Antecedentes La reciente pandemia de COVID-19 ha visto una explosión de información relacionada con el coronavirus. En muchos casos, esta información fue respaldada por imágenes que representan el SARS-CoV-2. Evaluar cómo los atributos de las imágenes que representan el coronavirus SARS-CoV-2 que se utilizaron en la fase inicial de la crisis del coronavirus en 2020 influyeron en las percepciones del público. Métodos Hemos llevado a cabo una encuesta en profundidad utilizando 46 imágenes de coronavirus, preguntando a las personas qué tan bellas, científicas, realistas, infecciosas, aterradoras y didácticas parecían ser. Resultados Recolectamos 91,908 respuestas, obteniendo 15,315 asociaciones para cada categoría. Si bien la imagen de referencia del SARS-CoV-2 utilizada en los medios de comunicación es una ilustración tridimensional en color, encontramos que las ilustraciones del coronavirus se percibían como hermosas pero no muy realistas, científicas o didácticas. Por el contrario, se cree que las imágenes de coronavirus en blanco y negro son lo contrario. La belleza de las imágenes del coronavirus se correlacionó negativamente con la percepción del realismo científico y el valor didáctico. Conclusión Dados estos efectos y las consecuencias en la percepción del individuo, es importante evaluar la influencia que diferentes imágenes del SARS-CoV-2 pueden tener en la población. |
Atributos y formato de las imágenes del coronavirus SARS-CoV-2. Estas imágenes (N = 71) estaban disponibles en línea al comienzo de la pandemia COVID-19 [5]: el 29,6% de las imágenes eran fotografías y el 70,4% eran ilustraciones; El 9,9% fueron en blanco y negro y el 90,1% fueron en color; y el 29,6% fueron en dos dimensiones, mientras que el 70,4% fueron en tres dimensiones.
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Según un estudio del Instituto de Radio Televisión Española y la UAB realizado durante el encierro del COVID-19, las imágenes en blanco y negro del SARS-CoV-2 hacen que el virus parezca más contagioso. Los resultados, publicados en PLoS ONE, demuestran que las imágenes en color y tridimensionales del SARS-CoV-2 en los medios de comunicación han favorecido la percepción del virus como un virus hermoso, pero no del todo realista o contagioso.
La pandemia de Covid-19 ha producido un aumento en la cantidad de información científica proporcionada por los medios. En muchos casos, la información relacionada con esta crisis va acompañada de imágenes que representan el SARS-CoV-2. En un estudio anterior, los investigadores descubrieron que a pesar de tener acceso a imágenes reales del virus, la mayoría de las imágenes en los medios eran ilustraciones tridimensionales en color del coronavirus.
Con el fin de descubrir cómo los atributos de las imágenes que representan el SARS-CoV-2 afectaban a la percepción del virus por parte de los espectadores, investigadores del Instituto de Radio Televisión Española y de la Universitat Autònoma de Barcelona realizaron un estudio, ahora disponible en PLoS ONE, en el que se presentaron diferentes imágenes de SARS-CoV-2. Se preguntó a los participantes sobre parámetros como la belleza, la naturaleza científica, el realismo, la percepción de contagiosidad, el miedo y la naturaleza didáctica de las imágenes. El estudio también cubrió características formales como color frente a blanco y negro, 2D frente a 3D y fotografía frente a ilustración y cómo estas afectan las percepciones del virus.
El estudio concluye que es más probable que la belleza de las imágenes del coronavirus se vea en color y en imágenes tridimensionales.
Y estas son las imágenes que más se utilizan a la hora de informar sobre el SARS-CoV-2, a pesar de que las imágenes reales del coronavirus son fotografías bidimensionales en blanco y negro. En este sentido, la investigación discute el papel que tienen los medios en la distribución de imágenes que embellecen el virus con el objetivo de informar sobre la pandemia.
Los investigadores también encontraron una correlación negativa entre la belleza detectada en las imágenes y su valor didáctico. Cuanto más hermosas se percibían las imágenes, menos educativas les parecían a los espectadores.
Los resultados de este estudio se pueden aplicar directamente al sector de la comunicación científica, en el diseño de planes y protocolos de comunicación en situaciones en las que el comportamiento de la población en su conjunto es clave.
El doctor Miguel Ángel Martín-Pascual del Instituto de Radio Televisión Española y profesor del Departamento de Comunicación Audiovisual y Publicidad de la Universitat Autònoma de Barcelona, así como autor de este estudio, considera que “los medios de comunicación tienen una gran responsabilidad en la prestación de información correcta a su audiencia, incluidas las imágenes utilizadas. Es necesario evaluar si las imágenes embellecidas de coronavirus que no corresponden a fotografías reales del mismo virus es una práctica que, lejos de ser educativa para la audiencia, en realidad podría entenderse como una forma de presentar visualmente noticias falsas. Presentar imágenes embellecidas de lo que según el director de la OMS es considerado nuestro enemigo público número uno, debería darnos algo en qué pensar”.
La doctora Celia Andreu-Sánchez, que también participó en este estudio como miembro del grupo Neuro-Com de la Universitat Autònoma de Barcelona, explica que “nuestros resultados nos llevan a considerar la posibilidad de que la percepción de los espectadores de las imágenes que representan el SARS- CoV-2 podría haber influido tanto en su comportamiento como en sus estados emocionales”. Continúa diciendo que por eso “sugerimos que los comunicadores científicos tengan en cuenta este estudio a la hora de comunicar contenidos científicos relacionados con la salud pública en el futuro, en los que el comportamiento de la población es fundamental”.
Este estudio se ha realizado como resultado de la colaboración entre el Instituto de Radio Televisión Española y el Grupo de Investigación Neuro-Com de la Universitat Autònoma de Barcelona.
La investigación ha sido realizada por Celia Andreu-Sánchez del grupo Neuro-Com del Departamento de Comunicación Audiovisual y Publicidad de la Universitat Autònoma de Barcelona, y por Miguel Ángel Martín-Pascual del Instituto de Radio Televisión Española y la UAB Neuro-Com. grupo.