Medidas de seguridad intraoperatoria: Guías de Tokio

Colecistectomía laparoscópica

Estudio observacional y prospectivo, para evaluar la utilidad y seguridad de un protocolo durante la colecistectomía laparoscópica para la colecistitis aguda litiásica compleja.

Autor/a: Thapar P, Salvi P, Killedar M, Roji P, Rokade M

Fuente: Surg Endosc 2021; 35(8): 4231-4240

Indice
1. Texto principal
2. Referencias bibliográficas
Introducción

La colecistectomía laparoscópica (CL) para la colecistitis aguda ha evolucionado en las últimas 3 décadas. La colecistitis aguda fue una vez considerada como una contraindicación para la CL [1,2]. Factores desfavorables como el edema, necrosis, e hipervascularización, conducían a menudo a complicaciones y/o conversión a colecistectomía abierta. Una mayor comodidad con la laparoscopia, los avances tecnológicos, y una atención auxiliar al paciente de mejor calidad, han llevado a los expertos a recomendar la CL temprana para el tratamiento de la colecistitis aguda litiásica (CAL) [2,3].

La estandarización de las técnicas quirúrgicas, disección meticulosa para lograr la visión crítica de seguridad (VCS), y el uso de disección roma, han sido reportados, todos ellos, como minimizando las complicaciones, así como la tasa de conversión [4,5]. No obstante, incluso hoy en día, el nihilismo y el miedo a las complicaciones en la CAL disuaden a muchos cirujanos de intervenir temprano. Existe una tendencia a esperar la resolución de la inflamación/colecistectomía abierta en favor de realizar una CL inicial.

Los autores de este trabajo se desempeñan en un centro de referencia terciario para especialidades médicas y quirúrgicas. Diagnostican y clasifican la severidad de la CAL de acuerdo con las Guías de Tokio, en donde la forma leve (Grado 1) se refiere a la colecistitis aguda en pacientes sanos, con cambios inflamatorios leves en la vesícula biliar (VB), fiebre y/o recuento elevado de glóbulos blancos (RGB), y sin disfunción orgánica; la moderada (Grado 2) a una colecistitis asociada con RGB elevado (> 18.000/mm3), masa palpable dolorosa en el hipocondrio derecho, malestar > 72 horas, o signos de inflamación marcada (colecistitis gangrenosa o enfisematosa, pericolecistitis o absceso hepático, peritonitis biliar) y la severa (Grado 3) a una colecistitis con una disfunción sistémica orgánica concomitante [6,7].

Diseñaron un protocolo que consta de 7 pasos de seguridad intraoperatorios para la CAL. La CAL moderada y la severa fueron consideradas en conjunto como “CAL compleja” (CALC). Es bien conocido que esos pacientes presentan desafíos técnicos especiales en el manejo, debido a la gravedad de la inflamación local, o a la disfunción orgánica asociada [3,8].

Los autores diseñaron un estudio observacional y prospectivo, para evaluar la utilidad y seguridad de un protocolo establecido y de los pasos intraoperatorios, independientemente del momento de la intervención, para lograr la VCS, minimizar la incidencia de colecistectomía subtotal, de lesión de la vía biliar, y conversión a cirugía abierta, durante la CL para CALC.

Material y métodos

El período de reclutamiento del estudio duró de 2008 a 2018. Se obtuvo el permiso del Comité Institucional de Ética antes de la recolección de datos y análisis (JH/5/15/Surg/Edi/2008).

Los pacientes fueron diagnosticados con CAL basado en el examen clínico (por ej., fiebre acompañada por dolor en el hipocondrio derecho, signo de Murphy), análisis de laboratorio (RGB elevado y proteína C reactiva), y hallazgos radiológicos (por ej., VB con pared engrosada, líquido pericolecistítico, VB sobredistendida con cálculo impactado en el cuello, brecha en la continuidad de la pared vesicular o presencia de colección subdiafragmática sugestiva de colecistitis gangrenosa).

Todos los pacientes con CAL fueron estratificados según las Guías de Tokio (2007/2013) en: colecistitis Grado I (leve), Grado II (moderada) o Grado III (severa). Sólo aquellos con CAL moderada y severa fueron incluidos en este estudio. La CAL leve, mucocele de la VB, colecistitis alitiásica, y malignidad de la VB, fueron excluidos.

Después de la segregación, a los pacientes elegibles para intervención quirúrgica se les ofreció una CL inicial, independientemente del momento de comienzo de los síntomas. Los pacientes con hipotensión, sepsis, alteración de los parámetros de la función hepática o renal, y sensorio alterado, fueron estabilizados primero en la unidad de cuidados intensivos (UCI).

