Introducción |
La artritis idiopática juvenil (AIJ) es un término general para un grupo heterogéneo de trastornos caracterizados por inflamación articular crónica de inicio en la infancia.
La artritis idiopática juvenil (AIJ) es la enfermedad reumatológica más común en niños y es una causa importante de enfermedad crónica y discapacidad.
A pesar de que se han logrado avances significativos en las últimas décadas, su patogénesis aún no se comprende completamente. Los criterios de clasificación de la Liga Internacional de Asociaciones de Reumatología (ILAR) para la AIJ identifican 7 subtipos de AIJ con diferentes características clínicas, de laboratorio, de tratamiento, e implicaciones pronósticas. Independientemente del subtipo, se recomienda iniciar el tratamiento inmediatamente después de realizar el diagnóstico para prevenir secuelas crónicas por la inflamación incontrolada en el esqueleto en desarrollo, retraso del crecimiento, discrepancia de longitud de miembros, contracturas articulares, micrognatia, y otras complicaciones.
Definición |
La artritis se define por la presencia de derrame articular o 2 de cualquiera de los siguientes: aumento del calor, limitación del rango de movimiento, o dolor con el rango de movimiento.
La artritis debe estar presente durante al menos 6 semanas, comenzando antes de los 16 años. El diagnóstico diferencial del dolor articular en niños es muy amplio, y deben excluirse otras posibles etiologías, incluyendo infecciones, tumores malignos, traumatismos y otros trastornos caracterizados por inflamación de las articulaciones, antes de realizar un diagnóstico de AIJ.1
Los criterios de clasificación ILAR para la AIJ subdivide el trastorno en 7 subtipos según las características clínicas y de laboratorio. Los subtipos tienen diferentes asociaciones clínicas y epidemiológicas, y su clasificación precisa tiene implicaciones importantes para el pronóstico y el tratamiento. Aunque algunos subtipos de AIJ tienen claros análogos entre las enfermedades de inicio en la edad adulta, la enfermedad de inicio en la primera infancia con positividad de anticuerpos antinucleares (ANA) probablemente represente un subconjunto clínicamente distintivo exclusivo de pediatría.2
Aunque los criterios ILAR han ayudado a identificar grupos homogéneos de pacientes para propósitos de investigación, también tienen limitaciones bien reconocidas, como la heterogeneidad entre subtipos, y puede que no estén idealmente alineados con influencias genéticas y fisiopatológicas o las respuestas al tratamiento. Actualmente se están realizando esfuerzos para revisar los criterios ILAR para la AIJ, aunque aún no se ha alcanzado consenso entre la comunidad internacional de reumatólogos pediátricos.3
Características clínicas |
La clasificación ILAR de la AIJ incluye los siguientes subtipos:
- oligoarticular
- poliarticular con factor reumatoide (FR) negativo
- poliarticular con FR positivo
- AIJ de inicio sistémico
- artritis indiferenciada
- artritis psoriásica juvenil
- artritis relacionada con entesitis
Los subtipos varían en número y distribución de articulaciones involucradas, patogénesis, comorbilidades y pronóstico, pero comparten características comunes de inflamación articular: derrame, dolor, calor, limitación en el rango de movimiento y rigidez matutina. La mayoría de los subtipos se caracterizan por períodos de aumento de la actividad de la enfermedad (brotes de la enfermedad) intercalados con períodos de baja actividad o remisión de la enfermedad.
Características clínicas adicionales de importancia incluyen la presencia o ausencia de positividad del ANA y la edad de inicio, que informan el riesgo de uveítis comórbida. Las decisiones de tratamiento a menudo se basan en si el niño ha tenido alguna vez más de 4 articulaciones involucradas, independientemente del subtipo específico. Denominada AIJ de curso poliarticular (AIJp), muchas terapias se han estudiado específicamente en esta población de pacientes.
> AIJ oligoarticular
La AIJ oligoarticular afecta no más de 4 articulaciones dentro de los primeros 6 meses desde el inicio de la enfermedad. Es el subtipo de AIJ más común y representa aproximadamente el 50% de todos los casos. Las niñas se ven afectadas con mayor frecuencia que los niños y el pico de incidencia ocurre entre los 2 y 4 años de edad.
Este subtipo se subdivide a su vez en AIJ oligoarticular persistente, que afecta a 4 o menos articulaciones durante todo el curso de la enfermedad, y AIJ oligoarticular extendida, en la que cinco o más articulaciones se ven afectadas después de 6 meses de enfermedad. Es particularmente importante evaluar el estado de ANA de los pacientes con oligoartritis, porque aquellos con AIJ oligoarticular y positividad para ANA están en mayor riesgo de uveítis, especialmente en los primeros años del curso de la enfermedad, y se recomiendan exámenes oftalmológicos más frecuentes en este grupo que en pacientes ANA negativos o con otros subtipos de AIJ.4
El edema de las articulaciones y la limitación del rango de movimiento suelen ser síntomas más destacados que el dolor.
