En Atención Primaria afectan a un 5-20% de los niños entre 4-14 años (se desconoce la frecuencia en menores de 3 años), predominando los procesos mecánico-ortopédicos benignos, según ha comentado la Dra. María Luz Gamir, del Servicio de Reumatología del Hospital Ramón y Cajal de Madrid, en una mesa redonda celebrada en el XXXI Congreso de la Sociedad Española de Reumatología, que reúne en Las Palmas de Gran Canaria a 1.000 especialistas.
Estos mismos procesos en Atención Especializada (unidades de referencia o consultas monográficas de reumatología pediátrica) se deben sobre todo a una enfermedad inflamatoria-autoinmune, enfermedad infecciosa, reactiva o tumoral; también pueden deberse a enfermedades genéticas y/o displasias y, en menor grado pero con frecuencia creciente, se observan "síndromes no orgánicos de dolor difuso".
Las causas de DME en la infancia y adolescencia son múltiples, y aunque en la mayoría de las veces es patología benigna, debe realizarse un amplio diagnóstico diferencial.
Según la Dra. Gamir, es necesario conocer las características del dolor músculo-esquelético en esta edad, el inicio, dónde se localiza, si es inflamatorio o mecánico, su evolución, su repercusión en las actividades escolares y deportivas, si está influenciado por cambios emocionales, o hay antecedentes de traumatismos, infecciones o si presenta fiebre. En una exploración física puede observarse la actitud postural, la asimetría de las articulaciones, el "flexo" de rodillas y cadera.
Los dolores de cadera, espalda y pie son los más frecuentes y los que necesitan una vigilancia mayor porque pueden ser síntomas de enfermedades importantes. El dolor de cadera en la mayoría de los casos suele ser benigno, pero también puede ser un síntoma de sinovitis transitoria, artritis séptica, enfermedad de Perthes, epifisiolisis, artritis inflamatoria o espondiloartritis juvenil, algunas de ellas graves si no tienen un tratamiento en su fase inicial.
El origen del dolor de espalda puede ser múltiple, en la mayoría de las ocasiones por malos hábitos de postura, por causa mecánica (traumatismo, fractura vertebral, sobreuso, hernia discal), debido al desarrollo (enfermedad de Scheuermann, espondilolisis/espondilolistesis), un motivo infeccioso (espondilodiscitis, absceso epidural, sacroileitis), inflamatorio (espondiloartropatía); tumoral (tumores óseos, intrarraquídeos) o por otras causas desconocidas.
Por último, el dolor de pie suele ser debido a pie plano, sobre todo en los primeros dos años, piel valgo, o pie cavo (hereditario, asociado a ataxia de Friedreich, mielomeningocele, enfermedad de Charcot, etc.).
Los expertos destacan los siguientes signos de alarma del dolor músculo-esquelético en niños: edad inferior a 3 años; patrón doloroso Inflamatorio o tumoral; impotencia o alteración funcional; síntomas diarios persistentes; cuando le acompañan otros síntomas, como inflamación; la existencia de un posible antecedente epidemiológico; y, por último, la sospecha de una posible "amplificación del dolor".
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