A los pacientes con cualquier contraindicación para la cirugía, como un evento cardiovascular reciente (por ej., evento coronario agudo, ictus reciente), y/o comorbilidades mal controladas (por ej., lesión aguda renal), se les ofreció primero, ya sea un drenaje por colecistostomía percutánea (DCP), o manejo médico.

Los criterios para el DCP fueron una VB tensa, sobredistendida y/o perforación local sellada, con signos clínicos como fiebre persistente, imposibilidad de tolerar líquidos, elevación de los recuentos y de la proteína C reactiva (prediciendo una mala respuesta al manejo médico). Eso fue seguido por una CL después de un período de 4-6 semanas. El DCP fue removido al momento de realizarse la CL. El momento  de la intervención fue calculado desde el comienzo de los síntomas y no desde el momento en que se los pacientes se presentaron en el centro asistencial.

Las CL fueron, por lo tanto, clasificadas en temprana (realiza inmediatamente o dentro de 1 semana del comienzo de los síntomas), intermedia (dentro de las 4-5 semanas del comienzo de los síntomas), y tardía (≥ 6 semanas  del comienzo de los síntomas). Se obtuvieron los consentimientos informados de todos los pacientes o sus representantes legales, y se les explicaron las posibles complicaciones y conversión a colecistectomía abierta. Todas las cirugías fueron realizadas por el mismo cirujano, con dos ayudantes becarios y enfermeras de quirófano.

Se utilizó una cámara de alta definición con 3 circuitos integrados y fuente de luz de xenón, un laparoscopio de 10 mm de 30º, y un monitor de grado médico de 23/26 pulgadas, para obtener buena visibilidad para asegurar una disección segura en los casos dificultosos.

Se adoptaron los siguientes 7 pasos de seguridad para realizar la CL, basados en las guías de la Society of American Gastrointestinal and Endoscopic Surgeons [9] y en las de Tokio [3,10,11] para el manejo de la colecistitis aguda, y en la experiencia del cirujano actuante para vencer las dificultades encontradas para lograr la VCS en las CAL complejas. Esos pasos no fueron utilizados en un orden particular. Además, no todos los pasos fueron requeridos en todas las cirugías.

1. Visión panorámica alternado con visión cercana del laparoscopio: se realizó la retirada intermitente del laparoscopio para evaluar la visión lejana y     determinar con precisión las relaciones anatómicas. El borde superior del duodeno fue mantenido bajo visión para prevenir la lesión inadvertida del conducto biliar común, duodeno y colon transverso.

2. Disección en sentido horario y antihorario: comenzando por el borde inferior de la VB tomada firmemente, se usó la “técnica de la bandera” en sentido horario (posterior) y antihorario (anterior) para abrir el triángulo de Calot. El objetivo fue permanecer por encima del surco de Rouviere con la disección y lograr la VCS.

El cálculo impactado en el cuello, si lo hubiera, se ordeñó hacia arriba y se utilizó una tracción lateral mínima, para evitar una mala interpretación del colédoco como conducto cístico. Al menos un tercio de la vesícula fue disecado y levantado de la fosa antes de clipar o ligar el conducto cístico. Se adoptó la disección retrógrada en casos seleccionados con el triángulo de Calot congelado.

3. Disección ultrasónica del tejido fibroadiposo: se utilizaron tijeras ultrasónicas para la disección del tejido fibroadiposo para exponer la fosa colecisto-hepática, minimizando así el exudado de los tejidos inflamados e hipervascularizados, previniendo – de esa manera – la lesión térmica del intestino y del conducto biliar común.

4. Uso de una cánula de succión de 5 mm para hidrodisección controlada: la hidrodisección roma, con presión mínima de succión, fue realizada con la punta de una cánula de succión de 5 mm, durante la disección anterior y posterior. La irrigación intermitente no sólo abrió los planos, sino que mantuvo también una visión clara durante la disección.

5. Uso temprano del quinto puerto: se colocó un quinto puerto adicional en el epigastrio, a la izquierda de la línea media, para retraer el colon/duodeno en casos de bulto de la VB (formación de torta). Ese puerto también fue útil para usar succión intermitente para mantener limpio el campo para una disección segura.

6. Descompresión con aguja de una VB tensa: la VB sobredistendida, con paredes engrosadas, fue aspirada, y el material enviado para cultivo. La descompresión controlada de la VB facilita los movimientos de tracción y retracción de la VB, ayudando de esa manera en la disección del triángulo de Calot.

