Prevención y tratamiento

Mordeduras de perros en niños

Las lesiones suelen ser complejas física y psicológicamente. Se muestran los enfoques de tratamiento haciendo hincapié en estrategias de prevención.

Autor/a: Molly Jakeman,James A Oxley, Sara C Owczarczak-Garstecka, Carri Westgarth

Fuente: BMJ Paediatrics Open 2020;4:e000726

Indice
1. Texto principal
2. Referencias bibliográficas
Introducción

Se estima que hay 700 millones de perros en todo el mundo y decenas de millones de personas son heridas por perros cada año. 1, 2 Hay nueve millones de perros en el Reino Unido con 25% de los hogares dueños de un perro doméstico. 3

Entre los años 2014 y 2018, el número de ingresos hospitalarios por "mordeduras y golpes de perros" (que ahora se denominarán "mordeduras de perros") aumentó un 17% a más de 8000 por año en Inglaterra. 

En los EE.UU., las mordeduras de perros representan un promedio de 337.103 consultas de emergencia por año. Se estima que 5 países de bajos ingresos tienen una mayor incidencia de mordeduras y muertes resultantes que los países de ingresos altos debido a la prevalencia de la rabia y a la relativa falta de acceso a una atención sanitaria adecuada. 2 

Este estudio se basa en el manejo y la prevención de mordeduras de perros en los países de ingresos altos y medianos, pero también puede tener relevancia en otros contextos.

Las mordeduras de perros representan casi el 70% de todos los ingresos hospitalarios por mordeduras de mamíferos que cuestan al estado una gran cantidad de dinero por año. 6 7 

Hay una variación regional significativa en las tasas de internación por mordeduras de perros. En Inglaterra, las tasas más altas se observan en las zonas más desfavorables (medida por el Índice de Privación Múltiple), con la tasa más alta reportada en Merseyside (27,0 por cada 100 000 habitantes). 6 

Los niños son más propensos que los adultos a recibir atención médica por estas lesiones. 8 Los menores de 9 años se ven afectados desproporcionadamente (17,6 por cada 100 000 habitantes) y representan dos tercios de las admisiones entre los niños de 18 años.Específicamente, la investigación ha identificado dos grupos de edad de niños que son mordidos con mayor frecuencia: los menores de 2 años,9-11 y los de 9 a 12 años. 9 12 

Es probable que la verdadera incidencia de mordeduras de perros sea subestimada, ya que los estudios han encontrado que sólo un tercio de las víctimas de mordeduras de perro buscan tratamiento médico y de las que lo hacen, no todas recibirán tratamiento en un entorno hospitalario y por lo tanto no se incluirían en las cifras anteriores. 13 14 Además del impacto físico, las mordeduras de perros a menudo acarrean costos psicológicos para la víctima y sus tutores,15-18 que es subestimado.

Evaluación física y manejo

> Historia y examen

Las lesiones pediátricas por mordeduras de perros pueden poner en peligro la vida o las extremidades, debido a lesiones internas en los órganos, daño isquémico o contaminación bacteriana. 19 Por lo tanto, la evaluación inicial de una víctima pediátrica de mordedura de perro sigue el mismo enfoque que el de un paciente con traumatismo20 

Una vez estabilizado el paciente, se puede realizar una evaluación en profundidad de la mordedura. 

Una historia detallada del incidente puede revelar información sobre el patrón de trauma, resaltar las preocupaciones sobre la protección e informar la evaluación de riesgos tanto para tétanos como para rabia (si no es en un área libre de rabia). La documentación precisa y exhaustiva sobre las circunstancias del daño también es esencial para la investigación de los asistentes en esta área, que puede informar a los esquemas de prevención de mordeduras.

Los detalles relativos a la circunstancia de la mordedura deben tenerse en cuenta pidiendo descripciones (en lugar de interpretaciones) de los comportamientos de perros y niños antes y durante el evento. Deben evitarse las etiquetas basadas en supuestas motivaciones del comportamiento de los perros, como "celos" o "territorialidad." Debe recopilarse información relativa a la raza de perro, el sexo y el estado de esterilización, si se conoce. 

