Introducción |
El cannabis es una droga psicoactiva de uso común, particularmente entre adolescentes y adultos jóvenes. El 78% de los consumidores de cannabis tienen entre 12 y 20 años. Esto es preocupante ya que el consumo de cannabis durante la adolescencia se ha relacionado con deficiencias duraderas del funcionamiento ejecutivo y del control de impulsos.
La potencial asociación del uso de cannabis con el desarrollo adolescente representa un problema de salud pública, sobre todo en áreas donde el consumo de cannabis recreativo ha sido legalizado.
La transición de la adolescencia tardía a la adultez se caracteriza por un cambio estructural cerebral significativo, más notable en áreas con trayectorias de desarrollo prolongadas y mielinización relativamente tardía. La evidencia indica que el cerebro adolescente puede ser particularmente sensible a interrupciones en las fluctuaciones normativas de la señalización endocannabinoide, en asociación con alteraciones del neurodesarrollo y el comportamiento.
Aquí, se examinó la asociación entre el uso de cannabis y el desarrollo cortical cerebral. De la muestra IMAGEN, se identificaron a los adolescentes sin consumo previo de cannabis al inicio del estudio y con datos de neuroimágenes disponibles al inicio y a los 5 años de seguimiento.
Primero, se examinó hasta qué punto el consumo de cannabis se asoció con el grosor cortical a los 5 años de seguimiento. Para evaluar la temporalidad de esta asociación, se examinó la medida en que el grosor cortical a los 14 años se modificó con el consumo de cannabis a los 5 años de seguimiento.
Se utilizó un modelo lineal de efectos mixtos (MLM) para probar el grado en que el inicio del uso de cannabis se asoció con el cambio de grosor cortical en relación a la edad (14 a 19 años). Se realizó seguimiento para probar hasta qué punto el adelgazamiento cortical relacionado con el cannabis se asociaba con aspectos del comportamiento impulsivo.
También se evaluó la asociación entre el mapa de adelgazamiento cortical relacionado con el cannabis y la disponibilidad del receptor de cannabinoide 1 (CB1) mediante tomografía por emisión de positrones (PET) (recopilado de adultos jóvenes) con la hipótesis de que las áreas que muestran un adelgazamiento relacionado con el cannabis exhibirían una disponibilidad del receptor CB1 relativamente mayor.
Se planteó que el adelgazamiento relacionado con el cannabis sería más evidente en las regiones corticales que experimentan el mayor cambio estructural durante la ventana de desarrollo estudiada.
Resultados |
El estudio evaluó 1598 imágenes de RM de 799 participantes. A los 5 años de seguimiento, se evidenció una asociación dosis dependiente entre el consumo de cannabis y el grosor cortical, con asociaciones negativas significativas entre consumo y grosor cortical prefrontal izquierdo y derecho.
No hubo asociaciones significativas entre el grosor cortical basal y el seguimiento del consumo de cannabis a lo largo de la vida, lo que sugiere que las diferencias neuroanatómicas observadas a los 5 años no precedieron al inicio del consumo.
El análisis de MLM reveló una significativa interacción tiempo × cannabis ya que el consumo se asoció con un adelgazamiento cortical prefrontal bilateral acelerado relacionado con la edad; los resultados no se alteraron al controlar por edad basal y período de tiempo entre controles. El mapa estadístico de esta interacción se asoció significativamente con el mapa de disponibilidad del receptor CB1 por PET, indicando que las áreas corticales adelgazadas con la edad por consumo de cannabis se superpusieron parcialmente con la mayor densidad de receptores CB1.
También se caracterizó la asociación entre edad y espesor cortical en los participantes vírgenes de consumo. Hubo una asociación significativa entre los puntos de tiempo y el grosor cortical, con la mayoría de las áreas corticales, evidenciando adelgazamiento relacionado con la edad. El patrón espacial de adelgazamiento cortical relacionado con cannabis se correlacionó con el mapa estadístico para la asociación temporal, indicando que el adelgazamiento relacionado con cannabis fue mayor en las regiones corticales que evidencian un adelgazamiento relacionado con la edad más significativo.
En todos los análisis, el control del nivel socioeconómico, el coeficiente intelectual (CI) verbal y el CI de desempeño no alteró los resultados. No hubo interacción significativa entre el sexo y el cannabis en el espesor cortical. En el análisis longitudinal, la interacción tiempo × cannabis × sexo no se asoció significativamente con el espesor cortical, indicando que la asociación entre el adelgazamiento relacionado con la edad y el consumo de cannabis no difiere entre sexos.
El adelgazamiento cortical relacionado con el cannabis en la corteza prefrontal dorsomedial derecha representó una variación única en la impulsividad atencional a los 5 años de seguimiento controlando por sexo, sitio, edad basal, volumen cerebral basal, desarrollo puberal, CI verbal y CI de desempeño. Los análisis de seguimiento no revelaron asociaciones entre el adelgazamiento asociado al cannabis y otras medidas psicopatológicas y neurocognitivas.
