Clasificación de subgrupos

Síntomas no gastrointestinales del Síndrome del Intestino Irritable

Subgrupos identificados en pacientes de la población general que cumplían los criterios de Roma y evaluación de la utilización de la atención sanitaria

Autor/a: Polster A, Palsson O, Simrén M y colaboradores

Fuente: Neurogastroenterology and Motility (-):1-12, Nov 2018

Introducción

El síndrome de intestino irritable (SII) es uno de los trastornos gastrointestinales (GI) funcionales más frecuentes.

Los pacientes con SII son diagnosticados sobre la base de los Criterios de Roma, pero aparte del dolor abdominal y los hábitos intestinales alterados, con frecuencia estos pacientes también presentan otros síntomas GI, así como síntomas extraintestinales y psicológicos.

Debido a la heterogeneidad con la que se presenta el SII, actualmente se clasifica en: SII con constipación (SII-C), SII con diarrea (SII-D), SII con hábitos intestinales mixtos (SII-M) y SII sin clasificar (SII-S).

Sin embargo, los criterios de diagnóstico no tienen en cuenta otros síntomas para la clasificación, por lo que sería necesario que los pacientes con SII sean clasificados con un enfoque más integral; además, se requieren métodos prácticos que identifiquen de manera rápida y precisa las necesidades de tratamiento de cada individuo, relacionadas no solo con los hábitos intestinales.

Los autores realizaron un estudio previo en pacientes con SII que identificó 6 subgrupos caracterizados por síntomas GI específicos, pero, además, por la presencia o ausencia de comorbilidades extraintestinales.

Así, intentaron reproducir los subgrupos encontrados en su investigación previa en una cohorte poblacional, y comparar las asociaciones de los síntomas presentes en los encuestados que cumplían los criterios de Roma III para el SII con los presentes en los encuestados que cumplían los criterios de Roma IV para el SII. Además, compararon la frecuencia de la utilización de la asistencia sanitaria entre los subgrupos. 

Métodos

Un total de 6300 adultos de la población general de 3 países distintos completó una encuesta de salud por Internet. La proporción del sexo, la edad y el nivel de educación de los encuestados estuvo distribuida de manera equitativa en todos los países.

Los encuestados que cumplían los criterios de Roma III y IV para el diagnóstico de SII fueron analizados para los subgrupos latentes basados en las medidas sintomáticas obtenidas de 3 cuestionarios validados.

Para medir los síntomas GI utilizaron el cuestionario completo de diagnóstico de Roma IV y el de Roma III, que permitió clasificar a los pacientes en Roma III positivo o Roma IV positivo. El Patient Health Questionnaire-12 (PHQ-12) fue utilizado para medir los síntomas somáticos extraintestinales.

Para medir los síntomas psicológicos empleó el puntaje de la Short Form-8 (SF-8). Además, realizaron preguntas referidas a la utilización de la asistencia sanitaria y el tratamiento, así como de cualquier antecedente de cirugía abdominal.

Para estratificar a los participantes Roma III y Roma IV positivos en subgrupos utilizaron un modelo de mezcla gaussiana, y los subgrupos resultantes fueron comparados usando análisis de varianza (ANOVA).

Resultados

La cohorte Roma III positiva estuvo formado por 637 sujetos, en su mayoría mujeres, y el promedio de edad fue de 46 años; más de la mitad de los pacientes de esta cohorte presentó el subtipo SII-M.

La cohorte Roma IV positiva consistió en 341 pacientes, principalmente mujeres, y el promedio de edad fue de 44.5 años; los subtipos Roma IV estuvieron distribuidos de manera uniforme.

En ambas cohortes, la mayoría de los pacientes informaron visitas médicas más de una vez al año y visitas específicamente por los problemas GI.

La mitad de los encuestados usaron fármacos GI específicos y analgésicos, con mayor frecuencia en la cohorte Roma IV. Menos de la mitad de los encuestados utilizaron medicamentos psicotrópicos.

En la cohorte Roma IV positiva se observó un promedio significativamente mayor de gravedad y frecuencia de todos los síntomas, excepto la gravedad del dolor y el dolor asociado con las comidas, en comparación con la cohorte Roma III.    

En la cohorte Roma III positiva se identificaron 7 subgrupos caracterizados por perfiles sintomáticos específicos, de los cuales 2 estuvieron individualizados por los síntomas vinculados con la constipación y 2 por los síntomas vinculados con la diarrea y el dolor.

Estos grupos fueron denominados constipación con comorbilidades bajas, constipación con comorbilidades altas, diarrea-dolor con comorbilidades bajas y diarrea-dolor con comorbilidades altas, respectivamente.

Los restantes 3 grupos estuvieron caracterizados por gravedad leve para todos los síntomas medidos; un perfil mixto para los síntomas GI, extraintestinales y psicológicos; y síntomas psicológicos y gravedad leve para todos los síntomas GI y extraintestinales, excepto el cansancio.

A estos se los denominó grupo de síntomas generales leves, mixto con comorbilidades altas y subgrupo de síntomas psicológicos, respectivamente.

Los subgrupos identificados en la cohorte Roma IV positiva fueron 5, de los cuales uno estuvo caracterizado por los síntomas GI vinculados con la constipación y síntomas psicológicos adicionales, denominado subgrupo con predominio de constipación.

En otro subgrupo se observó un predominio de dolor y síntomas GI vinculados con la diarrea, así como síntomas psicológicos, llamado subgrupo con predominio de diarrea y dolor.