La rodilla es la articulación más frecuentemente afectada. La afectación aislada de la cadera es rara en la oligoartritis y debe impulsar la pronta investigación de otras etiologías de coxalgia (ej., artritis séptica, sinovitis transitoria, enfermedad de Legg-Calvé-Perthes, etc.).
El diagnóstico diferencial incluye artritis infecciosa, artritis de Lyme, traumatismos, artritis post infecciosa y neoplasias malignas. Los estudios de laboratorio suelen ser normales, pero pueden demostrar evidencia de inflamación leve (eritrosedimentación y/o proteína C reactiva elevadas, trombocitosis leve).
Los pacientes con enfermedad asimétrica en las extremidades inferiores, especialmente con afectación de una rodilla, pueden desarrollar una discrepancia de longitud de las piernas si no se tratan adecuadamente. La pierna afectada normalmente experimenta un período inicial de crecimiento acelerado causado por un aumento del flujo sanguíneo y la presencia de factores de crecimiento en la articulación inflamada, pero la pierna eventualmente será más corta que la extremidad no afectada a medida que el paciente se acerca a la madurez esquelética y las placas de crecimiento se cierran prematuramente.5
El pronóstico es generalmente bueno en la AIJ oligoarticular, con hasta el 50% de los pacientes logrando una remisión sostenida de la enfermedad con la terapia modificadora. La afectación de la muñeca o el tobillo presagia una menor probabilidad de lograr una remisión sin farmacoterapia.
> AIJ poliarticular
Cuando la artritis afecta a 5 o más articulaciones durante los primeros 6 meses de enfermedad se denomina AIJ poliarticular.
Los pacientes con enfermedad poliarticular se subdividen según su estado serológico, ya que la presencia o ausencia de FR da información pronóstica importante. Tanto la poliartritis FR positiva como la FR negativa son más comunes en niñas que en niños. La poliartritis FR negativa es más común y tiene una distribución bimodal por edad con picos en la primera infancia (2-4 años) y la niñez tardía/adolescencia temprana (6-12 años). Rigidez, edema y rango de movimiento reducido son frecuentemente más prominentes que el dolor en estos pacientes, aunque los niños mayores a menudo presentan dolor también. Las tasas de remisión sostenida libre de fármacos varían del 4% al 28% dependiendo de la cohorte estudiada.6
La AIJ poliarticular FR positiva es poco común, correspondiendo al 2% al 7% de los casos de AIJ. Este subtipo se parece mucho a la artritis reumatoide seropositiva de inicio en la edad adulta, que típicamente se presenta con poliartritis simétrica con predilección por las pequeñas articulaciones de las manos y los pies.
La incidencia es más alta en las adolescentes. Además del FR, muchos pacientes también muestran positividad para anticuerpos antipéptido citrulinado, un hallazgo que respalda aún más una etiopatogenia común con la artritis reumatoide seropositiva en adultos. Estos pacientes tienen un peor pronóstico, con enfermedad más refractaria al tratamiento, tasas más bajas de remisión sin fármacos y tasas más altas de artritis erosiva y destructiva. Algunos tienen evidencia de inflamación sistémica en estudios de laboratorio y pueden experimentar un retraso en el crecimiento si la enfermedad no se trata adecuadamente.
> AIJ de inicio sistémico
La AIJ de inicio sistémico (AIJis) se caracteriza por signos de inflamación sistémica intensa, especialmente fiebre alta, además de la artritis, y debe diferenciarse de la infección sistémica, la malignidad y otras condiciones inflamatorias. Este subtipo de AIJ representa del 4% al 17% de todos los casos de AIJ, afecta a niños y niñas con aproximadamente la misma frecuencia, y puede ocurrir en cualquier momento durante la niñez, con una ligera predilección por niños de 1 a 5 años de edad.
La AIJis comparte características clínicas y mecanismos patogénicos con la enfermedad de Still de inicio en la edad adulta. El diagnóstico requiere la presencia de fiebre diaria durante 2 semanas y una erupción polimorfa característica de color salmón evanescente, que suele ser más evidente durante los episodios de fiebre.
- La erupción no suele ser pruriginosa y afecta predominantemente el tronco y las extremidades proximales.
- La fiebre muestra un patrón cotidiano, aumentando a >39ºC una o dos veces al día, seguido de un rápido retorno a la normotermia.
- La artritis suele presentarse entre 1 y 3 semanas después del inicio de la fiebre, ya sea con una distribución oligoarticular o poliarticular; sin embargo, la aparición de la artritis puede retrasarse más en algunos pacientes.
- Los pacientes a menudo tienen otras manifestaciones sistémicas, incluyendo linfadenopatías generalizadas, hepatoesplenomegalia y serositis.