Se debe tener en cuenta la salud general del perro, ya que las condiciones como el dolor o la enfermedad pueden contribuir a un comportamiento agresivo. 21 Los perros pueden mostrar agresión inducida por el dolor que puede no ser fácilmente reconocida por el cuidador, destacando la importancia de evaluaciones veterinarias profesionales regulares incluso si se percibe que el perro está sano. Además, cualquier caso anterior de agresión debe ser preguntado, ya que un historial de comportamiento agresivo es un factor de riesgo para futuras mordeduras. 22 23 En los casos en que exista un historial conocido de comportamiento agresivo, se debe aconsejar que se consulte a un veterinario especializado en comportamiento.

En la población pediátrica, es esencial identificar las preocupaciones en relación al episodio. El Instituto Nacional de Excelencia en Salud (NICE) aconseja que una mordedura de perro a un niño en el contexto de una supervisión inadecuada debería levantar sospechas de negligencia. 24 Sin embargo, la comprensión de una supervisión adecuada en torno a los perros no es universal y las formas de mejorar las habilidades de supervisión de los cuidadores no están claras.

Por lo tanto, la evaluación del contexto en el que el niño resultó herido, las circunstancias en las que el niño se encuentra con el perro y la historia tanto del comportamiento del perro como de las prácticas de supervisión de los cuidadores informarán acerca del riesgo continuo para el niño. Esta evaluación es de particular importancia cuando el perro es propiedad de la familia o con frecuencia está cerca del niño.

El conocimiento de las circunstancias de la lesión, además del tamaño del perro en relación con el niño, puede proporcionar información sobre el patrón esperado de lesiones. Un mecanismo de "mordida y liberación" da lugar a heridas de tipo punción, mientras que un mecanismo de "agarre y retención" puede conducir a un espectro de lesiones, desde laceraciones simples hasta pérdida de tejidos blandos, con o sin lesiones estructurales o internas significativas del órgano. 25 

El estado médico de la víctima debe tenerse en cuenta con especial atención a los factores de riesgo para desarrollar sepsis, incluidos los inmunocomprometidos o asplénicos. 26 

La evaluación de las lesiones debe incluir la ubicación anatómica, el tipo y la profundidad de las heridas. Se debe tener en cuenta una evaluación de la afección estructural subyacente, incluido el estado neurovascular distal a la lesión. 

Las heridas deben evaluarse para detectar el alcance del tejido desvitalizado, los signos de infección o cuerpo extraño. Se han identificado fracturas óseas subyacentes en casos de mordeduras de perros con tan frecuencia como el 7,7%. 27 Por consiguiente, las radiografías deben realizarse cuando se sospeche una fractura subyacente, cuando la herida abarque una articulación y para excluir cuerpos extraños radiopacos profundos, como los dientes. 28 29

Intervenciones médicas

Debe realizarse una evaluación del riesgo de tétanos y rabia.

 En la actualidad, el Reino Unido se considera un país "sin riesgo" para rabia de un perro. 30 No obstante, esta situación está actualmente amenazada por la importación de perros sin vacunas válidas. 31 

En el caso de mordeduras ocurridas en otros lugares se debe evaluar el riesgo y, cuando se indique, el tratamiento post exposición administrado de acuerdo con la orientación de Salud Pública de Inglaterra (PHE). 30 PHE aconseja que las heridas con desvitalización extensiva del tejido o contaminación pesada con suelo o material agrícola deben considerarse de alto riesgo para tétanos. 

Sin embargo, no se requiere un tratamiento adicional inmediato para el riesgo de tétanos en:

Pacientes mayores de 11 años, que han recibido un esquema adecuado (tres dosis administradas con 1 mes de diferencia) de la vacuna antitetánica con la última dosis en un plazo de 10 años.

