Científicos del Instituto de Neurobiología de la UNAM, encontraron que en el proceso de almacenamiento de los recuerdos traumáticos intervienen tres neurotransmisores —acetilcolina, glutamato y noradrenalina— hallazgo que contribuirá en mejorar los tratamientos contra las fobias.
Además de la importancia que tienen las estructuras cerebrales y los neurotransmisores durante el proceso de memorizacion, la doctora María Isabel Miranda Saucedo investiga en qué cantidad se presentan dichas sustancias para que una experiencia novedosa y aversiva quede fija en nuestro recuerdo.
“Ante un hecho nuevo o impresionate, los neutrotransmisores son capaces de modular sus acciones de determinada manera y esa es la clave para que más adelante podamos saber cómo usarlos en nuestro beneficio”
Además, agregó que la memoria es primordial para cualquier aspecto de nuestra vida, “por eso los niños no aprenden en las primarias, no hay nada novedoso o emotivo que haga que se mande la señal al cerebro para fijar profundamente un recuerdo,pues los estudiantes ya saben a lo que van, no hay nada que los sorprenda”.
Con esta investigación se puede determinar qué sustancias hacen falta, sobran o en qué cantidades pueden ser implantadas en nuestro cerebro para corregir alguna patología.
Además, María Isabel Miranda, explica que todas las experiencias de vida tienen un correlato fisiológico es decir, que “en todo los que nos sucede interviene un proceso químico de nuestro cerebro. Hay estructuras cerebrales que funcionan como un semáforo, las cuales indican al cerebro cuando existe la necesidad de que una experiencia altamente relevante sea bien archivada”.
Por medio de la aplicación de neurotransmisores o fármacos la investigadora y su equipo ha podido cambiar la respuesta ante un hecho desagradable o altamente traumático en ratas.
Se pueden bloquear las funciones cerebrales adecuadas para modificar la respuesta, mientras dure el efecto del medicamento. La científica, ha descubierto que los recuerdos novedosos y emotivos son los que se quedan más fijos en la memoria y aquellos que no nos apasionan o que ya son conocidos, se olvidan rápidamente aunque hayan entrado pos los mismos canales de la percepción.
“Cuando un experiencia es intensa, ya sea placentera o dolorosa, la asociamos a un contexto y lugar. En ello radica la importancia de la investigación” indicó Miranda.
Con esta investigación, lo que se busca es que algunas personas con patologías emocionales puedan ser tratados por medio de fármacos para “bloquear” los recuerdos que resultan traumáticos, dijo.
Además de que al saber cómo funcionan los neurotransmisores, se podrán diseñar programas de terapia especializados para tratar fobias y algunos otros padecimientos mentales que por el momento sólo pueden ser atendidos con terapia psicológica que por lo general, lleva mucho tiempo.
Con una generacion de fármacos que nacerán a partir de esta investigación se podrán reducir los tiempos de los tratamientos y la gente se recuperará más rápidamente.
Otros estudios. En Estados Unidos, detalló la científica, médicos veterinarios realizaron una investigación en donde sometieron a un grupo de veteranos de guerra que padecían ciertas fobias ocasionadas por eventos traumáticos de la misma.
Los hallazgos fueron sorprendentes, ya que quienes fueron tratados con propanolol, disminuyeron drásticamente los recuerdos dolorosos que tenían de la guerra.
Esto les permitió llevar una vida normal, abundó la neuróloga. También se descubrió que la acetilcolina en un paciente con Alzheimer desaparece rápidamente después de ser administrada, pero si se pone una sustancia que inhiba ese efecto los enfermos mejoran.
Esto es importarte porque a decir de la doctora “lo que nos constituye como seres humanos es la conciencia propia. Son nuestros recuerdos pero ellos no deben ser tan dolorosos que no nos dejen vivir”, concluyó.
Relacionan autismo con desarrollo excesivo del cerebro masculino
El origen del autismo es uno de los agujeros negros en la búsqueda de una cura para esta enfermedad. Un grupo de científicos del Centro de Investigación del Autismo de la Universidad de Cambridge, en Reino Unido, propone una teoría que relaciona este trastorno con un desarrollo excesivo de ciertas áreas del cerebro típicas del varón.
Simon Baron Cohen, primer firmante de esta revisión recién publicada en un número especial sobre el cerebro de la revista Science, es el propulsor de la teoría del “cerebro masculino extremo” sobre el origen del autismo.
Esta teoría propone que los individuos que padecen esta enfermedad tienen, en general, un cerebro típico de varón, pero con sus particularidades anatómicas llevadas al extremo.
En los varones, ciertas partes del cerebro (amígdala) se desarrollan antes y más que en las féminas y también presentan menos conexiones entre los dos hemisferios (un cuerpo calloso más pequeño).
Además, los varones poseen más neuronas en el córtex y éstas están organizadas con un empaquetamiento más denso. El autismo, una enfermedad que aparece en la infancia y que se caracteriza por la falta de comunicación verbal y empatía con el entorno, se produce cuatro veces más en niños que en niñas.
“Aunque entre los hombres y las mujeres no existen diferencias en la inteligencia, sí existen diferencias específicas en la destreza en ciertas tareas cognitivas”, explican en el estudio.
Por eso, como consecuencia de la exaltación de estas diferencias en la anatomía cerebral, los autistas tienden a realizar tareas para las que suelen estar mejor dotados los varones y serias dificultades para relacionarse y hablar, algo para lo que las féminas tienen más facilidad.
Esto explica la espectacular habilidad que los autistas tienen en algunas disciplinas que requieren sistematización —reducir una acción a una serie de reglas— como las matemáticas, la música o el dibujo; y la poca o ninguna facilidad que tienen para la empatía, ser capaz de ponerse en el lugar de los demás para comprender sus sentimientos y reaccionar en función de ello.
La teoría también explicaría el hecho de que algunos individuos con autismo desarrollen obsesiones, como realizar movimientos repetitivos, conocer a detalle la taxonomía de los seres vivos o poner en fila objetos durante horas, por ejemplo.
Éstas habilidades especiales serían el resultado de un cerebro especialmente diseñado para sistematizar. El hecho de que el autismo tenga su origen, de acuerdo con la teoría de Baron Cohen, en diferencias anatómica cerebrales, puede conducir a la idea de un test prenatal para detectar la enfermedad.
“Existen dos razones éticas por las que no es viable”, ha asegurado el autor a la BBC. “El primero hace referencia al debate de si el autismo es o no es una enfermedad.