Los estudios de laboratorio muestran evidencia de inflamación sistémica robusta con valores elevados de eritrosedimentación, proteína C reactiva y ferritina; trombocitosis; y anemia normocítica. La elevación de transaminasas y la leucocitosis son también comunes. A diferencia de la artritis oligoarticular y poliarticular FR negativa, los ANA casi siempre son negativos en la AIJis.
Los niños con AIJis pueden tener un curso monofásico de la enfermedad, recaídas de enfermedades sistémicas, y artritis intercaladas con períodos de remisión, o pueden desarrollar artritis poliarticular crónica. El pronóstico depende de la gravedad de la artritis y la presencia de complicaciones como el síndrome de activación macrofágica (SAM) y la enfermedad pulmonar intersticial. En la era pre biológica, la artritis se prolongaba hasta en el 50% de los pacientes y con frecuencia era destructiva, y hasta el 75% de los pacientes requerían cirugías de reemplazo articular. La llegada de los tratamientos dirigidos ha mejorado algo el pronóstico, aunque hasta el 30% de los niños siguen presentando signos de enfermedad activa a los 3 años de seguimiento a pesar del tratamiento agresivo.7
> Artritis relacionada con entesitis
Los pacientes con artritis relacionada con entesitis (ARE) muestran inflamación en los sitios de inserción de los tendones y ligamentos en el hueso, lo que se denomina entesitis, además de artritis. La ARE es más común en niños que en niñas y tiene una edad media de inicio entre la niñez media y tardía. Existe una fuerte asociación con el antígeno leucocitario humano (HLA) B27, y los pacientes con ARE pueden tener antecedentes familiares de otras enfermedades asociadas con HLA-B27, como la enfermedad inflamatoria intestinal y la espondilitis anquilosante.
Los niños con ARE a menudo se presentan con artritis asimétrica a predominio de las extremidades inferiores, y suelen tener sensibilidad concomitante en sitios como el tendón de Aquiles e inserciones de la fascia plantar u otras entesitis. Algunos pueden tener afectación axial, presentándose con dolor de espalda por inflamación con rigidez matutina asociada y mejoría con la actividad; algunos de estos signos pueden cumplir los criterios para espondilitis anquilosante.
La sensibilidad a la palpación de las articulaciones sacroilíacas y el dolor que se reproduce con maniobras de provocación como la prueba FABER (Flexión, ABducción y Rotación Externa), en la que la cadera está activamente abducida en flexión y rotación externa y una prueba positiva provoca dolor en la región sacroilíaca, deben hacer sospechar de sacroileítis, la manifestación más común de afectación axial.
Las radiografías pueden eventualmente mostrar ensanchamiento de la articulación sacroilíaca, esclerosis ileal periarticular o erosiones, pero la resonancia magnética mostrará características de edema periarticular de médula ósea antes de que las anomalías sean evidentes en las radiografías.8
> Artritis psoriásica juvenil
A los niños que presentan artritis y tienen antecedentes de psoriasis, ya sea personalmente o en un familiar de primer grado, se les diagnostica artritis psoriásica juvenil (APsJ). Este subtipo comparte características clínicas con la ARE, incluyendo la entesitis y la afectación axial. La artritis afecta articulaciones tanto pequeñas como grandes y frecuentemente es asimétrica. Se estima que entre el 10% y el 30% de los pacientes con psoriasis cutánea desarrollarán APsJ en algún momento del curso de la enfermedad. Los niños con psoriasis que afecta el cuero cabelludo o las uñas están en mayor riesgo de APsJ.
En el 10% al 15% de los niños con APsJ, la enfermedad articular precede a la erupción.
A estos niños se les diagnostica APsJ si están presentes 2 de los siguientes: psoriasis cutánea en un familiar de primer grado, piqueteado en las uñas y dactilitis (tumefacción fusiforme de todo un dedo que se extiende más allá de los márgenes de la articulación). Avances en las tecnologías de imágenes en los últimos años han demostrado que la inflamación que afecta a las estructuras entesiales del dedo afectado es la principal contribuyente a la tumefacción digital que se observa en la dactilitis.
La inserción del lecho ungueal en la falange distal se considera un órgano entesial funcional; por lo tanto, el piqueteado de las uñas en pacientes con APsJ también puede considerarse una manifestación de entesitis.9 El pronóstico en la APsJ es variable, pero las terapias más nuevas para la psoriasis y la artritis psoriásica en adultos pueden mejorar los resultados a medida que estas terapias se prueban y se adaptan más ampliamente en pacientes pediátricos.
> AIJ indiferenciada
Los pacientes que presentan artritis que no encaja claramente con 1 de los otros subtipos de AIJ o con características de más de 1 subtipo de AIJ se clasifican como con AIJ indiferenciada. Un subconjunto de estos pacientes cumplirá los criterios de uno de los otros subtipos de AIJ definidos.