Pacientes de 5 a 10 años que han recibido esquemas adecuados y refuerzo preescolar.

Pacientes menores de 5 años que han recibido un esquema adecuado de vacunación. 32

Se debe aconsejar a estos pacientes que completen el calendario de inmunización con normalidad. Para las personas con antecedentes de vacunación incompleta para su edad, se debe administrar toxoide tetánico con o sin inmunoglobulina de tétanos, de acuerdo con el nivel de riesgo evaluado.

NICE recomienda profilaxis antibiótica para heridas punzantes, lesiones por mordeduras en las manos, pies, cara o genitales, pacientes inmunodeprimidos y aquellos que requieren cirugía o con una lesión estructural subyacente. 28 

Otras recomendaciones incluyen el suministro de antibióticos para todas las heridas de mordeduras que presenten 8 horas o más de evolución. 28 Sin embargo, el uso de antibióticos para las heridas que se presentan después de 48 horas sin signos de infección no está indicado debido a un beneficio limitado en este contexto. 25 Estas recomendaciones se basan en gran medida en opiniones de expertos, con excepción de las mordeduras en la mano, que están respaldadas por un examen Cochrane. 33

 Los patógenos comunes que se encuentran en las heridas de mordeduras de perros infectadas incluyen pasturella, staphlococcus y especies de Streptococcus y por lo tanto se recomienda una cobertura antibiótica de amplio espectro, como amoxicilina/ácido clavulánico, durante 1 semana. 28 29 

Para pacientes alérgicos a la penicilina menores de 12 años, se debe solicitar asesoramiento a un infectólogo. 28 Las mordeduras en pacientes con signos de infección sistémica deben controlarse de acuerdo con los protocolos locales de sepsis, asegurando que se tomen cultivos de heridas y sangre para ayudar a guiar los tratamientos antimicrobianos.

Manejo de heridas

Se deben irrigar todas las heridas por mordedura para prevenir la infección. 

No se recomienda irrigar bajo presión debido al riesgo de propagación de bacterias en tejidos más profundos. 28 No existen pruebas que apoyen el uso de agua estéril sobre agua tibia de la cañilla, y ésta se recomienda para las medidas de primeros auxilios. 28 

Debe alentarse a  que la herida sangre ligeramente para ayudar a expulsar cualquier cuerpo extraño o contaminante. 

Debe realizarse el debridamiento de todo el tejido desvitalizado y la eliminación de cualquier material extraño restante. 28

El cierre primario de las heridas por mordeduras es un tema controvertido. Con una irrigación adecuada, las tasas de infección por cierre primario y cierre no retrasado o retrasado en heridas simples que se presentan a tiempo son similares. 28 34 

En general, las heridas que presenten 24 horas o más tarde después de la injuria, aquellas que estén clínicamente infectadas o las heridas punzantes sin lesiones estructurales, deben cerrar por “segunda” es decir en forma secundaria. 28 Debería considerarse especialmente el cierre primario a las heridas en zonas estéticamente sensibles, ya que esto puede proporcionar un mejor resultado estético. 35 

Las laceraciones simples se pueden afrontar en el servicio de emergencias con anestesia local con o sin sedación, si las la condiciones están dadas y el niño lo tolera. Sin embargo, las laceraciones complejas o los niños que no pueden tolerar la intervención bajo sedación deben ser derivados para su debridamiento y reparación quirúrgica. 

Las heridas con pérdida de tejido o lesiones estructurales subyacentes, incluidas las fracturas, deben derivarse al equipo quirúrgico adecuado para un mejor manejo. La necesidad de cirugía reconstructiva en forma de injertos o colgajos de piel se ha notificado en hasta el 5,1% de los casos. 27 

Las heridas punzantes o con signos de infección localizada deben recibir antibióticos y reevaluarse en un plazo de 48 horas. 28 El seguimiento de las heridas depende del lugar, del tamaño, de la intervención realizada y del riesgo previsto de infección.

