar; riesgo alto, vendaje estándar; y riesgo alto, dispositivo Prevena) fue de 4,8% (1/21), 26,7% (16/60) y 11,9% (7/59), respectivamente.
En los controles de bajo riesgo, la tasa de complicación mayor fue del 4,8% (1/21). En el grupo de alto riesgo, la tasa fue del 25% (15/60) cuando se usó el vendaje estándar. La aplicación de la terapia de presión negativa disminuyó significativamente la tasa al 8,5% (5/59; P < 0,001).
En cuanto a la incidencia de infección y la clase Szilagyi asociada, en los controles con bajo riesgo, fue de 4,8% (1/21 resultando en una complicación mayor). En la cohorte de alto riesgo esa tasa fue del 21,6% (12/60), todos los cuales resultaron en una complicación mayor). La terapia de presión negativa disminuyó significativamente esa tasa al 10,1% (6/59; P < 0,001), cinco de los cuales resultaron en una complicación mayor.
Las heridas de alto riesgo en ambas ramas de tratamiento se caracterizaron por infecciones tanto con especies únicas como con múltiples especies, incluyendo las infecciones micóticas. No obstante, hubo una prevalencia de especies anaeróbicas facultativas en el grupo Prevena.
Duración de la estadía hospitalaria
El promedio para la DEH desde la admisión primaria para los grupos de bajo riesgo, alto riesgo con vendaje estándar y alto riesgo con Prevena, fue de 3,6 ± 4,3 días (n = 21; rango: 1-20 días), 91, ± 7,5 días (n = 55; rango: 2-29 días) y 10,0 ± 11,5 días (n = 51; rango: 1-57 días),
respectivamente. El promedio del total de días pasados en el hospital si el paciente era readmitido dentro de los 30 días después del procedimiento primario, fue de 3,8 ± 4,7 días (rango: 1-22 días), 10,6 ± 8,6 días (rango: 2-30 días) y 10,6 ± 12,2 días (rango: 1-57 días), para esos grupos, respectivamente. La aplicación del dispositivo Prevena en el grupo de alto riesgo no alteró significativamente la DEH primaria o dentro de los 30 días, comparado con los vendajes estándar.
Reoperación
A los 30 días, un retorno no planificado a la sala de operaciones por complicaciones en la herida de la ingle ocurrió en 1 de 21 pacientes en el grupo de bajo riesgo (4,8%; número total de reoperaciones a los 30 días = 1). En el grupo de alto riesgo con vendaje estándar, 11 de 60 pacientes requirieron reoperación (18,3%; número total de reoperaciones a los 30 días = 24).
La aplicación del dispositivo Prevena en el grupo con alto riesgo disminuyó significativamente esa incidencia, a 5 de 59 pacientes (8,5%; P < 0,05; número total de reoperaciones a los 30 días = 13). Todas las reoperaciones estuvieron relacionadas con el tratamiento de la infección de la herida.
Readmisión
La readmisión no planificada dentro de los 30 días por complicaciones en la herida de la ingle ocurrió en 1 de 21 pacientes del control con bajo riesgo (4,8%; número total de readmisiones a los 30 días = 1).
En el grupo de alto riesgo con vendaje estándar, 10 de 60 pacientes requirieron readmisión (16,7%; número total de readmisiones a los 30 días = 12). La aplicación del dispositivo Prevena en el grupo con alto riesgo disminuyó significativamente la incidencia de readmisiones a 4 de 59 pacientes (6,8%; P < 0,04; número total de readmisiones a los 30 días = 5).
Análisis de los costos
El promedio de los costos hospitalarios variables para la admisión primaria en los grupos con bajo riesgo, riesgo alto con vendaje estándar y riesgo alto con Prevena fue de u$s 17.549 ± 13.403 (n = 21; rango: 7064-63.438), u$s 30.678 ± 23.338 (n = 55; rango: 9071-131.464) y u$s 29.292 ± 29.320 (n = 51; rango: 8816- 192.658), respectivamente.
El promedio variable total del costo hospitalario por admisiones ocurriendo dentro de los 30 días después del procedimiento primario fue de u$s 17.599 ± 13.410 (rango: 7064-63.438), u$s 36.537 ± 28.889 (rango: 9071-131.464) y u$s 30.492 ± 30.678 (rango: 8816-192.658), para esos grupos, respectivamente. La diferencia de costos entre los dos grupos con alto riesgo (u$s 6049 menor para el grupo Prevena) no fue estadísticamente significativa (P = 0,11).
Incisiones inguinales bilaterales
Un total de 25 pacientes fue sometido a operaciones que involucraron procedimientos inguinales bilaterales. Uno de esos pacientes fue considerado de bajo riesgo y recibió vendaje estándar para ambas incisiones, que curaron sin complicaciones.
Los restantes 24 pacientes fueron considerados de alto riesgo para complicaciones y recibieron un vendaje estándar en uno de los lados, y un dispositivo Prevena en el contralateral. De aquellos que recibieron un vendaje estándar, hubo un total de nueve complicaciones de la herida (37,5%), siendo ocho mayores (33%).