Epidemiología |
Las tasas de prevalencia de la AIJ varían geográficamente y por subtipo, pero se estima que oscilan entre 7 y 400 casos por 100.000 niños. Las tasas de incidencia estimadas oscilan entre 0,8 a 22,6 por 100.000 niños. Las diferencias observadas probablemente representen diferentes exposiciones genéticas y ambientales, además de diferencias metodológicas entre estudios.
La AIJ parece ser más común en niños de ascendencia europea y menos común en niños de ascendencia japonesa y filipina. La AIJ oligoarticular es el subtipo más común en grupos con ascendencia europea, mientras que se ha descubierto que los de ascendencia africana tienen un mayor riesgo de AIJ poliarticular FR positiva. El riesgo de uveítis también varía según el grupo étnico y es más común en niños de ascendencia europea y menos común en aquellos con ascendencia africana.1
Patogénesis |
La patogénesis de la AIJ es compleja y no se comprende completamente, e implica la interacción entre factores genéticos que predisponen a la enfermedad y desencadenantes ambientales. En los últimos años, la biología de sistemas, el análisis de redes complejas de genes y perfiles de expresión de proteínas, ha revelado nuevos conocimientos sobre la heterogeneidad molecular de los subconjuntos de AIJ.
Los estudios del transcriptoma de la AIJ oligoarticular y poliarticular FR negativa han demostrado que los perfiles de expresión génica difieren según la edad de inicio de la enfermedad, un hallazgo que respalda la inclusión de la edad de inicio en futuros esquemas de clasificación de la AIJ. Los clústeres de autoinmunidad en familias con niños afectados por AIJ y las tasas de concordancia en estudios de gemelos monocigóticos oscilan entre el 25% y el 40%, lo que sugiere bases genéticas.10
Se han reportado asociaciones de genes HLA específicas, incluidas las variantes de clase II del complejo mayor de histocompatibilidad (CMH) DRB1*08,11,13 y DPB1*02 con la enfermedad oligoarticular y DRB1*08 con la enfermedad poliarticular FR negativa. Los alelos del CMH clase I también se asocian con subtipos de AIJ, especialmente HLA-B27, que se asocia fuertemente con ARE, y HLA-A2, que ha sido implicado en la AIJ de inicio temprano.1
A nivel del tejido articular, la membrana sinovial se engrosa en la AIJ temprana, con proliferación de sinoviocitos e infiltración de células T, células B, células natural killer, macrófagos, células dendríticas y neutrófilos. La proliferación sinovial, a su vez, causa hipoxia intraarticular relativa con posterior enumeración de factores pro-angiogénicos, como el factor de crecimiento endotelial vascular y la angiopoetina-1. El desarrollo de nuevos vasos sanguíneos aumenta el flujo sanguíneo tisular y la afluencia de células inflamatorias, lo que contribuye aún más al desarrollo del tejido tipo pannus, término que denota la sinovial artrítica inflamada e hipertrofiada.11
Se han descripto alteraciones tanto en la inmunidad adaptativa como innata en la AIJ. La desregulación inmune adaptativa se ha considerado durante mucho tiempo un sello distintivo de la enfermedad oligoarticular y poliarticular. Las células T se encuentran en mayor número en el tejido sinovial, con poblaciones de células T helper (Th)1 y Th17 restringidas a autoantígenos.
Se han encontrado poblaciones clonales de células T reguladoras en la sangre, la membrana sinovial y el líquido sinovial de pacientes con AIJ, pero no de individuos sanos, lo que sugiere una competencia alterada de estas células reguladoras en el establecimiento de la expansión clonal de otras poblaciones de células T efectoras. El balance alterado entre las poblaciones de células T efectoras y reguladoras probablemente influye en el medio de citoquinas producido por estas células y otros tipos de células importantes, como los macrófagos y las células dendríticas. El papel de las células B en la patogénesis de la AIJ se sugiere por la presencia de poblaciones aberrantes de células B de memoria conmutadas en el líquido sinovial12 y la asociación de autoanticuerpos (positividad para ANA) con la AIJ oligoarticular y poliarticular.10
Recientemente se ha descripto una desregulación del sistema inmune innato en la AIJ oligoarticular y poliarticular con neutrófilos en el líquido sinovial, lo que demuestra un fenotipo envejecido, una fagocitosis alterada y la producción de especies reactivas de oxígeno.13 La asociación del alelo HLA-B27 del MCH clase I con la ARE sugiere una desregulación en la inmunidad innata, potencialmente debido a una activación inapropiada de las células natural killer y células T citotóxicas en respuesta a un péptido artritogénico o dimerización inapropiada de moléculas de B27 mal plegadas en la superficie de sinoviocitos.8
La AIJis tiene asociaciones claras con la desregulación inmune innata. Los monocitos en la AIJis muestran una capacidad de respuesta alterada al interferón y la expresión de un fenotipo M2 regulador. La disfunción de las células natural killer vinculada a la producción de interferón-ᵞ inducida por interleucina (IL)-18 puede ser una conexión importante entre la AIJis y el SAM.10
Estudios recientes han esbozado además el rol del microbioma intestinal en la patogénesis de la AIJ. La disbiosis intestinal puede conducir a una activación inmune intestinal con expansión de la población de células T γ/δ en los tejidos intestinales y aumento de la permeabilidad intestinal. También hay evidencia de aumento de productos bacterianos intestinales circulantes en niños con AIJ oligoarticular, poliarticular y ARE en las primeras etapas de la enfermedad, que puede ser una fuente importante de estimulación inmune y podría ser un objetivo prometedor para terapéuticas futuras.14
Complicaciones de la AIJ |
La AIJ puede tener varias complicaciones importantes.
