Revisión en profundidad

Sistema límbico: distinción entre módulos y modos afectivos

En el estudio de la implicancia del sistema límbico en la determinación de la valencia afectiva no es posible desestimar la capacidad de un mismo módulo neural para generar modos afectivos positivos y negativos

Introducción 

En el estudio de las bases neurales de la actividad afectiva, los módulos pueden estar representados por una única neurona o conjunto de estas en una población, áreas discretas en una región cerebral o por las sinapsis mediadas por un neurotransmisor en un centro nervioso determinado.

En este sentido, el sistema límbico está constituido por distintos módulos neurales que atribuyen una connotación positiva o negativa a diversos estímulos del entorno, que comprenden el componente hedónico de la valencia afectiva, es decir, si el individuo, ante un elemento ambiental concreto, experimentará, en forma respectiva, satisfacción o desagrado.

Estos estados afectivos se acompañan por un componente motivacional, que permite que, ante la percepción de una situación, se activen procesos cerebrales tendientes a potenciar las actividades destinadas a obtener la retribución de aquello percibido como agradable o a eludir situaciones apremiantes (que impliquen dolor o descontento) por medio de la evitación pasiva o la experimentación del temor.

Cabe destacar que las expresiones afectivas pueden ser objetivas, sin estar influenciadas por el componente hedónico, que se verifica en las manifestaciones de agrado en la región orofacial.

Además, en respuesta a las modificaciones en el entorno o el medio interno (cambios fisiológicos o psicológicos), un módulo neural determinado puede asignar una valencia positiva o negativa en la generación de las emociones, es decir, su capacidad de representar distintos modos afectivos de acuerdo con un contexto característico: la existencia de expresión diferencial de genes, la actividad del circuito nervioso del que forma parte, el perfil de excitabilidad neuronal o el tipo de neurotransmisión, entre otros condicionantes.

No obstante, es importante evaluar si los módulos neurales presentes en estructuras del sistema límbico, como la amígdala y el núcleo accumbens, regulan diferentes estados afectivos en respuesta a un entorno en cambio continuo o si, a pesar de dichos cambios, se corresponden con un modo afectivo determinado. Este análisis constituye el objetivo de la presente revisión.


Núcleo accumbens y amígdala: módulos y modos afectivos

A partir de lo observado en modelos animales se propuso que el bloqueo del sistema mesolímbico dopaminérgico provocaba anhedonia; no obstante, en estudios adicionales efectuados en ratas se postuló que no se requiere la integridad de este circuito para experimentar agrado ante un estímulo positivo (presencia de alimento, entre otros), pero sí para desear obtener aquello que producirá satisfacción (proceder a su consumo).

En estos estudios se logró la inhibición de dicho sistema mediante la generación de lesiones, provocadas por la 6-hidroxidopamina, en las eferencias dopaminérgicas del mesencéfalo al núcleo accumbens o la utilización de un antagonista de la monoamina.

Cabe destacar que en los núcleos accumbens y pálido ventral, el tronco encefálico y las cortezas orbitofrontal e insular existen centros que regulan las sensaciones placenteras o hedonic hot spots, que se infiere son áreas de dimensión reducida, a partir de las observaciones realizadas en cerebros de ratas, e integran un circuito involucrado en el aumento de la satisfacción que nos produce una situación agradable, el que responde al estímulo de los opioides.

En particular, este aumento se registra al provocar la activación de los receptores de opioides kappa, localizados en uno de estos centros, que se halla en la porción rostrodorsal de la cubierta medial del núcleo accumbens.

Según el autor, es importante mencionar que la potenciación de la sensación placentera no se produce al activar los receptores kappa localizados en las neuronas de las áreas de la porción rostrodorsal de la cubierta medial, distintas del centro que promueve la sensación agradable, e incluso, cuando dicha activación se induce en otras estructuras cerebrales, conduce a la respuesta de aversión.

Asimismo, es posible distinguir módulos neurales ubicados en diferentes áreas del núcleo accumbens, que generan respuestas contrapuestas ante un estímulo neuroquímico determinado, lo cual se ha constatado en modelos murinos.

En este sentido, la inducción de sinapsis inhibitorias mediante la activación de los receptores GABAA o el bloqueo de los receptores de glutamato, AMPA (aplicación en forma de microinyección de muscimol o DNQX [6,7-dinitroquinoxalina-2,3-diona], respectivamente), puede provocar el deseo de consumir alimentos o una conducta defensiva, si se produce, en forma respectiva, en áreas de la región rostral o caudal de la cubierta medial del núcleo accumbens.

