Introducción |
El estreñimiento idiopático crónico (CIC) es un trastorno gastrointestinal común que se caracteriza por evacuaciones intestinales difíciles, poco frecuentes o incompletas; el trastorno tiene un impacto significativo en la calidad de vida relacionada con la salud. El CIC afecta principalmente a mujeres adultas, con una prevalencia estimada de aproximadamente 10-15% en los Estados Unidos.
El proceso de la enfermedad y los síntomas clínicos se manifiestan como resultado de una interacción desordenada entre el intestino y el cerebro.
Para cumplir con los criterios de Roma IV para CIC, una persona debe haber experimentado al menos dos de los siguientes síntomas en el 25% de las defecaciones en los últimos 3 meses (y haber cumplido los criterios insuficientes para un diagnóstico de síndrome del intestino irritable a predominio constipación (SII-C)): heces duras o grumosas; esfuerzo defecatorio; sensación de evacuación incompleta; sensación de obstrucción o bloqueo anorrectal; uso de maniobras para ayudar a defecar; y menos de tres evacuaciones por semana.
Existe un cruce significativo entre los criterios de diagnóstico para SII-C y CIC; sin embargo, SII-C se caracteriza por dolor abdominal relacionado con la defecación. El SII-C no se diagnostica típicamente en ausencia de dolor abdominal.
Las opciones de tratamiento convencionales para el CIC incluyen cambios en el estilo de vida, como actividad física regular, aumento de la ingesta de fibra y agua, modificaciones dietéticas y uso de laxantes de venta libre. Las terapias recetadas son el pilar del tratamiento farmacológico para los pacientes que no responden a las modificaciones dietéticas o de estilo de vida durante un período prolongado.
Se encuentran disponibles varias clases de terapias, que incluyen ablandadores de heces, laxantes estimulantes y agentes prosecretores. Los agentes prosecretores lubiprostona (un activador de los canales de cloro), linaclotida y plecanatida (agonistas de guanilato ciclasa-C) y prucaloprida (un agonista selectivo del receptor de 5-HT tipo 4) fueron aprobados por la FDA para el tratamiento del CIC en adultos.
La linaclotida, lubiprostona y plecanatida también están indicadas para el tratamiento de SII-C y han demostrado eficacia en ensayos controlados aleatorios para reducir el dolor abdominal y/o el malestar asociado con SII-C. El dolor abdominal en CIC y SII-C se ha atribuido a un mal funcionamiento del eje intestino-cerebro y, a menudo, se trata de manera ineficaz con analgésicos convencionales.
Por tanto, se han utilizado con cierto éxito otras clases de fármacos, incluidos ansiolíticos y antidepresivos, para aliviar el dolor asociado con estos trastornos. Los inhibidores de la recaptación de serotonina (ISRS) son de particular interés en este contexto, dado que media varias funciones de la serotonina en el intestino, incluyendo la motilidad intestinal, y la neurotransmisión serotoninérgica pueden ser anormales en pacientes con trastornos gastrointestinales funcionales tales como CIC y SII- C.
El objetivo de este estudio de cohorte retrospectivo fue examinar los patrones de uso de linaclotida y lubiprostona, centrándose principalmente en la duración del tratamiento y el cambio entre agentes, en pacientes con CIC, con y sin SII, utilizando una gran base de datos de EE. UU.
Métodos |
Los pacientes (≥18 años) con CIC que recibieron linaclotida o lubiprostona entre enero de 2013 y diciembre de 2015 se identificaron en una base de datos de reclamos de seguros médicos de Estados Unidos.
El seguimiento fue desde la fecha del primer reclamo por cualquiera de los medicamentos hasta el final de la inscripción o el cambio al agente alternativo.
Los patrones de farmacoterapia, la evidencia del síndrome del intestino irritable (SII) y el uso concomitante de inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina se examinaron utilizando la Clasificación Internacional de Enfermedades, Novena o Décima Revisión, códigos de modificación clínica y códigos nacionales de medicamentos.
Resultados |
> Tendencias en la recepción de linaclotida y lubiprostona
La base de datos contiene información sobre reclamos de farmacia y atención médica de aproximadamente 100 millones de vidas cubiertas desde 2007 hasta el presente en los Estados Unidos.
La proporción de todas las vidas con CIC que recibieron linaclotida aumentó de 0.02% (n=130) en 2012 a 3.5% (n=30.268) en 2015, mientras que la proporción de pacientes que recibieron lubiprostona disminuyó ligeramente durante el mismo período (de 2.2% [n=16.736] en 2012 al 1,5% [n=12.886] en 2015).
> Patrones de uso de linaclotida y lubiprostona
Entre el 1 de enero de 2013 y el 31 de diciembre de 2015, 43.164 y 17.743 pacientes con CIC recibieron linaclotida y lubiprostona, respectivamente, y cumplieron con los criterios del estudio.
La edad media en las dos cohortes fue 47,1 años para la linaclotida y 47,5 años para la lubiprostona; la mayoría de los pacientes eran mujeres (86,1 y 83,0%, respectivamente). Un total de 3.970 pacientes recibieron ambos fármacos durante el período de estudio y, por lo tanto, contribuyeron con datos a ambas cohortes.