7. Identificación y control de la arteria cística posterior dominante: la arteria cística posterior dominante, de ser posible, fue identificada de forma preventiva y controlada durante la disección de la ventana posterior, minimizando así el sangrado y manteniendo la visión.

No se realizó colangiografía intraoperatoria en ningún paciente. Una medida adicional simple utilizada en caso de sangrado durante la disección, fue la compresión firme con gasa radiopaca. Esto es simple y ayuda a ganar tiempo para cambiar a mejores dispositivos energéticos.

En los pacientes con colecistitis gangrenosa o perforada con peritonitis generalizada, se efectuó un lavado exhaustivo con solución salina seguido por la colocación de drenajes. El espécimen de la VB y los cálculos derramados, si los hubiera, fueron colocados en una bolsa de recuperación y retirados a través del puerto umbilical. El puerto umbilical fue cerrado con una sutura de polipropileno/polidioxanona 1, y la precisión del cierre fue evaluada introduciendo el laparoscopio a través del puerto epigástrico.

En el postoperatorio, dependiendo del estado clínico, los pacientes fueron trasladados a la UCI o a la sala de cirugía general. Los pacientes fueron egresados una vez que estaban libres de dolor, deambulaban, y eran capaces de tolerar dieta líquida. Los drenajes abdominales fueron removidos una vez que su débito fue insignificante. Se les aconsejó a todos los pacientes que concurrieran para seguimiento en caso de fiebre, ictericia, y dolor abdominal, o como rutina en el 10º día y a las 6 semanas, 3 meses y 1 año después de la cirugía.

> Recolección de datos y análisis

Se registró la cantidad de pacientes categorizados como CAL moderada y severa (Guías de Tokio), sus datos demográficos, diagnóstico, momento de la CL (temprana, intermedia o tardía),            incidencia de DCP, frecuencia del uso de los pasos individuales de seguridad (por ej., uso del 5º puerto, descompresión de la VB, tijeras ultrasónicas, disección retrógrada), incidencia de colecistectomía subtotal, conversión a cirugía abierta, duración de la cirugía, duración de la estadía hospitalaria, y complicaciones postoperatorias, incluyendo aquellas que requirieron readmisión para el manejo.

El número y porcentaje de pacientes con CAL moderada y severa, y aquellos que fueron sometidos a CL temprana, intermedia y tardía, fueron resumidos. La edad del paciente fue resumida utilizando media y desvío estándar, y comparada usando una prueba de t no apareada entre la CAL moderada y severa.

Los datos categóricos (género, frecuencia de síntomas, resultados anormales de laboratorio, comorbilidades, diagnósticos, uso de los pasos de seguridad, conversión a cirugía abierta) fueron resumidos utilizando frecuencia (n) y porcentaje (%). Los diagnósticos intraoperatorios y el uso de los pasos de seguridad fueron comparados entre la CAL moderada y severa, usando la prueba de Chi-cuadrado o la exacta de Fisher y, si era necesario, entre CL temprana, intermedia y tardía. La duración de la cirugía y de la estadía hospitalaria fueron resumidas utilizando valores medianos, mínimos y  máximos, y comparadas usando la prueba U de Mann-Whitney. Las complicaciones postoperatorias fueron catalogadas utilizando la clasificación de Clavien-Dindo [12].

Todas las pruebas fueron de 2-lados y un valor de p < 0,05 fue considerado como significativo. Todos los análisis estadísticos fueron efectuados usando el programa GraphInStat (v3.1).

Resultados

Un total de 487 pacientes con CAL fue sometido a CL entre enero de 2008 y enero de 2018. De ellos, 145 fueron categorizados como CALC; 108 pacientes como CAL moderada (Grado II), y 37 como severa (Grado III).

La edad media de los pacientes con CALC fue de 60 años. La edad media fue significativamente más alta (p = 0,0006) en los pacientes con CAL severa. Cincuenta y siete pacientes (39,3%) fueron > 65 años, de los que 14 (9,7%) fueron ≥ 80 años.

Se observó una preponderancia global de hombres en el estudio (relación hombre:mujer 2,53), con una cantidad significativamente mayor de hombres que de mujeres en el grupo de CAL severa. Una observación independiente fue que 102 pacientes (70,3%) presentaron la CAL como el primer episodio de una enfermedad sintomática de la VB.

