La insulina y el sistema nervioso simpático desempeñan un importante papel en la patogenia de la hipertensión relacionada con la obesidad, afirma el Dr. Landsberg. Posiblemente, la estimulación simpática mediada por esta hormona contribuya tambien a un efecto prohipertensivo en personas jóvenes, no obesas. En estos sujetos, los mecanismos termogénicos mediados por el sistema nervioso simpático pueden compensar un aumento de la ingesta calórica, evitando el desarrollo de obesidad. Es decir, que no solo la obesidad puedepredecir el desarrollo de hipertensión, sino que la hipertensión tambien puede predecir el eventual desarrollo de obesidad. A medida que el sujeto envejece y disminuye la eficacia de los mecanismos termogénicos puede producirse obesidad.
El aumento de la actividad simpática, como factor primario, puede asociarse tanto con la hipertensión como con la resistencia a la insulina. Cabe señalar que tambien la leptina, el producto polipeptídico del gen ob/ob secretado por el tejido adiposo, ejerce poderosos efectosneurales centrales sobre el apetito y la actividad simpática. Los niveles de leptina, elevados en sujetos obesos, pueden aumentar la actividad simpática y la presión arterial. Por lo tanto, señala el autor, la hipertensión relacionada con obesidad está estrechamente asociada con la economía metabólica del paciente obeso.