La aplicación del dispositivo Prevena redujo la tasa de complicaciones a un total de cinco (20,8%), todas las cuales fueron mayores (P = 0,19).
El análisis de sensibilidad mostró que la remoción de los pacientes bilaterales no cambió los resultados principales. En relación con los costos, los pacientes del grupo control con alto riesgo tuvieron un costo medio de u$s 36.337,46 vs u$s 34.246,67 para los de alto riesgo con Prevena (reducción media de costos: u$s 2090,79).
Discusión
El objetivo de este estudio prospectivo, randomizado, de un único centro asistencial, fue evaluar el efecto de la terapia de presión negativa sobre la curación de las incisiones en la ingle para cirugía vascular electiva, comparado con el vendaje estándar, durante un período de 30 días.
Los resultados del estudio refutaron la hipótesis nula; más bien, la aplicación de la terapia de presión negativa en las incisiones inguinales en el riesgo alto para complicaciones, disminuyó significativamente la tasa de complicaciones mayores, la necesidad de reoperación y de readmisión de los pacientes. La DEH no se alteró en los pacientes con alto riesgo. La terapia se asoció con ahorros de más de u$s 6000 por caso primario.
La bibliografía previa ha sugerido que la terapia de presión negativa disminuye las complicaciones de la herida. En un estudio de pacientes obesos con riesgo de infección después de una esternotomía mediana, Grauhan y col. [38], encontraron una disminución en la infección de la herida del 16% al 4% (P < 0,0266).
Similarmente, Stannard y col. [36] observaron una disminución en la infección de la herida, del 19% al 10% (P = 0,049) en pacientes randomizados para terapia con presión negativa, después del tratamiento quirúrgico abierto de fracturas de la extremidad inferior por trauma cerrado.
En relación con las complicaciones de la herida en la ingle por cirugía vascular, Matatov y col. [40], evaluaron retrospectivamente 99 pacientes (115 incisiones en la ingle) y hallaron que el dispositivo Prevena disminuyó la infección postoperatoria en las incisiones inguinales del 30% al 6% (P = 0,0011).
El presente estudio prospectivo randomizado brinda evidencia de nivel 1 para los hallazgos previos señalados por Matatov. En las incisiones inguinales randomizadas con riesgo alto para complicaciones, este estudio observó un descenso significativo en las complicaciones mayores de la herida, del 25% al 8,5%. Similarmente, la infección de la herida (tanto mayor como menor) se redujo del 21,6% al 10,1% con la terapia de presión negativa.
Este estudio favorece la comprensión del impacto de la terapia de presión negativa mediante la documentación de la disminución significativa en la necesidad de reoperación así como de readmisión. Interesantemente, no se observó un descenso en la DEH tanto primaria como dentro de los 30 días.
Las comorbilidades vistas en la población del alto riesgo contribuyeron a una DEH significativamente más prolongada (comparada con los pacientes con bajo riesgo); no obstante, ese aumento no fue alterado por la disminución en las complicaciones de la herida proporcionada por la terapia de presión negativa, sugiriendo que las causas principales para la DEH en este estudio se relacionan con las comorbilidades de los pacientes más que con las subsecuentes complicaciones de la herida quirúrgica.
Los resultados de otro ensayo randomizado efectuado en un único centro asistencial han sido publicados recientemente por Lee y col. [42].
En ese estudio, que comenzó reclutando pacientes en 2014, hubo 102 pacientes estratificados por riesgo, sobre la base de reoperación, obesidad o presencia de pérdida tisular. Esos autores observaron un descenso en las infecciones de piel y tejidos blandos dentro de los 30 días, del 19% al 11% (P = 0,24).
Se consideró que la tasa de infección más baja de lo esperado era el resultado de un poder estadístico insuficiente del estudio.
La tasa de infección observada en el presente ensayo en el grupo de control con alto riesgo fue más alta, debido probablemente a diferencias en la estratificación de los factores de riesgo, y puede explicar la significación estadística de este estudio.
En el trabajo de Lee y col., se mostró un beneficio en términos de la reducción de la DEH, pero sin diferencias en las reoperaciones y reinternaciones. Nuevamente, esa variación en relación con el presente trabajo puede ser atribuible a una diferencia significativa en la estratificación del alto riesgo.
El presente estudio profundiza el conocimiento en la evaluación de posibles ahorros de costos asociados con la terapia de presión negativa. Aunque la diferencia en los costos entre los grupos con alto riesgo no fue estadísticamente significativa (P = 0,11), se observó un ahorro de costos hospitalarios variables de más de u$s 6000 por paciente, incluyendo los costos del dispositivo (u$s 500 en el Hospital Universitario Thomas Jefferson).
Esto probablemente subestima los ahorros en costos totales, ya que no se incluyen en el análisis, los costos en los pacientes ambulatorios para el tratamiento de la infección y las penalizaciones por readmisiones futuras, que se reducirían con la aplicación de un tratamiento de presión negativa.