> Pacientes con CIC y sin evidencia de SII
Más de la mitad de todos los pacientes con CIC que cumplieron con los criterios de inclusión del estudio no tenían evidencia de SII (59,9% [n=25.843] de los que comenzaron el tratamiento con linaclotida y 62,5% [n=11.081] de los que iniciaron el tratamiento con lubiprostona).
La evidencia de la recepción previa del otro fármaco del estudio fue similar en ambas cohortes, con un 8% de los pacientes del grupo de linaclotida que habían recibido previamente lubiprostona y un 9,4% de los del grupo de lubiprostona que habían recibido previamente linaclotida durante el período de 12 meses anterior a la fecha del índice.
La duración media del seguimiento fue similar entre las dos cohortes: 16,8 meses entre los pacientes con CIC que comenzaron el tratamiento con linaclotida y 17,4 meses entre los que comenzaron el tratamiento con lubiprostona.
De los pacientes que comenzaron el tratamiento con linaclotida, el 38,8% permanecieron en tratamiento durante 0 a 30 días, mientras que para la lubiprostona, la proporción correspondiente fue del 51,5%.
La proporción de días cubiertos (PDC) media durante los episodios de tratamiento fue alta en ambas cohortes: 83% para linaclotida y 87% para lubiprostona. La PDC fue de al menos el 90% para más del 60% de los episodios de tratamiento en ambas cohortes. El cambio de tratamiento a los 12 meses fue más común de lubiprostona a linaclotida que de linaclotida a lubiprostona (13,4 y 5,6%, respectivamente).
> Uso de ISRS
Menos del 25% de los pacientes con CIC y sin evidencia de SII recibieron ISRS durante el período previo al índice (22,3% con linaclotida y 22,2% con lubiprostona). Durante el período anterior al inicio el estudio, el escitalopram fue el ISRS más comúnmente recibido (6% de los pacientes en ambos grupos sin evidencia de SII).
En el período de seguimiento, el 23,7% y el 23,6% de los pacientes de la cohorte de linaclotida y lubiprostona, respectivamente, recibieron ISRS. De los 6.120 pacientes de la cohorte de linaclotida que recibieron ISRS durante el período de seguimiento, 4.224 (69%) también habían recibido ISRS en el período anterior al estudio.
En el grupo de lubiprostona, de los 2.611 pacientes que recibieron ISRS en el período de seguimiento, 1.742 (66,7%) también habían recibido ISRS en el período anterior al estudio. Aproximadamente el 60% de los individuos con evidencia de recepción de ISRS durante los períodos de pre-estudio y/o seguimiento también tenían un diagnóstico de trastorno depresivo.
Discusión |
Este estudio de cohorte retrospectivo examinó los patrones de farmacoterapia del mundo real en pacientes con CIC que iniciaban el tratamiento con linaclotida o lubiprostona, utilizando una base de datos de reclamaciones de seguros médicos de Estados Unidos. Las medidas clave del estudio incluyeron tendencias en la recepción, adherencia y cambio entre los fármacos del estudio.
El uso de linaclotida entre pacientes con CIC aumentó entre los años 2012 y 2015, mientras que la proporción de personas que recibieron lubiprostona disminuyó ligeramente durante el mismo período.
Aproximadamente el 60% de los participantes del estudio en ambas cohortes no tenían evidencia de SII. La duración media del tratamiento en pacientes con AIC y sin evidencia de SII fue de 6,6 meses para linaclotida y 4,5 meses para lubiprostona. La proporción de pacientes que cambiaron en el mes 12 de lubiprostona a linaclotida y de linaclotida a lubiprostona fueron 13,4 y 5,6%, respectivamente.
Los autores no encontraron diferencias claras en la duración de los episodios de tratamiento o la frecuencia de cambio de terapia entre la cohorte de estudio completa y el subgrupo de pacientes con CIC sin evidencia de SII. Esto contrasta con los hallazgos de Suresh et al., quienes observaron que la presencia de SII puede estar asociada con una mayor tasa de interrupción del tratamiento tanto para linaclotida como para lubiprostona.
Estudios previos han demostrado que la diarrea es un evento adverso común que ocurre después de la terapia con linaclotida y lubiprostona y puede resultar en la interrupción temprana del tratamiento.
Se necesitan más investigaciones para evaluar las razones de la interrupción del tratamiento con estos fármacos. También es importante señalar que la CIC es una enfermedad con síntomas que aumentan y disminuyen con el tiempo; por lo tanto, se puede esperar la interrupción y el reinicio del tratamiento con el tiempo.
Estos resultados muestran que una gran proporción de pacientes en ambas cohortes (aproximadamente el 67%) que estaban recibiendo ISRS antes del tratamiento con CIC permanecieron con ellos después del inicio del tratamiento con CIC. Esto sugiere que el tratamiento con linaclotida y lubiprostona no tiene ningún efecto sobre el uso de ISRS.
Conclusión |
En conclusión, aunque la duración del tratamiento fue relativamente corta en aproximadamente la mitad de los pacientes que iniciaron el tratamiento con linaclotida o lubiprostona, un pequeño subgrupo de pacientes permaneció en tratamiento durante un período prolongado.
Los hallazgos fueron en gran parte consistentes entre la cohorte completa y el grupo de pacientes que no tenían evidencia de SII.
Se necesita investigación adicional para determinar por qué algunos pacientes interrumpen la terapia y otros no.