La uveítis anterior es una de las complicaciones más comunes y puede provocar ceguera si no se reconoce ni se trata. La uveítis complica entre el 15% y el 20% de los casos de AIJ en general; sin embargo, la incidencia y las características de presentación de la uveítis varían sustancialmente entre los subtipos de AIJ. Los niños pequeños con AIJ oligoarticular y ANA positivos son los de mayor riesgo, con una afectación de hasta el 30%. Los pacientes con enfermedad poliarticular y ANA positivos son el segundo grupo más comúnmente afectado.
La mayoría de estos pacientes se presentan sin síntomas oculares hasta que se produce la pérdida de visión. El cribado oftalmológico con exámenes con lámpara de hendidura a intervalos regulares es esencial para detectar uveítis asintomática, con la frecuencia recomendada de exámenes de detección dictada por el subtipo de AIJ y el estado de los ANA.4 En contraste con la uveítis asintomática en la AIJ oligoarticular y poliarticular, los pacientes con ARE tienen más probabilidades de presentar uveítis sintomática caracterizada por enrojecimiento, dolor y fotofobia. Los pacientes con AIJis rara vez desarrollan uveítis, pero por lo general, todavía se examinan anualmente.5
Otra complicación importante de la AIJ es la artritis de la articulación temporomandibular (ATM), que puede provocar un desarrollo atrofiado de la mandíbula con consiguiente micrognatia, disminución de la apertura oral, asimetría de la mandíbula y maloclusión.15 La afectación de la ATM puede tener un inicio insidioso y es posible que los pacientes no se quejen de dolor o disfunción mandibular hasta que se han producido daños importantes. El desarrollo mandibular generalmente continúa hasta la tercera década de la vida, por lo que los pacientes pueden ser vulnerables al daño de la ATM incluso después de alcanzar la madurez esquelética. La resonancia magnética es la modalidad de elección para evaluar la afectación de la ATM en pacientes con AIJ.16
Las complicaciones esqueléticas y de crecimiento varían según el subtipo y la gravedad de la enfermedad, variando desde retraso del crecimiento en pacientes con inflamación sistémica hasta discrepancia en la longitud de las piernas en pacientes con AIJ oligoarticular que afecta a las extremidades inferiores. Algunos pacientes pueden desarrollar osteoporosis en el contexto de una inflamación sistémica continua. La falta de crecimiento y la osteoporosis también pueden resultar del tratamiento prolongado de la AIJ con glucocorticoides.
La AIJis tiene una variedad de complicaciones potencialmente graves, incluido el Síndrome de Activación Macrofágica (SAM), que puede poner en peligro la vida y ocurre en el 5% al 8% de los pacientes con AIJis. El SAM es una forma de linfohistiocitosis hemofagocítica, que puede desencadenarse por un control inadecuado de la enfermedad, una infección, o cambios en la medicación. El SAM se caracteriza clínicamente por fiebre persistente, organomegalia, disfunción hepática progresiva, pancitopenia, hiperferritinemia, y coagulopatía, y puede provocar características neurológicas que van desde encefalopatía leve hasta convulsiones.