Impactos psicológicos

El impacto psicológico de las mordeduras de perros a menudo está mal documentado y, por lo tanto, mal reportado. Los estudios han demostrado un espectro de alteraciones psicológicas en los niños después de una mordedura de perro desde comportamientos de evitación hasta diagnóstico formal de trastorno de estrés postraumático (TEPT). 16 

Boat y colaboradores15 encontraron que en más del 70% de los casos de mordedura de perro, los padres reportaron al menos una nueva relación con el comportamiento. Casi un tercio de los niños demostraron un nuevo miedo o evitación de los perros y una quinta parte experimentó pesadillas tras el incidente. Ji y colaboradores16 encontraron una incidencia del 5% del TEPT a los 3 meses después del hecho. 

Los síntomas del trastorno de estrés postraumático pueden variar y van desde comportamientos de evitación y adormecimiento hasta aumento de la excitación, hipervigilancia y recuerdos vívidos. 36 Estos síntomas de angustia pueden experimentarse de forma aislada, por lo que no cumplen los criterios para un diagnóstico de trastorno de estrés agudo (TEA) o TEPT y pueden pasar desapercibidos. 16

El impacto psicológico se observa tanto en los niños tratados en el servicio de emergencias como en los que requieren internación. 16 Sin embargo, tanto el TEA como el TEPT parecen ocurrir con mayor frecuencia en los niños que requieren internación por sus lesiones. 16 Se requiere más investigación para determinar si esto es simplemente un reflejo de la gravedad de la lesión o si la intervención hospitalaria en sí es un factor determinante.

El impacto psicológico puede persistir durante muchos meses después del incidente. 

Peters y colaboradores17 encontraron que en una cohorte de 22 niños tratados en el entorno del departamento de emergencias,12 habían reportado síntomas de TEPT durante más de 1 mes cuando fueron entrevistados en un intervalo medio de 7 meses después de la lesión.

También es importante tener en cuenta que hay un impacto psicológico en los cuidadores de las víctimas pediátricas. Boat y equipo15 encontraron que el 85% de los padres cuyo hijo sufrió una lesión por mordedura de perro reportaron cambios en sus propios sentimientos después del incidente. Dos tercios reportaron sentimientos de culpa y cerca de la mitad reportaron sentirse enojados o temerosos por la seguridad de su hijo.

Los cuidadores de un niño involucrado en un evento traumático deben ser informados de las respuestas normales al trauma (síntomas como pesadillas, comportamiento de evitación, aumento de las dificultades conductuales) y se les debe aconsejar que se pongan en contacto con su pediatra si estos síntomas persisten más allá de 1 mes. 37 

Dadas las diversas presentaciones de trastornos psicológicos tras el trauma, tanto en adultos como en niños, y las complejas emociones que rodean en busca de ayuda, parecería adecuado un enfoque más proactivo para la detección y la derivación a psicología. Sin embargo, este enfoque está limitado por la baja calidad y la evidencia limitada de una intervención temprana para prevenir el desarrollo del TEPT. 37

Factores de riesgo y circunstancias de mordida

Cada vez hay más pruebas sobre los patrones y factores de riesgo potenciales de las mordeduras de perro en la población pediátrica. Sin embargo, esto es limitado debido a que si el paciente no buscó atención médica la documentación clínica es insuficiente sobre las circunstancias de la mordedura. 10 

Los niños menores de 5 son más propensos a presentar lesiones en la cabeza y el cuello 5, 27. Se cree que esto es el resultado de una serie de factores, incluyendo la altura del niño y la tendencia a gatear o jugar en el suelo.27 

En particular, los niños de 1 a 2 años tienden a colocar su rostro cerca de objetos nuevos o en movimiento que pueden desencadenar una reacción en un perro38

Niños mayores de 9 años son más propensos a sufrir lesiones en sus extremidades, presumiblemente debido a su mayor altura y las extremidades siendo el punto más cercano al animal durante una mordedura27.  En la mayoría de los estudios, a menudo se informa que los niños son mordidos con más frecuencia que las niñas,39- 42 años, pero no en todos los casos43

En el 70% de los casos de mordeduras de perro, el perro es propiedad de un miembro de la familia y los niños son más comúnmente mordidos en el hogar5 10.  

