Durante la celebración de este simposio se ha hablado de la necesidad de llevar a cabo programas de formación “sólidos” el manejo de la espirometría para evitar errores y ajustarse a los criterios establecidos internacionalmente sobre cómo practicarla. Según un estudio del Hospital de la Santa Creu i Sant Pau (Barcelona), y en palabras del Dr. Pere Casan, médico adjunto del Servicio de Neumología de este hospital, “entre un 20 y un 30% de las espirometrías no siguen correctamente los criterios internacionales establecidos al respecto”.
De hecho, el Dr. Casan reconoce la “rigidez” de estos criterios y la “dificultad” que comporta seguirlos al pie de la letra. Entre otras cosas establecen cuál tiene que ser el nivel de preparación del técnico, la calidad del equipo o las distintas condiciones en que se puede encontrar el enfermo. “Los principales errores que se dan al realizar una espirometría están relacionados con los criterios de inicio y finalización de la prueba, con la duración total de la misma, en si el paciente presenta náuseas o es poco colaborador…”, explica el Dr. Casan. Y es que, así como en otras pruebas, como pueden ser los análisis de laboratorio, medir la presión arterial o el electrocardiograma, no se requiere la colaboración del paciente, en la espirometría se necesita contar con quien debe someterse a ella.
Detectar de forma precoz esta enfermedad pasa, entonces y en opinión de los expertos, por la generalización de la espirometría en el ámbito de la Atención Primaria. Según el diplomado en enfermería del Servicio de Neumología del Hospital Clínic de Barcelona, Felip Burgos, “en la Atención Primaria se encuentra el futuro de la aplicación de esta técnica”. De la misma opinión es el Dr. Casan, quien afirma que “al tratarse de una prueba básica tiene que estar al alcance de los médicos de Atención Primaria”.
En este sentido, el neumólogo del Hospital de la Santa Creu i Sant Pau señala que últimamente se ha hecho un esfuerzo para dotar los centros de Atención Primaria con espirometrías. Además, las nuevas tecnologías que permiten una comunicación bidireccional, como es el caso de Internet, suponen, según Felip Burgos, “una gran oportunidad para que se realicen espirometrías desde los centros de Atención Primaria con la posibilidad de estar interconectados con el hospital de referencia, que puede dar apoyo cuando aparezca alguna duda en la utilización de la técnica”.
¿De qué tipo de paciente debería sospechar el médico de Atención Primaria? Según el Dr. Josep Morera, presidente de este IX Simposio sobre Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica, una persona que ha fumado un paquete diario durante al menos 5 años tendrá algún problema respiratorio y es un candidato para la realización de la prueba. Y es que el médico general se encuentra en una posición privilegiada “porque conoce el paciente, la cantidad de cigarrillos diarios que fuma y el posible riesgo que puede tener para el desarrollo de la enfermedad”, asegura Morera, también jefe del Servicio de Neumología del Hospital Germans Trias i Pujol de Badalona (Barcelona).
La detección de pacientes de riesgo y la posibilidad de llevar a cabo espirometrías ya en el primer nivel asistencial contribuiría, en opinión de este neumólogo, a reducir el infradiagnóstico de la EPOC, actualmente valorado en torno al 80%.
El IX Simposium sobre Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica ha sido organizado por el Servicio de Neumología del Hospital Germans Trias i Pujol de Badalona (Barcelona) con el auspicio de la Societat Catalana de Pneumologia (SOCAP) y la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR) y con la colaboración de la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB).
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