Ciento dieciocho pacientes (81,4%) fueron considerados adecuados para una CL. La misma fue efectuada en la misma estadía hospitalaria que la primera vez que concurrieron al centro asistencial, independientemente del momento de presentación. Diecisiete pacientes (11,7%) fueron considerados no aptos y recibieron manejo médico, seguido por CL ≥ 6 semanas después del comienzo de los síntomas (CL tardía). Diez (6,9%) (1 paciente con CAL moderada y 9 con CAL severa) fueron sometidos a DCP seguido de CL tardía.

En general, el empiema y la inflamación aguda fueron predominantes en los pacientes con CAL moderada, y la gangrena y perforación de la VB fueron más comúnmente halladas en los pacientes con CAL severa (p = 0,0355).

En cuanto al empleo de los 7 pasos de seguridad, la visión panorámica, hidrodisección, e intento de identificar la arteria cística posterior, fueron realizados en todos los pacientes. El 5º puerto adicional fue requerido en el 31,5% de los pacientes (34/108) con CAL moderada, y en el 51,3% (19/37) de los pacientes con CAL severa.

La descompresión con aguja y aspiración de la VB fue realizada en el 34% de los pacientes (37/108) con CAL moderada, y en el 13% (5/37) con CAL severa. Utilizando los 7 pasos estándar, la VCS se logró en todos los pacientes, excepto en 4: 3 (2,8%) con CAL moderada y 1 (2,7%) con CAL severa.

Los 4 pacientes se sometieron a un tipo reconstituyente de colecistectomía subtotal, con igual distribución en la CL temprana y tardía. La conversión preventiva a cirugía abierta fue necesaria en 2 pacientes añosos (1 [0,9%] con CAL moderada, y 1 [2,7%] con CAL severa), debido al fracaso en el progreso de la disección.

El paciente con CAL moderada tenía adherencias densas severas entre la VB y el colon, limitando el plano seguro de disección; no obstante, tuvo una recuperación postoperatoria sin particularidades.

El otro paciente, con CAL severa, tenía múltiples comorbilidades además de un empiema de la VB. El rezumado persistente y una hemorragia subhepática izquierda debida a trombocitopenia llevaron a una conversión temprana. En el 5° día postoperatorio, el paciente murió por paro cardiorrespiratorio. El reporte histopatológico reveló la presencia de una colecistitis xantogranulomatosa.

La lesión visceral intraoperatoria (colon transverso), durante la inserción del puerto umbilical primario, ocurrió en 1 paciente (0,9%) con CAL moderada y VB gangrenosa. Sin embargo, la CL pudo ser realizada con seguridad, y la perforación fue suturada primariamente sacando el colon afuera, a través de una ampliación del puerto umbilical. El paciente tuvo una recuperación postoperatoria sin particularidades.

Globalmente, la duración de la cirugía fue de 92 minutos, yendo desde un mínimo de 50 min a un máximo de 180 min, y fue significativamente mayor en los pacientes con CAL severa (p = 0,0200) (mediana de 90 min en CAL moderada y de 100 min en CAL severa).

No obstante, la duración de la cirugía no difirió significativamente (p = 0,1898) con el momento de la intervención (mediana de 90 min en la CL temprana, 93 min en la intermedia, y 90 min en la tardía).

La pérdida sanguínea fue mínima en la mayoría de los pacientes, excepto en 2 (1,4%) (1 paciente con CAL moderada y otro con CAL severa), que requirieron transfusión de 1 unidad de glóbulos rojos empaquetados cada uno.

Los hallazgos histopatológicos fueron: VB supurada en 54 pacientes (37,2%), VB gangrenosa en 53 (36,6%), reagudización de una colecistitis crónica en 24 (16,6%), colecistitis crónica en 11 (7,6%), y colecistitis xantogranulomatosa en 3 pacientes (2,1%). No se reportó malignidad en ninguno de los pacientes.

La duración media de la estadía hospitalaria fue de 7 días, yendo desde un mínimo de 3 días hasta un máximo de 42 días, y fue significativamente más prolongada en los pacientes con CAL severa (p < 0,0001) (mediana de 5 días [rango: 3 a 42 días] en la CAL moderada, y mediana de 8 días [rango: 4 a 29 días] en la CAL severa).

Globalmente, la incidencia de complicaciones quirúrgicas fue baja. Hubo 11 complicaciones postoperatorias: infección del sitio quirúrgico (4); filtración de bilis debido al apertura del muñón del conducto cístico (2); absceso subcapsular (2); hernia en el sitio del puerto (1); hematoma subhepático (1); y óbito por infarto agudo de miocardio y paro cardiorrespiratorio. Las complicaciones postoperatorias mayores que requirieron una intervención se observaron en 6 pacientes (4,1%). No hubo lesión de la vía biliar.

