Los accidentes son una de las principales causas de discapacidad y mortalidad a nivel mundial. Aunque los trastornos mentales son factores de riesgo bien conocidos para suicidio, se ha prestado poca atención a sus asociaciones con muerte accidental.

Las personas con trastornos mentales pueden tener un mayor riesgo de muerte accidental por múltiples razones, como uso de sustancias, efectos secundarios de medicamentos, comportamiento de mayor toma de riesgos, o síntomas comunes de enfermedades psiquiátricas tales como falta de concentración y fatiga.

Puede ocurrir un comportamiento de alto riesgo asociado con algunos trastornos mentales en un continuo de subintencional a intencional. La indiferencia a la muerte, en contraste con el deseo de morir, puede resultar en daño subintencional y riesgo de muerte accidental, que no puede abordarse adecuadamente con estudios o intervenciones centradas exclusivamente en el suicidio.

Los autores llevaron a cabo el estudio más grande de este tema hasta la fecha utilizando datos de toda la población adulta de Suecia (~6,9 millones). Examinaron la asociación entre factores sociodemográficos o trastornos mentales y muerte accidental (general y por tipos de accidentes) y se exploró el potencial efecto mediador del uso de sustancias comórbidas.

Se definió muerte accidental como “cualquier fallecimiento inmediato o dentro de los 30 días como resultado de un accidente con lesiones”; y se definió accidente con lesiones como el daño corporal no intencional como resultado de la exposición aguda a energía (mecánica, térmica, eléctrica, química o radiante) en cantidades que excedan el umbral de tolerancia fisiológica [o] la insuficiencia de un elemento vital (como el calor o el oxígeno). Se examinaron las muertes accidentales en general y por separado en las categorías más comunes: caídas, accidentes de tránsito y envenenamiento accidental.

Los trastornos mentales fueron clasificados de acuerdo con los códigos ICD-10 y examinados en las siguientes categorías: cualquier trastorno mental, demencia, trastorno por consumo de alcohol, consumo de otras sustancias, esquizofrenia, trastorno bipolar, depresión, trastornos de ansiedad y trastornos de la personalidad.

En esta población de 6.908.922 adultos suecos, hubo 22.419 (0,3%) muertes accidentales durante 2001–2008. Entre los diagnosticados con trastornos mentales (n = 649.051), hubo 5933 (0,9%) muertes accidentales en comparación con 3731 (0,6%) suicidios. Las tasas brutas de mortalidad por accidentes (por 100.000 personas-año) fueron de 43,4 en toda la población (125,4 entre aquellos con trastornos mentales vs. 35,1 entre los que no tienen trastornos mentales).

• Los hombres tuvieron más del doble de riesgo de muerte accidental que las mujeres, después de ajustar por todos los demás factores sociodemográficos.
   
• El riesgo también aumentó considerablemente con el aumento de la edad.

Otros factores de riesgo independientes incluyeron estado de soltería, nivel educativo bajo o desconocido, desempleo y bajos ingresos. Los inmigrantes nórdicos tuvieron mayor riesgo y otros inmigrantes menor riesgo en comparación con los suecos nativos, y las personas que vivían en las grandes ciudades tuvieron mayor riesgo que los que vivían en ciudades medianas o pueblos pequeños.

La asociación entre cualquier trastorno mental y muerte accidental varió significativamente por género. Entre los trastornos mentales específicos, los factores de riesgo más fuertes fueron el consumo de alcohol y otros trastornos por uso de sustancias. Los trastornos de personalidad se asociaron con un riesgo de 7 veces entre las mujeres y de 4 veces entre los hombres, y la demencia con un riesgo 6 veces mayor entre las mujeres y 7 veces mayor entre los hombres, mientras que la esquizofrenia, el trastorno bipolar, la depresión y los trastornos de ansiedad tuvieron estimaciones de riesgo en el rango de 2 a 3,5 veces.

Se evaluó si la asociación entre cualquier trastorno mental y muerte accidental se modificaba por otros factores sociodemográficos (además de la diferencia de género) examinando las estimaciones de riesgo después de estratificar por estos factores, lo que sugirió que los trastornos mentales son importantes factores de riesgo de muerte accidental en todos los adultos, independientemente de su edad u otros factores sociodemográficos.

