Debates contemporáneos

¿Cuál es el órgano sexual?

Ricardo Coler, director de una revista infrecuente: "La Mujer de mi vida",aporta ideas para el debate sobre sexualidad.

Autor/a: Ricardo Coler

Fuente: La mujer de mi vida, Año 4 - Número 37

Por Ricardo Coler
 
Reniego de las teorías modernas: el sexo debe coincidir con el órgano que nos ha tocado en suerte. Si el órgano es un órgano masculino, entonces seré un varón. Si el órgano es un órgano femenino, el único camino digno es ser una mujer y comportarme como una de ellas. No es cuestión de elegir, alguna razón debe haber para que nuestro cuerpo venga equipado de esa manera.

A la naturaleza hay que serle fiel. Aunque implique un esfuerzo. Aunque nos tiente lo contrario. Elegir otra opción y probar cambiar de sexo es una desviación perversa. Coincido con la lógica de las instituciones religiosas, los movimientos conservadores y los preocupados por la salud de las familias. Disiento solamente en un detalle: en el órgano en cuestión. Ellos eligen los genitales, yo elijo el cerebro.

Me sorprende. ¿Por qué será que cuando hablamos de anatomía hacemos siempre referencia a los genitales y nunca al cerebro? Al fin y al cabo, ¿qué es el cerebro si no un órgano? ¿Acaso los genitales son de una categoría superior?

Estoy en condiciones de asegurar que los genitales de los humanos y animales se parecen más entre sí que el cerebro de un hombre al de un perro. Por lo menos en la mayoría de los casos.

Por lo general, genitales y cerebro coinciden, pero cuando no lo hacen, está muy claro cuál de los dos órganos pide el mando. Y que mande el cerebro es típico de los seres humanos. Pretender lo contrario nos equipara a las bestias. Entonces, si en esta época creemos en Dios y Él nos dio un cerebro mujer, hay que ser fiel a lo que nos dio y dejar de hacer teorías mirándonos los testículos. Formalmente el cerebro nunca es homosexual, siempre desea al otro cuerpo. Pensado así, la homosexualidad no existe.

Los cerebros con deseos masculinos desean un cuerpo que se manifieste como femenino y para los cerebros con deseos femeninos es condición que el cuerpo del otro tenga lo que hay que tener para ser deseado.

Ahora bien, como la masa encefálica no se muestra ni se interpreta con tanta facilidad ­como sacarse el sombrero no es equivalente a bajarse el calzón­ se producen algunas confusiones. En esas confusiones hay lugar para advenedizos, impostores impostados y gente que no sabe lo que quiere.

Me pregunto cómo se sentirán los auténticos homosexuales, los históricos, los que existieron siempre, los que lucharon por sus derechos, ante los que los imitan porque está de moda, es cool o hay que probar de todo. Y no me refiero a los que permanecen indecisos, no se atreven o saben que no les llegó el momento. Me refiero a los que coquetean con lo gay de la misma manera en que antes imitaban a Madonna o se ponían la remera del "Che" porque les combinaba con el jean.

Son los que creen que no hay dos sexos sino uno solo. Que es posible ser a veces de uno y otras del otro sin la menor consecuencia ­suena raro pero hay quien piensa que puede con todo­. También pueden suponer que es posible gozar hasta el infinito. Y cuando no les basta con su sexo prueban con el otro. Están convencidos de que nada puede afectarlos o dejarles marca.

Quizá la teoría de los cerebros masculino y femenino sea un disparate. Igual es imposible verificarla. Una moda así nos deja descerebrados.

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