Los otros 3 grupos se individualizaron por una mezcla de síntomas que se diferenciaron por la gravedad de los perfiles sintomáticos respectivos y fueron llamados:

  • Subgrupo con síntomas psicológicos mixtos-altos.
  • Grupo con síntomas psicológicos mixtos-moderados.
  • Grupo con síntomas generales leves.

El porcentaje de mujeres fue mayor en todos los subgrupos, en ambas cohortes. El promedio de edad más alto se observó en los subgrupos de ambas cohortes con síntomas generales leves (p < 0.01).

En los subgrupos con predominio de constipación y con predominio de dolor-diarrea prevalecieron los tipos SII-C y SII-D, pero no estuvieron limitados a estos, mientras que los tipos SII-M y SII-S estuvieron distribuidos de forma uniforme en todos los grupos, excepto en el grupo con predominio de diarrea-dolor de la cohorte Roma IV positiva que incluyó principalmente el SII-D (p < 0.01).

En los grupos con comorbilidades altas de ambas cohortes, la atención sanitaria fue utilizada con mayor frecuencia que otros grupos (p < 0.01). En la cohorte Roma III positiva se observaron diferencias significativas entre los grupos con respecto a las visitas al médico, especialmente por problemas GI, las que estuvieron distribuidas de una forma más uniforme en la cohorte Roma IV.

Los grupos con comorbilidades extraintestinales altas informaron mayor uso de medicamentos en ambas cohortes (p < 0.01). Entre los grupos, las diferencias con respecto a las cirugías abdominales no fueron estadísticamente significativas.

Discusión

El presente estudio pudo reproducir, en una muestra de la población general que cumplía los criterios de Roma para el SII, los subgrupos identificados en un ensayo clínico previo. En la cohorte Roma III no solo se reprodujeron los 6 subgrupos identificados previamente, sino que, además, se identificó un séptimo grupo.

Por su parte, en la cohorte Roma IV se identificaron 5 subgrupos, con una preponderancia de perfiles sintomáticos mixtos. Al igual que en la muestra clínica, en el presente estudio poblacional los subgrupos estuvieron caracterizados por una combinación de síntomas GI que se diferenciaron por la gravedad de los síntomas no GI.

Los pacientes con síntomas psicológicos y extraintestinales graves utilizaron con más frecuencia la atención sanitaria y la medicación, pero no informaron más cirugías abdominales.

Los autores aseguran haber creado un enfoque de clasificación de este trastorno complejo más completo, que tiene en cuenta los síntomas GI, extraintestinales y psicológicos; en el presente estudio intentaron reproducir los subgrupos para estimar la validez de este enfoque.

En la cohorte Roma III positiva pudieron reproducir de manera satisfactoria todos los grupos y las asociaciones de los síntomas descritos previamente en el ensayo clínico e identificaron un séptimo grupo en el que prevalecieron los síntomas psicológicos. Es por ello que el alto nivel de reproducibilidad de estos subgrupos permite validar este enfoque de clasificación.

En la cohorte Roma IV positiva las asociaciones de los síntomas fueron similares. La homogeneidad observada en esta cohorte podría deberse a que los criterios de Roma IV son más selectivos que los de Roma III, y a que fueron removidas de su cuestionario las preguntas que evalúan los movimientos intestinales frecuentes.

Al igual que en investigaciones previas en las que los síntomas extraintestinales parecen aumentar las visitas médicas, en el presente estudio los pacientes con síntomas extraintestinales y psicológicos más graves utilizaron con mayor frecuencia los servicios de salud y la medicación. Por ello, es importante reconocer y considerar estos síntomas para individualizar las estrategias de tratamiento de estos pacientes.

Agregar los síntomas no GI relevantes a la clasificación del SII podría facilitar la evaluación rápida y más completa de estos síntomas y, por lo tanto, mejorar la clasificación. Esto sería importante para la cohorte Roma III, pero aun más importante para la cohorte Roma IV, en la que predominaron los síntomas no GI.

No todos los mecanismos fisiopatológicos identificados en el SII parecer ser importantes para todos los pacientes, y en la actualidad la hipótesis de etiologías múltiples está ganando cada vez más adeptos.

La asociación entre la diarrea y el dolor observada en de manera coincidente en todas las cohortes sugiere que estos síntomas tendrían un denominador y una etiología en común. Además, estos resultados destacan la importancia de la fenotipificación clínica integral para reducir la heterogeneidad y las diferencias de los pacientes.

Los síntomas del SII fluctúan con el tiempo, por lo que no estaría claro cuán estable es la pertenencia de un individuo a un subgrupo.

Conclusión

Los autores afirman haber podido identificar subgrupos basados en un conjunto completo de síntomas vinculados con el SII en un estudio poblacional.

Estos subgrupos estuvieron definidos por los síntomas GI predominantes y, de manera adicional, por la gravedad de los síntomas no GI, al igual que en los hallazgos clínicos previos.

Los subgrupos con síntomas no GI elevados utilizaron con mayor frecuencia la asistencia sanitaria y la medicación, lo que sugiere que detectar estos síntomas en los pacientes con SII permitiría a los médicos identificar a aquellos en los que las terapias dirigidas al intestino pueden ser suficientes, en lugar de los sujetos que podrían beneficiarse de los tratamientos que apunten a los síntomas extraintestinales y psicológicos.

Conflicto: Uno de los autores recibió apoyo financiero de la Takeda Pharmaceutical y la Salix Pharmaceutical, entre otros.

SIIC- Sociedad Iberoamericana de Información Científica