Las mordeduras de perro en pediatría son comunes en los meses de verano y ocurren con mayor frecuencia entre las 16:00 y las 20:00 y los fines de semana 5 44 .Esto puede reflejar tiempos en los que los niños son más propensos a estar cerca de los perros, potencialmente sin supervisión, durante la preparación de alimentos o las horas de comida10 44.  

Reisner y colaboradores45 informaron que en el 42% de los casos en los que el perro estaba familiarizado con el niño, la causa atribuida para la mordedura fue en respuesta a la vigilancia de alimentos. Sin embargo, es importante tener en cuenta que las mordeduras pueden ocurrir en una serie de contextos y en algunas cohortes, más comúnmente ocurrieron mientras interactuaban con el perro, incluso durante el juego13 46-48

La capacidad de interpretar correctamente el comportamiento de los perros mejora con la edad y los niños menores de 7 años luchan por identificar comportamientos relacionados con el miedo en los perros 49 50.  Sin embargo, incluso cuando son capaces de identificar correctamente el miedo, los niños pequeños no conocen comportamientos seguros, habitualmente informando que se acercan a los perros temerosos,49 por lo tanto la separación física excepto cuando está muy estrechamente supervisado es primordial. 

Los perros con una predisposición temerosa pueden ser más propensos a mostrar un comportamiento agresivo hacia los niños. Por ejemplo, se informó que más de tres cuartas partes de los perros involucrados en mordeduras a niños tenían antecedentes de comportamiento relacionado con el miedo en otros contextos, como en respuesta a ruidos fuertes o separación de su dueño. 45 

También se ha informado de un aumento en el número de mordeduras de perros en momentos de tormentas eléctricas. 51 Sin embargo, esto también puede reflejar cambios en el comportamiento humano en torno a los perros en este momento, como los intentos de consolar al animal.

Una revisión sistemática encontró pruebas limitadas y contradictorias para apoyar la raza, el sexo o la edad del perro como factores de riesgo para morder. 23 En general, los perros más grandes pueden causar lesiones más graves por una mordedura en comparación con el perro pequeño debido a la diferencia relativa en el tamaño, sin embargo, la investigación indica que los perros pequeños tienen un mayor riesgo de morder a sus dueños. 22

La identificación de un vínculo entre el riesgo de mordeduras y las razas caninas está limitada por la precisión de la identificación de la raza por parte de la víctima. 52 Además, es más probable que se informe una raza cuando se cree que fueron mordidos por una raza enumerada dentro de la Ley de Perros Peligrosos (Pit Bull Terriers, Japonés Tosa, Dogo Argentino y Fila Brasileiro) que otras razas. 52 53 Además, la heterogeneidad de las razas caninas implicadas en las mordeduras significa que los estudios a menudo están poco capacitados para detectar diferencias estadísticamente significativas en el riesgo entre razas. 22 

Las pruebas de un efecto de la castración sobre la agresión dirigida al hombre son contradictorias, y se requiere más investigación longitudinal para determinar la dirección causal. 23 No obstante, existen algunas pruebas que sugieren que la agresión dirigida al hombre puede tener un componente heredable, que es un factor de riesgo potencialmente modificable y merece una investigación más profunda23 54

Prevención de mordeduras de perros

Las mordeduras de perros deben considerarse lesiones involuntarias predecibles y prevenibles, en lugar de accidentes. 55 

Por desgracia, la percepción de las mordeduras de perro como «sólo una de esas cosas» promueve la opinión de que no se puede hacer nada para prevenirlas. 18 Prevenir lesiones como consecuencia de las mordeduras de perros es complejo debido al número de factores involucrados (es decir, el perro, el niño, el medio ambiente, la supervisión parental y la interacción perro-niño). Al considerar la prevención de lesiones infantiles, la supervisión entre padres e hijos y las intervenciones para mitigar el riesgo de peligros son factores esenciales a considerar. 56