No obstante, un mismo módulo neural puede generar diferentes estados afectivos ante distintas señales neuroquímicas y condiciones del entorno.

De esta manera, en presencia de la inhibición de los receptores AMPA, determinadas áreas del núcleo accumbens pueden desencadenar conductas defensivas en un contexto adverso o el deseo de consumo de alimentos en un entorno agradable, si en ellas se produce, en forma respectiva, la activación endógena de la neurotransmisión dopaminérgica, mediada por los receptores D1 y D2 (DRD1 y DRD2, respectivamente), o la excitación única de DRD1.

Sin embargo, no es posible desestimar que estos modos afectivos diferentes respondan a módulos neurales distintos, conformados por neuronas que expresan DRD1 o DRD2, ya que dichos receptores no se suelen localizar en las neuronas espinosas medianas del núcleo accumbens.

El autor destaca que la hiperpolarización neuronal provocada por la activación de los receptores GABAen áreas de la región rostral o caudal de la cubierta medial del núcleo accumbens conduce a la potenciación del componente hedónico de la valencia afectiva, es decir, se promueven las respuestas de agrado o de repulsión, respectivamente (estímulo externo: sabor de la sacarosa [modelo murino]).

Además, la inhibición de la señal glutamatérgica provocada por el bloqueo de los receptores AMPA induce el aumento en el deseo de consumir alimentos o en la conducta defensiva, al producirse, en forma respectiva, en áreas de la región rostral o caudal de la cubierta medial del núcleo accumbens, sin afectar el componente hedónico.

En lo que respecta a la implicancia de las estructuras amigdalinas, en la determinación de las valencias afectivas se considera, en la actualidad, que tanto el núcleo central como el basolateral de la amígdala (CeA y BLA, respectivamente) participan en la generación de la conducta defensiva y el miedo (estados afectivos negativos) y el deseo de consumir alimentos y otras emociones que conllevan sentimientos agradables.

Si bien no es posible establecer la correspondencia inequívoca de un módulo neural con un modo afectivo en la amígdala, debido a la inconsistencia de la información al contrastar diferentes estudios, es factible evaluar el funcionamiento de la amígdala en la génesis de las valencias afectivas si se lo circunscribe a determinados diseños experimentales y condiciones de laboratorio.

En este sentido, la información respecto de la implicancia única de las neuronas que secretan factor liberador de corticotropina en el CeA, en la generación de aversión ante situaciones estresantes o sensaciones desagradables durante el síndrome de abstinencia y, en particular, las neuronas que poseen eferencias al núcleo del lecho de la estría terminal, en la manifestación de conductas de evitación y de temor, debe ser contrastada con las observaciones efectuadas en ratones transgénicos.

En estos modelos animales, la excitación de los distintos tipos neuronales presentes en el CeA se logra mediante la aplicación de un láser que induce la expresión de canalrodopsina, que está controlada por el promotor de sinapsina. Dicha activación se efectúa en coordinación con la ingesta de solo una de las dos soluciones azucaradas ofrecidas, de manera que el roedor consume la solución asociada con la aplicación del estímulo.

Estas observaciones permiten postular que las diferentes poblaciones neuronales del  CeA podrían estar involucradas en la generación de emociones positivas o negativas de acuerdo con elementos condicionantes internos (activación de otras estructuras nerviosas, estados fisiológicos y psicológicos) y externos (situaciones estresantes o adversas o elementos atractivos, como la presencia de alimento).

En este sentido, resulta fundamental efectuar estudios adicionales que, con un diseño experimental similar, evalúen el efecto de distintos condicionantes en la generación de los modos afectivos, de manera de arribar a resultados reproducibles, que permitan inferir la implicancia de un módulo neural determinado en la generación de estados afectivos concretos.

Estos estudios permitirán comprender la diversidad de modos afectivos controlados por los módulos neurales del sistema límbico y las consecuencias de las alteraciones en dicha regulación, respecto de la aparición de enfermedades.


Conclusión

Si bien se desconocen los mecanismos subyacentes a la alternancia en el funcionamiento de los módulos neurales del sistema límbico, respecto de la generación de modos afectivos positivos y negativos, la consideración de esta alternancia permitirá la estructuración de estudios sucesivos, en los que se genere la información necesaria para responder a este interrogante.

SIIC- Sociedad Iberoamericana de Información Científica