La biopsia de médula ósea puede mostrar evidencia de fagocitosis de progenitores de células sanguíneas por macrófagos invasores. El reconocimiento y el tratamiento tempranos son clave para reducir la mortalidad en el SAM, cuyas tasas pueden acercarse al 30%. Los corticosteroides y la ciclosporina son tratamientos de uso frecuente. En las últimas 1 o 2 décadas, los medicamentos que antagonizan la señalización de IL-1, incluidos anakinra y canakinumab, han surgido como tratamientos eficaces para el SAM y están utilizándose como terapia de primera línea junto con los glucocorticoides.7 La evidencia reciente también apunta a un papel del aumento de la señalización del interferón-γ en la patogénesis del SAM. Esta vía puede presentar un objetivo de tratamiento útil y puede tener implicaciones importantes para el desarrollo futuro de fármacos.17
Un subconjunto de pacientes con AIJis, particularmente aquellos tratados con inhibidores de IL-1 o IL-6, desarrollan enfermedad pulmonar, que puede presentarse como enfermedad pulmonar intersticial, hipertensión arterial pulmonar o proteinosis alveolar. La etiología del SAM sigue sin estar clara y actualmente es un tema de investigación. Las principales hipótesis sugieren una reacción de hipersensibilidad tipo DRESS (reacción al fármaco con eosinofilia y síntomas sistémicos) al tratamiento con fármacos antirreumáticos modificadores de la enfermedad (FARME) biológicos, o a una respuesta inmune patológica a una infección microbiana u otra estimulación antigénica mediada por un desarrollo alterado de células T en respuesta al bloqueo de IL-1 o IL-6.18
Tratamiento |
El tratamiento médico se centra en la abolición de la inflamación sistémica y articular para mejorar el dolor y la función y prevenir daños en las articulaciones en desarrollo.
No hay cura para la AIJ, pero cada vez más, las terapias dirigidas, y especialmente los fármacos modificadores de la enfermedad (FARME) biológicos, están reduciendo en gran medida la morbilidad y mejorado los resultados a largo plazo.
Múltiples FARME convencionales y biológicos ahora llevan indicaciones de la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) para el tratamiento de subtipos específicos de AIJ. Aún hay muchos medicamentos que no están específicamente aprobados por la FDA para la AIJ (ej., leflunomida, infliximab) pero que se utilizan con éxito fuera de etiqueta, a menudo basándose en la literatura que respalda las terapias utilizadas para tratar enfermedades similares en pacientes adultos. Una mejor comprensión de las similitudes entre los subtipos de AIJ y sus análogos en adultos puede ayudar a identificar los objetivos óptimos para el tratamiento de pacientes pediátricos.19 Con el panorama rápidamente cambiante de opciones terapéuticas y la creciente complejidad de la toma de decisiones clínicas en el manejo de la AIJ, las guías de tratamiento son frecuentemente actualizadas por el Colegio Americano de Reumatología, con revisiones recientes publicadas en 2019 y 2021.20,21
Los antiinflamatorios no esteroides (AINE) son todavía recomendados como monoterapia inicial en el tratamiento de la enfermedad oligoarticular o la AIJis,20 o como terapia complementaria en otros pacientes. La mayoría de los niños toleran los AINE muy bien, pero algunos experimentan efectos adversos, incluyendo malestar gastrointestinal y, rara vez, trastornos hematológicos, renales o hepáticos. Los niños que experimentan efectos adversos gastrointestinales con AINE no selectivos pueden beneficiarse de los inhibidores selectivos de la ciclooxigenasa-2, como celecoxib.1
Las inyecciones intra-articulares de glucocorticoides son eficaces en pacientes con enfermedad que afecta menos de 5 articulaciones periféricas y son un tratamiento común de segunda línea en la AIJ oligoarticular. A los niños pequeños se les puede administrar una sedación leve a moderada para mejorar la tolerabilidad y reducir el trauma relacionado con la inyección intra-articular. El hexacetónido de triamcinolona es el preferido entre los glucocorticoides inyectables, dado su mayor tiempo de control de la inflamación articular, con efectos adversos similares en comparación con los glucocorticoides intra-articulares de acción más corta.20 La terapia con corticosteroides sistémicos todavía es utilizada en casos de manifestaciones inflamatorias sistémicas profundas, como en la AIJis grave y la AIJ poliarticular; sin embargo, se deben evitar los cursos prolongados en la era moderna dados los importantes avances en los FARME ahorradores de corticosteroides y en las terapias biológicas.
El metotrexato demostró por primera vez su eficacia para el tratamiento de la AIJ en 1992 y es el FARME inicial de elección para el tratamiento de la AIJ oligoarticular y poliarticular severa.22 El metotrexato se administra semanalmente por vía oral o por inyección y requiere de 8 a 12 semanas de uso regular para lograr efectos máximos. Debido a su lento inicio de acción, el metotrexato se inicia con frecuencia junto con AINE y/o glucocorticoides.21
El metotrexato generalmente es bien tolerado en las dosis utilizadas para tratar la AIJ, pero se recomienda una monitorización regular de laboratorio para detectar citopenias o elevación de transaminasas. Otros efectos adversos, como ulceraciones orales y alopecia son poco comunes a las dosis utilizadas para tratar la AIJ, y el riesgo puede mitigarse aún más con la suplementación con ácido fólico. La toxicidad pulmonar es rara en niños.