Discusión

La CAL tiene presentaciones y resultados diversos en los distintos centros asistenciales. La clasificación de la CAL compleja basada en las Guías de Tokio ayuda para preparar y seguir un plan algorítmico de tratamiento.

La adopción de los pasos de seguridad presentados por expertos en el campo, y el equipo quirúrgico, ayudaron a intervenir independientemente del momento de la presentación. Aunque la colecistectomía temprana ha sido el tratamiento preferido en la CAL moderada, para la CAL severa, el drenaje temprano de la VB y el manejo médico, seguido por una colecistectomía después de un intervalo, ha sido el abordaje preferido [3,10].

En la serie de los autores de este trabajo, el 62,2% de los pacientes con una CAL severa fue sometido a una CL inicial. La decisión de intervenir tempranamente se basó en el estatus clínico y metabólico del paciente. Las Guías de Tokio recientemente publicadas en 2018 apoyan la CL temprana, aún en la CAL severa, en manos de cirujanos experimentados, en centros que dispongan de una UCI [11].

Cuarenta y uno de los pacientes [28,3%) se presentaron en el período intermedio de 2-5 semanas después del comienzo primario de los síntomas. Esos pacientes habían sido tratados en otro lugar y se presentaron con una resolución incompleta de los síntomas.

El etiquetarlos como CALC ayudó para ofrecerles una CL inicial en lugar del abordaje conservador. De acuerdo con la bibliografía, el 30% al 40% de los pacientes experimentan ataques recurrentes en el período intermedio [13,14]. Estando en un centro asistencial terciario de referencia, los autores experimentan un escenario similar. En ese grupo no hubo diferencia significativa en la morbilidad y mortalidad en comparación con los pacientes que fueron sometidos a CL temprana o tardía.

La disección retrógrada fue utilizada en el 11,4%, y el 5º puerto en el 43,2% de esos pacientes. Sin embargo, dado que el número es pequeño, se requieren series más grandes para confirmar la morbilidad y los resultados de la cirugía en ese grupo.

La proporción de pacientes (18,6%) que fue sometida a CL tardía fue más grande en la CAL severa, en comparación con la moderada. Eso se debió al tiempo requerido para la optimización preoperatoria de las condiciones de comorbilidad, o a la inserción de un DCP para alejar la crisis, y es concordante con los hallazgos bibliográficos, en donde la colecistitis aguda severa ha resultado frecuentemente en retrasos mayores para la cirugía [15,16].

Los 7 pasos de seguridad permitieron manipular con éxito el campo quirúrgico, tanto en la CAL moderada como severa. Se reporta que la incidencia de complicaciones relacionadas con la CL en las CAL está entre el 8,0% y el 22,0% [15-17]. La lesión de la vía biliar es la complicación más temida de la CL en la CAL (incidencia entre el 0,2% y 7%) [16,18-20].

Aunque la presente serie tuvo 2 casos (1,4%) de filtración biliar postoperatoria después de  colecistectomía parcial, no hubo lesiones de la vía biliar. La incidencia de filtración biliar es comprable a la reportada en la bibliografía (0,6% a 2,0%) [15,17,21].

La tasa de complicaciones postoperatorias mayores requiriendo intervención fue del 4,1%, y comparable en la CAL moderada y severa, así como en la CL temprana, intermedia y tardía. Se ha reportado una tasa de mortalidad tan alta como el 4% en la colecistitis aguda, y está asociada con la edad avanzada, presencia de comorbilidades, y disfunción orgánica preoperatoria [15,21].

En la presente serie se produjo una única muerte (0,7%) al 5º día postoperatorio en un escenario similar. El 5º (adicional) puerto, tijeras ultrasónicas, y disección retrógrada, fueron usados más frecuentemente en pacientes con CAL severa, mientras que la descompresión con aguja y aspiración de la VB, se realizaron más frecuentemente en la CAL moderada. Los 7 pasos intraoperatorios de seguridad ayudaron a minimizar las complicaciones.

Varios estudios han identificado a la edad avanzada (≥ 60 años), sexo masculino, y presencia de diabetes mellitus o enfermedad cardiovascular, como factores independientes de riesgo para la colecistitis severa y complicada [15,22,23].