Enfoques existentes para la prevención de mordeduras de perros

Las intervenciones actuales de prevención de mordeduras de perro toman dos formas: manejo ambiental (por ejemplo, legislación relacionada con perros) y educación. 57 En el Reino Unido, el manejo ambiental a nivel nacional se implementó en forma de la Ley de Perros Peligrosos de 1991, después de varios ataques de perros altamente publicitados. Esto fue muy criticado y se cree que ha tenido poco impacto en los ingresos hospitalarios por lesiones por mordeduras de perros. 4 53 

Por el contrario, la ciudad de Calgary, Canadá, mostró una reducción en la frecuencia de las mordeduras de perros tras la introducción de un sistema obligatorio de licencias para perros y de clases subvencionadas de adiestramiento de perros.58 

Prevención a través de la educación

La mayoría de las investigaciones en prevención de mordeduras de perros se centran en programas de prevención y educación en seguridad dirigidos a niños y cuidadores. Investigaciones recientes que analizan el contenido de vídeo en línea de incidentes de mordeduras de perros han identificado que antes de una mordedura, los perros expresan señales anticipatorias de comportamiento de acuerdo con la escala de agresión canina aproximadamente 20 segundo antes de que ocurra una mordedura, lo que sugiere que hay cierto margen de intervención.48 59

Las intervenciones educativas están disponibles en muchas formas, incluyendo libros, sitios web, recursos de enseñanza de escuelas primarias y carteles. En el Reino Unido, actualmente existe una serie de esquemas que utilizan el conocimiento del comportamiento de los perros e identifican factores de riesgo para informar a los niños y a los padres de un comportamiento seguro alrededor de los perros, tales como:

 • El esquema del perro azul(https://www.thebluedog.org/en/).

 • Be Dog Smart (Dogs Trust) (https://www.learnwithdogstrust.ie/be-dog-smart/).

 • Sé seguro con perros (Cruz Azul)(https://www.bluecross.org.uk/pet-advice/be-safe-dogs).

 • El esquema de seguridad y sonido (The Kennel Club) (https://www.thekennelclub.org.uk/training/safe-and-sound/).

De las investigaciones realizadas sobre la eficacia de los sistemas de prevención de mordeduras de perro,57 hay pruebas que respaldan que los regímenes educativos tienen el potencial de aumentar el conocimiento de comportamientos seguros en torno a un perro a corto plazo. 60 

No obstante, no parecen suficientes para cambiar el comportamiento de los niños en presencia de un perro real o el comportamiento de los padres en presencia de un perro no conocido por ellos. 60,61 Esto no es sorprendente dada la conocida baja eficacia de los enfoques "educativos" para la prevención de lesiones,62 63 que a menudo se eligen debido a una tendencia a culpar a la víctima por hacer algo malo,64 como también se percibe en las mordeduras de perro. 18 

Aun con conocimiento, es muy difícil cambiar el comportamiento, y siempre se cometerán errores.6065 Se requiere más investigación para determinar el método más eficaz para la adquisición de conocimiento y cambios de comportamiento resultantes, para todas las edades. Además, es necesaria una colaboración más estrecha entre médicos, veterinarios y profesiones de salud pública para desarrollar programas educativos integrales para los dueños de perros, los niños y sus padres.66

Prevención a través de la supervisión

La estrecha supervisión de las interacciones entre niños y perros por parte de un adulto y que ha sido educado para interpretar el lenguaje corporal de los perros tiene el potencial de prevenir las mordeduras. 58 Sin embargo, la falta de comprensión de que cualquier perro puede reaccionar agresivamente hacia cualquier ser humano en circunstancias particulares, dificulta la prevención de mordeduras. 