No se estudió el mecanismo por el cual la terapia con presión negativa redujo las complicaciones vasculares. En relación con ello se pueden hacer varias hipótesis.
Primero, el dispositivo colocado dentro de los confines estériles del quirófano estuvo en su lugar durante 5 días. Como tal, pudo haber brindado una función de barrera más efectiva que el vendaje estándar.
Segundo, la esponja utilizada por el dispositivo está impregnada con antibióticos (0,019% plata iónica). Se observaron diferencias cualitativas en los tipos de especies cultivados de las heridas, principalmente un aumento en los anaerobios facultativos en las infecciones de las heridas tratadas con el dispositivo. Sin embargo, el significado de esas diferencias no pudo ser evaluado en este estudio.
Tercero, la remoción activa del líquido proveniente de la incisión pudo haber jugado un rol. Aunque no se cuantificó la remoción del líquido de la herida mediante el dispositivo, la observación cualitativa sugiere que la mayoría de las heridas de alto riesgo tratadas con el dispositivo drenó mínimamente durante los 5 días del tratamiento (esto es, un total < 50 mL).
Pachowsky y col. [37], observaron un descenso significativo en la formación de seromas con la aplicación de la presión negativa después de una artroplastia total de cadera, sugiriendo que el control del edema y de los fluidos puede ser beneficioso.
Finalmente, la terapia de presión negativa para las heridas abiertas ha demostrado que promueve la cicatrización mediante la modulación de citosinas a un perfil antiinflamatorio, promoviendo la angiogénesis, remodelación de la matriz extracelular y depósito de tejido de granulación [46]. Es posible que mecanismos similares puedan ser importantes en las incisiones cerradas.
La inclusión de pacientes sometidos a procedimientos bilaterales fue debatida, sabiendo que la evaluación de la DEH y de los costos hospitalarios variables podían ser factores de confusión. Sin embargo, esos pacientes fueron incluidos principalmente por su valor como controles internos.
En los 24 pacientes sometidos a procedimientos bilaterales, en donde un lado fue tratado con vendaje estándar y el otro con Prevena, se observó una disminución del 13% (33% a 20%) en las complicaciones mayores de la herida.
Limitaciones del estudio
Este ensayo fue finalizado después de randomizar el 80% de las heridas sugerido por el análisis de poder estadístico. Los autores observaron en ese momento una reducción del 67% en las complicaciones significativas de la herida (P < 0,001), así como una reducción en los costos hospitalarios variables, cumpliendo con los dos criterios predeterminados para la finalización del ensayo.
No obstante, reconocen que el análisis de poder estadístico sugirió la randomización de 150 heridas en lugar de las 119 reportadas en este trabajo. Asimismo, una limitación mayor de este estudio fue que no se trató de un estudio ciego y, por lo tanto, estuvo sujeto al desvío por el observador. La evaluación de las complicaciones es cualitativa y el manejo final de las infecciones, tal como la apertura de una herida infectada, fue dejado a la discreción del cirujano actuante.
En relación con la generalización de los hallazgos, este estudio estuvo limitado a un único centro asistencial, así como a una definición específica de heridas inguinales de alto riesgo en cirugía vascular. Otros autores pueden usar criterios diferentes para el riesgo alto, como fue señalado en el ensayo de Lee y col. [42], y es un hecho reconocido que no recolectar datos sobre otras comorbilidades de los pacientes (por ej., estatus de fumador, enfermedad renal crónica, enfermedad arterial coronaria y enfermedad pulmonar obstructiva crónica), así como datos intraoperatorios (por ej., duración de la cirugía y pérdida de sangre), representa una limitación.
Además, el tratamiento de la infección de la herida involucrando un injerto vascular subyacente, puede diferir entre los centros asistenciales, dependiendo del deseo de preservación del injerto, lo que puede resultar en criterios diferentes para la reoperación. No obstante, esos hallazgos parecen ser consistentes a través de otros tipos de incisión (cardíaca, ortopédica), sugiriendo en consecuencia un efecto generalizable.
Al respecto, los autores están embarcados actualmente en un ensayo randomizado multicéntrico para evaluar la terapia de presión negativa para disminuir las complicaciones mayores en las heridas de amputación. Por último, reconocen que el método de randomización mediante el lanzamiento de una moneda, aunque realizado por enfermeras practicantes completamente independientes del cirujano actuante, representa una limitación de este estudio.
Conclusiones
Basado en la bibliografía previa y en este ensayo controlado y randomizado, la aplicación de la presión negativa a las incisiones inguinales cerradas parece disminuir la incidencia de complicaciones de la herida, particularmente en pacientes con alto riesgo para ese problema común.
También parece que al hacerlo se pueden realizar ahorros en los costos, en términos de disminución de reoperaciones y readmisiones. El uso rutinario de este dispositivo para todas las incisiones con alto riesgo es recomendado por los autores.
Comentario y resumen objetivo: Dr. Rodolfo D. Altrudi