"En la Argentina, la retinopatía aún persiste en recién nacidos con más de 32 semanas de gestación y que superan los 1500 gramos de peso, casos inusuales que en los países desarrollados dejaron de registrarse hace más de 30 años", dijo con preocupación la doctora Teresa Sepúlveda, del departamento de alto riesgo neonatal del hospital Fernández, que ayer participó de las VII Jornadas de Enfermería Neonatal en el hospital Garrahan.
Para Sepúlveda, el índice de estos casos en nuestro país es alarmante, ya que en estas situaciones "basta con administrar correctamente el oxígeno que recibe el bebe prematuro en la unidad de cuidados intensivos para prevenir esta enfermedad".
Los especialistas consultados manifiestan gran intranquilidad ante este panorama, y no es para menos: la retinopatía del prematuro constituye la principal causa de ceguera infantil. Cada año, en nuestro país nacen más de 7000 bebes con menos de 32 semanas de gestación o un peso inferior a los 1500 gramos -alrededor del 1% de los partos-. Este grupo es el que enfrenta los mayores riesgos, aunque las formas más severas de esta afección la padecen los niños que ni siquiera alcanzan los 900 gramos.
Si bien no hay estadísticas oficiales en el nivel nacional, ya que no es una enfermedad de registro obligatorio, los resultados de la última encuesta realizada en 2004 por el Ministerio de Salud (respondida por 47 maternidades públicas de las 117 consultadas) arrojaron los siguientes datos: "31 de los hospitales reportaron casos graves de retinopatía correspondientes a un total de 177 niños prematuros con un peso promedio de 1241 gramos y una edad de gestación de 31 semanas", detalló Sepúlveda.
La doctora Lidia Galina, integrante del equipo de neonatología del hospital Garrahan, agregó: "Aunque parezca increíble, hay casos de niños con más de dos kilos que se quedan ciegos". En cuanto al desarrollo de la enfermedad, explica que el problema tiene que ver con la inmadurez de las retinas. "Durante la gestación, el bebe crece con muy poco oxígeno. Cuando nace en forma prematura, el proceso normal de formación de los vasos sanguíneos del ojo se interrumpe. Pero si durante ese período recibe mucho oxígeno puede dispararse un crecimiento anormal de nuevos vasos."
La vascularización de la retina se produce en la última etapa del embarazo, por eso los prematuros tienen retina "avascular".
La doctora Galina, además, mencionó que "entre el 6 y el 10% de los recién nacidos necesitan algún tipo de reanimación, por eso el equipo de profesionales que asisten en las salas de parto debe estar preparado para saber enfrentar cualquier tipo de emergencia. La calidad de vida del recién nacido dependerá de la anticipación y la destreza del personal que lo atiende en esos momentos".
Entre otros requisitos, el bebe tiene que estar permanentemente monitoreado, y durante esos primeros días o semanas debe recibir sólo el oxígeno que necesita. "Muchas veces se comete el error de utilizar el mismo nivel de oxígeno que para un bebe de término, y eso puede causarle un daño irreversible", advirtió Galina.
El aire del ambiente que respiramos normalmente contiene un 21% de oxígeno, "y los prematuros en las salas de cuidados intensivos pueden recibir hasta un 100% de oxígeno puro. El objetivo en estos talleres es concientizar a todos los profesionales de la salud del riesgo que implica el uso de este elemento, que muchas veces se emplea sin control".
Existen valores actuales de saturación del oxígeno que rigen para estos casos, hasta que la retina madure. "Siempre debe estar por debajo del 92%, e incluso hay estudios recientes que toleran una saturación menor. Lamentablemente, muchos hospitales de nuestro país carecen de recursos y las salas de maternidad ni siquiera cuentan con la tecnología adecuada para poder controlar el tratamiento", admitió Sepúlveda.
Cirugía láser
Hasta el momento, no existe ningún tratamiento completamente eficaz para combatir la retinopatía del prematuro. La doctora Galina es categórica: "Cuando al bebe se lo da de alta es fundamental que un oftalmólogo revise periódicamente sus retinas. Esta enfermedad no da signos ni síntomas, por eso el control debe ser sistemático hasta que se complete la vascularización".
Además, este período es clave para determinar si hay que aplicar un tratamiento con rayo láser. El área de neonatología del hospital Garrahan recibe más de 750 recién nacidos por año, y en 2004 se realizaron 158 cirugías oftalmológicas con láser. "La cirugía sólo detiene el avance de la enfermedad, pero es incapaz de revertir el daño", concluyó Galina.
Por Soledad Vallejos
De la Redacción de LA NACION