En comparación con los expertos en comportamiento de los perros, los dueños de perros sin conocimiento permiten interacciones de mayor riesgo entre los niños y los perros propios y desconocidos (como acostarse en la cama de un perro o quitarle el hueso) y minimizar el riesgo. 46 

La percepción de que uno no está en riesgo alrededor de un perro familiar podría ayudar a explicar por qué más del 50% de los cuidadores dejan a los niños desatendidos alrededor de los perros de la familia al menos por un corto período de tiempo. 46 La investigación sobre las interacciones diarias entre perros y niños menores de 6 años reveló que la mayoría de las lesiones ocurren en contextos distintos de la agresión.67 

Dado que la mayoría de los programas de prevención se centran en reconocer comportamientos relacionados con el estrés en perros,59 los cuidadores pueden no ser conscientes del contexto en el que se requiere la supervisión de los niños alrededor de los perros. Además, la exposición de los cuidadores a una intervención educativa destinada a prevenir las mordeduras a los niños no tuvo ningún impacto en su comportamiento de supervisión. 61

Esto sugiere que la educación de los cuidadores en el lenguaje corporal de los perros debe complementarse con una campaña que aborde ambas percepciones de contextos en los que se producen mordeduras a los niños y que comúnmente tenga opiniones de que "probablemente no sea mordido" o "mi perro no mordería".18

Prevención a través de la modificación ambiental

Dadas las dificultades en la educación y la supervisión activa, la prevención de mordeduras debe incluir la promoción de medidas de seguridad ambiental dentro del hogar. 

En comparación con los expertos, los cuidadores se basan en menos métodos de prevención de mordeduras y rara vez utilizan controles ambientales.46 Los controles ambientales están menos sujetos a errores humanos y son particularmente útiles en situaciones en las que la estricta supervisión del perro es difícil. La instalación de puertas para bebés además de garantizar que un perro no pueda escapar de una propiedad durante las visitas, son enfoques potencialmente eficaces pero poco utilizados para prevenir mordeduras.57

Además, también debe considerarse la socialización, el entrenamiento y la cría de perros con menos probabilidades de morder (o causar daños graves). Es importante la educación de los criadores y propietarios de la influencia de la herencia biológica, la experiencia en la vida temprana y la socialización.23 68 

El miedo social se ha asociado con una socialización inadecuada durante la etapa de cachorro y la inactividad tanto en el entrenamiento como en las actividades de juego. 69 70 Las investigaciones sugieren que las razas pequeñas son menos socializadas y entrenadas y, tienen más miedo tanto de extraños como de otros perros en comparación con los perros más grandes, lo que podría aumentar el riesgo de mordeduras.69 70

Aunque las mordeduras de perro ocurren con mayor frecuencia en la casa del dueño, es importante destacar que las mordeduras también ocurren dentro de las áreas públicas. 13 

Por lo tanto, los esfuerzos de prevención deben extenderse a estos espacios y considerar factores adicionales. 13 Una estrategia que se ha utilizado en América del Norte es la aplicación de las «leyes de correa».71 

En una encuesta transversal a veterinarios de animales pequeños en los Estados Unidos, el 79,9% aprobó las leyes de correa más estrictas como método para mejorar la seguridad pública en comparación con el 6,1% para desaconsejar razas de perros específicas. 72 No obstante, es probable que la aplicación de las leyes de correa sea difícil, y también puede tener repercusiones en términos de motivación para promover la actividad física en los propietarios. 73 

Además, también es esencial la educación pública del comportamiento adecuado de un niño en torno a un perro desconocido encontrado en un espacio público. Hay falta de evidencia de la eficacia de las estrategias de prevención dentro de los espacios públicos y se necesita más investigación.