Discusión |
Los resultados sugieren que el consumo de cannabis durante la adolescencia media o tardía puede asociarse con un desarrollo cortical alterado, particularmente en regiones prefrontales ricas en receptores CB1 y que exhiben trayectorias de maduración prolongadas. Se halló evidencia de una asociación dosis-dependiente entre consumo de cannabis y adelgazamiento cortical acelerado durante el período de 5 años.
Las variaciones neuroanatómicas observadas con el consumo de cannabis no se asociaron con alteraciones estructurales cerebrales preexistentes. Además, las áreas corticales en las que la transición al uso de cannabis se asoció con un adelgazamiento acelerado relacionado con la edad, fueron, en promedio, las regiones con mayor disponibilidad de receptores CB1.
Los análisis indican una posible consecuencia de la alteración cortical por cannabis, ya que el adelgazamiento de la corteza prefrontal dorsomedial derecha se asoció con impulsividad atencional en el seguimiento a 5 años.
Numerosos estudios han evaluado los correlatos estructurales cerebrales del consumo de cannabis en adolescentes, aunque los hallazgos han sido inconsistentes. En general, al comparar consumidores adolescentes con no consumidores, se observó reducción de volumen y/o superficie de áreas frontales y parietales y del espesor cortical en las regiones frontales. Sin embargo, otros estudios hallaron evidencia de aumento de volumen y/o espesor en regiones temporales y cerebelosas en consumidores, y otros no revelaron diferencias.
Durante mucho tiempo se ha postulado que los procesos continuos de desarrollo neurológico durante la adolescencia pueden generar una mayor vulnerabilidad a la exposición al cannabis y aumentar la probabilidad de asociaciones a largo plazo con la cognición y el comportamiento. Estudios en animales informaron efectos duraderos de la exposición al tetrahidrocannabinol (THC), principal sustancia psicoactiva del cannabis, como alteración del comportamiento social y de los procesos motivacionales. En humanos, los consumidores de cannabis con inicio en la adolescencia exhiben mayores problemas asociados con dicho uso en la edad adulta que los consumidores de cannabis de inicio tardío.
Los hallazgos del presente estudio pueden ayudar a dilucidar la mayor vulnerabilidad a los efectos del consumo de cannabis en adolescentes. El mapa estadístico de cambio cortical según edad se correlacionó significativamente con los mapas estadísticos de interacción tiempo × cannabis en relación al grosor cortical a los 5 años de seguimiento.
Estos resultados sugieren que el uso de cannabis tendió a ubicar el cambio de espesor cortical dentro de áreas que ya estaban experimentando un mayor grado de modificación relacionado con la edad (desde el inicio hasta los 5 años de seguimiento). Este hallazgo proporciona apoyo a la asociación entre el consumo de cannabis y los procesos madurativos cerebrales en curso y brinda una posible explicación para la mayor vulnerabilidad a resultados cognitivos desfavorables por consumo de cannabis entre los adolescentes.
Más importante, los hallazgos de imágenes son consistentes con investigaciones recientes en animales sobre exposición al THC y maduración cortical prefrontal, en las que la exposición interrumpió los procesos normales del neurodesarrollo al inducir una poda dendrítica prematura en la edad adulta temprana. Se considera que el adelgazamiento cortical relacionado con el cannabis revelado por RM en este estudio se sustenta en el mismo fenómeno neurobiológico.
Este estudio posee varias fortalezas. Todos los participantes reportaron no haber usado cannabis previamente, y, para aquellos que hicieron la transición al consumo, la exposición se produjo durante la misma ventana de desarrollo. Además, el número de participantes ofreció un mayor poder estadístico para detectar cambios estructurales cerebrales más sutiles.
También deben abordarse varias limitaciones. Los datos de PET utilizados en este estudio se recopilaron de una muestra separada de adultos jóvenes, no de los participantes. Dada la naturaleza invasiva del PET y sus riesgos asociados, no es ético recopilar datos de PET en menores.
Por lo tanto, no se puede afirmar definitivamente que en esta muestra las áreas que exhiben adelgazamiento relacionado con cannabis en los análisis de RM fueran altas en disponibilidad de CB1. Además es posible que los participantes no fueran honestos con respecto al consumo de cannabis o que sus estimaciones de consumo fueran inexactas. También existe incertidumbre con respecto a los mecanismos neurobiológicos exactos asociados con el adelgazamiento cortical evaluado por RM.
La investigación sugiere que podría reflejar el aumento de mielinización de las capas corticales inferiores más que una poda sináptica y/o pérdida de células neuronales; sin embargo, este estudio se centró en el grosor cortical y no examinó los potenciales resultados relacionados con el cannabis en las estructuras subcorticales.
Dada la naturaleza observacional del estudio, es posible que la asociación entre adelgazamiento cortical y consumo de cannabis refleje trayectorias de maduración cerebral preexistentes no causadas por dicho consumo. Por lo tanto, no se puede descartar la posibilidad de que las diferencias cognitivas y/o conductuales preexistentes se asocien con trayectorias propias del desarrollo neurológico desde la adolescencia hasta la adultez temprana y que el consumo de cannabis no esté relacionado causalmente con el grosor cerebral.
Conclusiones
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