En el presente estudio prospectivo, de los 145 pacientes, el 39,3% tenía > 65 años de edad. Se observó una preponderancia general (71,7%) del sexo masculino. La cantidad de pacientes de sexo masculino y la edad media fueron significativamente mayores en la CAL severa. Más del 80% de los pacientes tenía una o más comorbilidades. La posibilidad de ofrecer una cirugía inicial a esa población ahorrando rehospitalizaciones recurrentes, puede ser prudente.

Una observación adicional notada durante el período del estudio, fue que el 70,3% de los pacientes con CAL moderada o severa manifestaron que era su primer episodio de enfermedad sintomática de la VB, lo que es un porcentaje más alto que el reportado en la bibliografía (el 47,0% a 67,0% de los pacientes con colecistitis aguda o litiasis en el conducto biliar común, tiene episodios de advertencia de cólico biliar) [15]. Eso puede ser representativo de una tendencia a sub-reportar los síntomas, lo que frecuentemente ocurre en la India.

La colecistectomía subtotal es recomendada en el escenario agudo con el triángulo de Calot congelado, como un método de rescate para prevenir la injuria de la vía biliar [11]. La bibliografía reciente sobre CAL reporta un uso mayor de la colecistectomía subtotal laparoscópica, así como de litiasis residual en la VB remanente, llevando a una colecistitis recurrente (hasta 13,3%) [24].

En la presente serie de CALC, la incidencia de la colecistectomía subtotal fue baja en comparación con la reportada en la bibliografía (hasta el 6,7% [17]). Debido al abordaje sistemático de 7 pasos y a la disección sin apuro, la colecistectomía parcial/subtotal fue requerida sólo en 4 pacientes, en los que no se logró la VCS, sobre 141 pacientes.

La incidencia de colecistectomía subtotal fue comparable entre la CAL moderada y la severa. Por lo tanto, los autores recomiendan la colecistectomía parcial o subtotal sólo en casos seleccionados, cuando una disección persistente y juiciosa falla en demostrar la VCS y el triángulo de Calot.

La duración de la cirugía y la conversión a colecistectomía abierta son utilizadas como indicadores de dificultad quirúrgica [11,25]. La edad avanzada, género masculino, colecistitis aguda, índice de masa corporal elevado, dilatación del conducto biliar común, y pared engrosada de la VB, son los pocos factores que están asociados con un tiempo quirúrgico prolongado, así como a la conversión a cirugía abierta [11,26].

La mayoría de los pacientes en esta serie tuvieron > 1 de los criterios mencionados, y el tiempo operatorio fue significativamente mayor en los pacientes con CAL severa. Sin embargo, la duración de la cirugía disminuyó con el tiempo por la experiencia del equipo quirúrgico para manejar casos complejos.

Se conoce que las tasas de conversión oscilan entre el 3,0% al 30,0% en las CAL moderadas y severas [27-29]. De hecho, la colecistectomía abierta ha sido recomendada para garantizar la seguridad del paciente. El fracaso en lograr la VCS, incluso después de 1 hora, condujo a la conversión a colecistectomía abierta en 2 pacientes. La tasa baja de conversión (1,4%) en la presente serie resalta la importancia de una adhesión estricta al protocolo operatorio para lograr la VCS.

Globalmente, los resultados documentan que la CL inicial es factible y segura en la CALC independientemente del momento de la presentación. La cirugía puede ser diferida en el caso de pacientes que tienen contraindicaciones médicas para ser operados.

La confirmación del diagnóstico clínico por los hallazgos radiológicos y de laboratorio, el reconocimiento de la complejidad de la enfermedad por la clasificación preoperatoria de la CAL, la anticipación de dificultades, la decisión de intervenir temprano (ya sea con cirugía inicial o mediante DCP), el uso de técnicas quirúrgicas estandarizadas, y la perseverancia por parte de todo el equipo quirúrgico para lograr VCS, ayudan a disminuir la incidencia de colecistectomía subtotal, conversión a cirugía abierta, y complicaciones de la CL en la CALC. Los 7 pasos de seguridad son reproducibles y pueden ser adoptados por cirujanos que realizan CL en la CAL.

Conclusión

Este estudio resalta la utilidad de las Guías de Tokio en la evaluación preoperatoria de los pacientes con CAL. Un plan algorítmico de manejo de la CALC y los pasos intraoperatorios estandarizados, aumentan la seguridad de la CL, mejorando el resultado en esa compleja situación.

Resumen y comentario objetivo: Dr. Rodolfo Altrudi