La asociación entre cualquier trastorno mental y muerte accidental fue más fuerte entre adultos mayores, casados ​​o desempleados; los habitantes de grandes ciudades; y/o suecos o inmigrantes nórdicos comparados con inmigrantes no nórdicos. También se hallaron interacciones significativas por nivel de educación o ingresos, pero las estimaciones de riesgo no tuvieron un patrón consistente a través de los diferentes estratos.

Se examinaron las asociaciones entre los trastornos mentales y los tipos de muerte accidental más comúnmente reportados: intoxicación accidental, caídas y accidentes de transporte. Después de ajustar por edad, factores sociodemográficos y trastornos por uso de sustancias, cualquier trastorno mental se asoció con un riesgo muy elevado de muerte por envenenamiento accidental o caídas; y modestamente con mayor riesgo de muerte accidental en el transporte.

Entre los trastornos mentales específicos, los trastornos por abuso de alcohol u otras sustancias fueron los factores de riesgo más fuertes para cada tipo de muerte accidental, especialmente envenenamiento. Sin embargo, la mayoría de los otros trastornos mentales también fueron factores de riesgo significativos.

Se encontró un mayor riesgo de muerte por envenenamiento accidental en todos los trastornos mentales excepto la demencia entre hombres y mujeres y la esquizofrenia entre mujeres.

Se encontró un mayor riesgo de muerte por caídas en todos los trastornos mentales excepto trastorno bipolar entre los hombres o trastornos de la personalidad entre las mujeres u hombres.

Además, se encontró un mayor riesgo de muerte por accidente de tránsito entre mujeres u hombres con depresión y mujeres con ansiedad o trastornos de personalidad. La proporción de muertes por accidentes automovilísticos en los que el fallecido era el conductor fue similar al comparar a aquellos con trastornos mentales diagnosticados frente a los que no.

En este gran estudio de cohorte, las personas con trastornos mentales tuvieron un mayor riesgo de muerte accidental, que fue sustancialmente más común que el suicidio. Los trastornos mentales en general estuvieron asociados con un riesgo 5,3 veces mayor de muerte accidental entre las mujeres y un riesgo de 6,6 veces entre los hombres.

Se encontraron fuertes asociaciones independientemente de la edad o el nivel socioeconómico, y para diferentes tipos de muerte accidental (especialmente intoxicaciones y caídas). Aunque los trastornos por consumo de alcohol y otras sustancias fueron los mayores factores de riesgo, todos los demás trastornos mentales fueron factores de riesgo importantes y no parecían completamente explicados por el uso de sustancias comórbidas. Los factores de riesgo sociodemográficos incluyeron sexo masculino, edad avanzada, soltería y nivel socioeconómico bajo.

El consumo de sustancias comórbidas representó una parte, pero no la totalidad, de las asociaciones observadas entre los trastornos mentales y las muertes accidentales. Se halló que varios trastornos mentales estaban fuertemente asociados con muerte por envenenamiento o caídas, y modestamente asociados con muerte por accidente de tránsito, incluso después de la contabilización por consumo de sustancias.

Varios otros mecanismos pueden contribuir a estos riesgos. Síntomas comunes de enfermedades psiquiátricas, como fatiga, falta de concentración y trastornos del sueño, pueden aumentar el riesgo de accidentes por deterioro del juicio, la coordinación y el tiempo de reacción. Los medicamentos psiquiátricos también pueden contribuir a estos riesgos a través de efectos secundarios comunes, o sobredosis involuntaria resultante de la confusión o el esfuerzo por aliviar los síntomas del trastorno subyacente.

Los autores hallaron que la muerte accidental comparte varios factores de riesgo comunes con los reportados previamente por suicidio, incluyendo sexo masculino, soltería, desempleo, nivel socioeconómico bajo, así como trastornos mentales. Estos hallazgos tienen implicaciones importantes para la prevención de la muerte prematura entre las personas con enfermedad mental.