¿Por qué contar historias en medicina?
En IntraMed hace muchos años que caminamos por los
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hospitales buscando historias que merecen ser contadas. Rescatamos del anonimato y del olvido escenas que desnudan lo más profundo y lo más sagrado de la condición humana.
Contar es el modo más humano de ponerse en la piel de un semejante. Nos obliga a experimentar en nuestra mente lo que han sentido otros. Es falso el lugar común que asegura que el mayor valor de la literatura es que no sirve para nada. Sin la ficción nunca podríamos comprender a nadie, ni siquiera a nosotros mismos. Los relatos nos han hecho humanos porque nos enseñaron a vivir vidas ajenas, a intuirlas, a vibrar en consonancia con los demás. Habitamos una atmósfera cargada con infinitas historias que llamamos “cultura”. Es el aire que respiramos. El alimento que nos constituye. Narrar nos dice quiénes somos, cómo somos, cuáles son los valores que dan fundamento a nuestra existencia. Cada vez que alguien ayuda a otro a sostener la vida, a comprender, la especie se justifica.
Hemos pasado un año conversando con personas que padecían algún consumo problemático. En sus propios hogares, en bares, en instituciones, en hospitales. Cada escenario nos albergó durante muchas horas durante las cuales ellos se desnudaron con generosidad ante nuestras preguntas. Los hemos visto humedecer los ojos mientras hablaban o internarse en silencios largos y profundos que nosotros no nos animamos a romper. Nos hemos dado abrazos largos y temblorosos apretones de manos. Estas personas nos han confiado lo mejor que tienen, sus propias historias de vida. Fuimos a su encuentro sin prejuicios y volvimos más sabios. Nos enseñaron muchas cosas: la tremenda dificultad de luchar contra sus propias compulsiones, el dolor del estigma de la mirada ajena, el de la incomprensión o la culpa, el coraje de enfrentar lo que les ocurre y la esperanza renovada cuando encontraron la mano solidaria de un equipo de profesionales que supo recibirlos con conocimiento y humanidad.
Aprendimos también de equipos como el del Servicio de Toxicología del Hospital Fernández liderado por el Dr. Carlos Damín que hay un modo responsable y científico de ayudarlos preservando el aspecto humano que funda todo encuentro en el ámbito de la salud. Cada uno de los pacientes que se atendía con ese grupo de profesionales nos destacó su enorme agradecimiento por el modo en que fueron asistidos, a veces después de un largo peregrinaje de muchos años sin encontrar respuesta.
Hemos conversado con algunos de los mejores escritores argentinos para transmitirles nuestro objetivo. Ellos han puesto toda su voluntad y su talento para que estas historias cumplan con su doble condición, convertirse en textos del más alto valor literario y respetar el espíritu de lo que tantas personas nos confiaron.
Nuestra colección de libros tiende un puente para el encuentro entre la medicina y la literatura. Estamos convencidos de que no hay forma de ejercer la medicina en toda su dimensión sin aprender a escuchar y a contar historias. Las personas que se nos acercan no nos traen enfermedades, sino padecimientos encarnados en sus propias narrativas. Tal como afirma el maestro Mario Bunge: “Los seres humanos ocupan diversos niveles de organización desde lo físico a lo social. No pueden ser entendidos atendiendo a un solo nivel”. No pocas veces, el ejercicio automático de las rutinas institucionales impide que esta premisa oriente nuestra tarea. Nos hemos propuesto recordar esa necesidad, elaborar estrategias que impidan ese olvido.
Hace muchos años que trabajamos con el propósito de destacar que la práctica médica se sustenta tanto en sus conocimientos científicos como en sus aptitudes para la comunicación humana. No hay medicina responsable sin ciencia que la respalde, pero tampoco sin lazos que atenúen el sufrimiento, que puedan escuchar y comprender y no solo explicar. Nunca nos hemos propuesto reemplazar una dimensión por otra. Sabemos que creer en la ingenuidad de los abordajes totalizantes y excluyentes nos haría peores médicos al servicio de una profesión irremediablemente hemipléjica e incompleta. Por eso, en IntraMed intentamos difundir ciencia y humanidades sin hegemonías ni cegueras epistemológicas.
Lo que estos relatos se proponen es ambicioso y profundo. Apelamos a un recurso que tiene decenas de miles de años, contar historias. Una vez más, como si todavía nos reuniéramos en círculo alrededor del fuego, nos contamos nuestras desdichas y nuestras alegrías. Es con historias que nos abrazaron nuestros padres por las noches para alejar los fantasmas del sueño. Con ellas les damos calor y abrigo a los más indefensos. Nos fortalecemos con la solidaridad que fluye de unos a otros mientras nos miramos a los ojos y entrelazamos las manos.
Ojalá usted encuentre en estos relatos lo que hemos querido poner en ellos. Ojalá sean útiles para acercarnos a quienes más nos necesitan. Ojalá la emoción que sacudirá su cuerpo cuando las lea encienda la voluntad colectiva para extenderles una mano solidaria y para desterrar para siempre el prejuicio y el estigma que todavía padecen. Nuestra es la responsabilidad social de velar por sus derechos. Si estas historias lo hacen reflexionar sobre esos temas, si lo acercan al padecimiento de sus semejantes, si le abren las puertas de la emoción compartida, entonces este libro habrá cumplido con su misión.
Dr. Ricardo Mastandueno
Dr. Daniel Flichtentrei