Reducción del impacto de la mordedura y futuros incidentes

Aunque las mordeduras deben considerarse lesiones prevenibles, los errores ocurrirán y, por lo tanto, la educación debe extenderse a lo que un niño y cuidador deben hacer durante un incidente de mordedura con el fin de reducir la gravedad de las lesiones, además de la acción posterior a la mordedura, como el apoyo psicológico. 74 75 

Después de una mordedura, el propietario debe ser ayudado a identificar por qué se produjo la misma, especialmente si un perro no ha mostrado previamente un comportamiento agresivo. 45 76 Es importante que se dé asesoramiento profesional al propietario para garantizar que el perro pueda ser manejado de forma segura. 

Si el niño sólo está expuesto al perro por períodos cortos (como visitante), o mientras se abordan los comportamientos de un perro y las razones subyacentes para ello, otras opciones de manejo de riesgos específicas del contexto incluyen la implementación de barreras ambientales (como puertas para bebés) y entrenamiento para mascotas (como la caja o el entrenamiento con bozales). 

En última instancia, en los casos en que el bienestar de los perros se ve comprometido y no es posible modificar el comportamiento suficiente junto con la gestión del riesgo, se puede considerar la transferencia del animal (ya sea temporalmente, para dar tiempo para que el dueño reflexione y considere las opciones disponibles, o permanentemente) a un hogar que sea capaz de manejar el comportamiento del perro (por ejemplo, si la agresión se centra en los niños, volver a casa en un hogar solo para adultos puede ser factible). En los casos graves en los que se plantea una amenaza continua, se ha llegado a considerar la eutanasia.77

Para los padres que están considerando introducir un perro en el hogar, hay una falta de evidencia sólida para ayudar a predecir qué raza o género de perro es menos probable que muerda.23 Cada perro debe ser considerado de forma individual teniendo en cuenta el temperamento de los padres, la socialización previa, el entrenamiento y los episodios de agresión dirigida al hombre. 

Los padres deben considerar su hogar y cómo el perro sería manejado junto con sus hijos dentro de ese entorno. Además, deben considerar la compatibilidad de su estilo de vida con los requisitos potenciales para promover el bienestar del perro (considerando la raza), incluyendo el entrenamiento adecuado, y el ejercicio.

Conclusión

Hay muchos factores a tener en cuenta al tratar a niños con lesiones por mordeduras de perro. 

El impacto psicológico de estas lesiones tanto para el niño como para el padre puede ser significativo y es probable que sea poco reconocido. 

Se requiere un enfoque multidisciplinario tanto para tratar a estos pacientes como para evitar que se produzcan mordeduras en primer lugar.

Mensajes clave

 • Un interrogatorio minucioso puede revelar el patrón de las lesiones y guiar el manejo médico además de informar las medidas preventivas.

 • El impacto psicológico de una mordedura de perro tanto en el niño como en el cuidador suele pasarse por alto.

 • La mayoría de las mordeduras de perro en niños se producen en el hogar.

 • Se requiere un enfoque multidisciplinario para desarrollar sistemas de prevención más completos y eficaces.

Comentario

Las lesiones por mordeduras de perro tienen un gran impacto en la salud pública y suelen ser sufridas por niños. Las lesiones pueden ser complejas tanto física como psicológicamente, y en casos raros mortales. Este estudio muestra los manejos actuales de tratamiento, explora los patrones identificados en diferencias episodios y plantea la eficacia de las estrategias de prevención. 

Las lesiones deben evaluarse minuciosamente en búsqueda lesiones subyacentes. El tratamiento depende de la gravedad y la ubicación, pero todas las lesiones deben irrigarse para reducir el riesgo de infección, y no siempre requieren de la administración de antibióticos. 

Es fundamental explorar cuidadosamente las circunstancias en las que se produjo la mordedura. Reducir la incidencia de mordeduras de perro en niños requiere la educación de los niños y de los padres recalcando que cualquier perro puede morder, independientemente de la raza, y que las interacciones entre niños y perros deben ser supervisadas siempre aunque queda claro que es poco probable que la educación por sí sola impida los episodios de mordeduras. 

Resumen y comentario objetivo: Dra. María José Chiolo