La mayoría de los niños que reciben metotrexato o FARME biológicos no reciben vacunas vivas atenuadas, pero otras vacunas no están contraindicadas.23 El metotrexato puede disminuir la respuesta inmunológica a muchas vacunas inactivadas, incluidas la vacuna contra el virus influenza y la vacuna de ARNm contra COVID-19.24 Los niños que toman metotrexato tienen un riesgo ligeramente mayor de sufrir infecciones y mala cicatrización de heridas después de las cirugías, por lo que algunos médicos recomiendan suspender el metotrexato durante 1 a 2 semanas después de vacunas o cirugía mayor, o durante el tratamiento de una infección grave.
Se pueden utilizar otros FARME convencionales para tratar la AIJ si el metotrexato es mal tolerado. Las guías recientes recomiendan metotrexato sobre leflunomida, sulfasalazina, e hidroxicloroquina, en ese orden.20
Los inhibidores del factor de necrosis tumoral α (TNF-α) fueron la primera clase de FARME biológicos desarrollados para el tratamiento de la artritis inflamatoria. Actualmente hay cinco inhibidores del TNF-α disponibles; 3 de ellos (etanercept, adalimumab y golimumab) tienen una indicación de la FDA para el tratamiento de la artritis juvenil. Los inhibidores del TNF-α se utilizan a menudo como terapia biológica de primera línea en pacientes en los que han fracasado los AINE y/o la terapia FARME convencional para el tratamiento de la artritis oligoarticular, poliarticular, psoriásica juvenil y relacionada con entesitis. A pesar de esta tendencia en la práctica clínica, las guías no recomiendan un producto biológico preferido en este momento.20,21
Los inhibidores del TNF-α generalmente son bien tolerados en niños; sin embargo, el riesgo de infecciones virales o bacterianas prolongadas y el potencial de reactivación de infección por tuberculosis latente aumenta, por lo que se recomienda realizar pruebas de detección de tuberculosis antes de iniciar el tratamiento con inhibidores del TNF-α. Al igual que con los niños que toman metotrexato, en aquellos que reciben inhibidores del TNF-α y otras terapias biológicas generalmente se recomienda suspender la medicación durante el tratamiento de infecciones graves.
La inhibición de IL-1 es una vía de tratamiento importante para los pacientes con AIJis. Canakinumab, un anticuerpo monoclonal dirigido contra IL-1b, administrado por vía subcutánea una vez al mes, lleva una indicación de la FDA para el tratamiento de la AIJis. Otros inhibidores de la IL-1 incluyen anakinra, un análogo del receptor de IL-1 que se administra mediante inyección subcutánea diaria, y rilonacept, un receptor señuelo de IL-1 soluble. Los riesgos incluyen infecciones graves, especialmente en consumidores a largo plazo, o, en raras ocasiones, niveles elevados de transaminasas.25
La IL-6 es otro mediador importante de la inflamación sistémica y de la respuesta de fase aguda y es el objetivo de tocilizumab y sarilumab. Tocilizumab está aprobado para el tratamiento de la AIJis y la AIJ poliarticular. Los pacientes que toman inhibidores de IL-6 tienen un mayor riesgo de infección y algunos pueden desarrollar anomalías en las pruebas de función hepática, citopenias o hiperlipidemia. El riesgo de perforación gastrointestinal está documentado en pacientes con factores de riesgo como enfermedad inflamatoria intestinal o diverticulitis, aunque este riesgo parece ser mínimo en los niños.26
La IL-17 está implicada en la patogénesis de la psoriasis y la entesitis. Secukinumab e ixekizumab son antagonistas de IL-17 comúnmente utilizados para tratar la artritis psoriásica y la espondiloartritis en adultos; secukinumab también ha demostrado eficacia en la APsJ y la ARE y recientemente ha sido aprobado por la FDA para estas indicaciones. Las infecciones son el principal efecto adverso preocupante, incluyendo infecciones graves por Cándida y exacerbación de la enfermedad inflamatoria intestinal, aunque no se han observado en tasas significativas en niños.27
IL-12 e IL-23 median la diferenciación de células T en subconjuntos de células T pro-inflamatorias. Ustekinumab es un anticuerpo monoclonal que se dirige a una subunidad compartida por estas citocinas; está aprobado para la psoriasis, la artritis psoriásica y la enfermedad de Crohn en adultos; y ha recibido aprobación reciente de la FDA para el tratamiento de la psoriasis y la artritis psoriásica en niños de 6 años y mayores.28 Los inhibidores puros de IL-23 guselkumab y risankizumab ahora también están disponibles y se utilizan para tratar a adultos con psoriasis y artritis psoriásica, pero no han sido bien estudiados en niños.29
Abatacept es un análogo proteico humanizado del dominio extracelular del antígeno 4 asociado a los linfocitos T citotóxicos, una proteína de superficie expresada por células T que proporciona la segunda señal para la activación de las células T cuando se une su ligando a las células presentadoras de antígenos. Abatacept inhibe competitivamente esta interacción, bloqueando la segunda señal e impulsando a las células T hacia la senescencia. Está aprobado por la FDA en infusión o inyección subcutánea para el tratamiento de la AIJ de inicio poliarticular. Abatacept tiene un buen perfil de seguridad con poca asociación con infección.30
La vía de Janus quinasa (JAK)/transductor de señal y activador de la transcripción es una cascada de señalización intracelular utilizada por múltiples mediadores inflamatorios. En los últimos años han aparecido en el mercado varios inhibidores de JAK, incluidos tofacitinib, baricitinib y upadacitinib. Tofacitinib es la primera opción oral para el tratamiento de la AIJ en la era de los medicamentos biológicos dirigidos,31 y está aprobado por la FDA para el tratamiento de la AIJ poliarticular. Se han planteado varias preocupaciones importantes de seguridad con el uso de inhibidores de JAK en adultos, incluyendo el aumento del riesgo de enfermedad cardiovascular, eventos trombóticos y neoplasias malignas, especialmente linfoma. Aunque no se reportaron estos eventos adversos en el ensayo que condujo a la aprobación de tofacitinib por la FDA para el tratamiento de la AIJ, actualmente faltan datos sobre resultados a largo plazo en niños.
El tratamiento de la uveítis requiere colaboración con el oftalmólogo, guiado por los hallazgos de exámenes oculares especializados. Se utilizan frecuentemente colirios dilatadores y corticosteroides tópicos en las primeras etapas del curso de la enfermedad, con la adición de metotrexato o la escalada a FARME biológicos si la inflamación ocular persiste. De las terapias biológicas, infliximab y adalimumab tienen eficacia conocida y son utilizados con frecuencia en el tratamiento de la uveítis refractaria. Por el contrario, etanercept no es eficaz para la uveítis. Pequeños estudios o series de casos sugieren la eficacia de varios otros FARME, que se recomiendan condicionalmente en casos refractarios al metotrexato y a los inhibidores del TNF-α en el tratamiento de la uveítis no infecciosa, pero la eficacia relativa aún no está clara.4
Consideraciones adicionales de tratamiento |
Es importante enfatizar la necesidad de un enfoque multidisciplinario para el manejo de la AIJ.
La fisioterapia y la terapia ocupacional son esenciales para muchos pacientes para mejorar la movilidad y la función articular, especialmente en los casos en los que se acumula daño articular. El funcionamiento psicosocial de los pacientes y las familias que lidian con la AIJ también debe monitorearse de cerca para que puedan identificarse rápidamente los servicios de asesoramiento apropiados en caso de que surjan problemas. La participación de ortopedistas o fisiatras también puede ser útil en algunas situaciones, como ante una discrepancia significativa en la longitud de las piernas.1
Pronóstico |
Aunque la llegada de los FARME biológicos ha reducido significativamente la morbilidad en la AIJ, sólo aproximadamente el 50% de los pacientes logran la remisión a largo plazo; el resto tiene enfermedad activa continua hasta la edad adulta. Aún puede ocurrir secuelas como contracturas articulares, deformidades óseas, alteraciones del crecimiento, alteraciones visuales debidas a uveítis o limitaciones funcionales por dolor.
El subtipo de AIJ tiene claras implicaciones en los resultados a largo plazo; la AIJis y la AIJ poliarticular FR positiva tienden a tener el pronóstico más reservado y la APsJ y la ARE tienen una mayor probabilidad de que la enfermedad persista hasta la edad adulta en comparación con la enfermedad oligoarticular y poliarticular FR negativa. El número de articulaciones activas al momento del diagnóstico y el número acumulado de articulaciones afectadas un año después del inicio predicen los resultados.6
La mortalidad en la era biológica está relegada en gran medida a los pacientes con AIJ que desarrollan SAM grave o refractario al tratamiento y/o síntomas significativos de enfermedad pulmonar. La falta de mejora en las tasas de remisión a largo plazo a pesar de los avances en los tratamientos subraya la necesidad de una mejor comprensión de la patogénesis de la enfermedad para alcanzar enfoques de tratamiento más personalizados.
Comentario |
La artritis idiopática juvenil es la enfermedad reumática más común de la infancia, y comprende un grupo diverso de trastornos caracterizados por inflamación articular crónica. La evolución y el pronóstico dependen en gran medida del subtipo de AIJ en curso; el manejo temprano y agresivo ayuda a limitar la morbilidad a largo plazo asociada a la enfermedad.
Los fármacos antirreumáticos biológicos están revolucionado el tratamiento de la AIJ y reducen la morbilidad, pero no mejoran las tasas de remisión a largo plazo. Esta situación destaca la necesidad de una mejor comprensión de la patogénesis de la AIJ para adaptar aún más los enfoques de tratamiento.
Resumen y comentario objetivo: Dra. María Eugenia Noguerol