En 1783, el rey Carlos III firmó una real cédula por la que se creaban las escuelas gratuitas en la capital y otras ciudades del reino para dar educación a las niñas. "El principal objeto de estas escuelas ha de ser la labor de manos; pero si alguna de las muchachas quisiere aprender a leer tendrá igualmente la maestra obligación de enseñarlas, y por consiguiente ha de ser examinada en este arte con la mayor prolijidad".
La población femenina con estudios universitarios acaba de superar a la masculina (13,9% frente al 13,2%) y el curso pasado las mujeres recogieron el 58% de los títulos universitarios.
Los datos son inequívocos: ya desde la escuela ellas recaban un mayor éxito escolar. No se trata de inteligencia: ningún estudio dice que las niñas son más listas. Entonces, ¿por qué a las alumnas se les dan mejor los libros? Maestras y maestros con una larga trayectoria en las aulas y profesoras universitarias que han investigado sobre ello aportan ideas que remiten al contexto y los hábitos sociales, a las características biológicas y a la sigilosa y constante lucha feminista para explicar por qué ellas son las primeras en todas las aulas.
- La herramienta adecuada. Durante decenas de miles de años las mujeres han sido las encargadas de convertir un bebé indefenso en un adulto social capaz de enfrentarse al mundo. Y lo han hecho con el lenguaje. Por eso, la evolución ha dotado a la mujer de mayor capacidad verbal y un cerebro que nace optimizado para comprender la complejidad de la mente y las sociedades humanas. Ellas necesitaban esas herramientas para transmitir a sus hijos lo necesario para aumentar su probabilidad de supervivencia, pero ahora les sirven también para obtener buenos resultados en los estudios. La psicóloga experimental Doreen Kimura, de la Universidad Simon Fraser de Canadá, ha documentado la superioridad innata de las mujeres para el lenguaje y otras capacidades cognitivas ya observadas en las aulas. Mejores "conversadoras" y "negociadoras", mejores para relacionarse; son características que destacan todos los consultados. Ventajas que les serán muy útiles en la adolescencia, una etapa difícil. "A esa edad es cuando más necesidad tienen de relacionarse con profesores y alumnos", dice Roberto Rey, director del Centro de Innovación Educativa (CIE).
- Ellas ponen la mesa... Planchan la ropa, ordenan el armario. Los hábitos sociales que aún se transmiten a las niñas son muy distintos de los que aprenden sus hermanos. Han adquirido hábitos de trabajo, aprendido a escuchar calladas, a ser ordenadas, "¡incluso a ser más limpias!", apunta un profesor de Sonseca (Toledo), Paco Caballero. "Esos hábitos sociales son una forma de sostener la vida y la civilización; es raro que una alumna diga que sólo va a estudiar a finales de mes", apunta la profesora experta en coeducación Milagros Montoya.
- ... pero quieren que la quite otro. El contexto social ha cambiado. "Ahora las chicas tienen una conciencia de lucha que les ha proporcionado el feminismo. Son más conscientes de la discriminación por sexo. Saben que para tener calidad de vida tienen que estudiar. [Un estudio del sociólogo Domingo Comas y el profesor Octavio Granado revela que ellas dedican el triple de tiempo al estudio]. Ya no se conforman con las tareas a las que siempre les han relegado", señala Lidia Puigvert, profesora de Sociología de la Universidad de Barcelona e investigadora del Centro Especial de Investigación en Teorías y Prácticas Superadoras de Desigualdades. "Saben que necesitan destacar, que les van a pedir más en iguales condiciones", asegura la catedrática del departamento de Educación de la Universidad Jaume I, Consol Aguilar.
- La conquista de las ciencias. La conciencia de género y la lucha femenina por conquistar territorios donde los hombres ya habían puesto su bandera ha quebrado complejos en la elección de carrera. Sin embargo, algunas áreas científicas y tecnológicas se mantienen aún en manos masculinas. Son, de hecho, la única excepción; de las facultades de matemáticas y tecnológicas aún salen más titulados que tituladas. ¿Es sólo una pegajosa tradición o cabe hablar también de diferencias de género? "No es fácil separar lo biológico de lo cultural en el proceso de enseñanza-aprendizaje que comienza en la familia y continúa en la escuela", avanza el catedrático de Psicología Evolutiva y de la Educación Álvaro Marchesi. La psicología experimental ha demostrado, sin embargo, que los hombres son superiores, por ejemplo, en pruebas de orientación en el espacio, como rotar mentalmente un objeto, o en problemas de geometría; ellas ganan en cálculo aritmético. Las niñas muestran de bebés preferencia por las imágenes con caras humanas, y los niños por los objetos (coches y demás). Hay diferencias, y también tradición.
- Madurez y trabajo. "Toda la juventud tiene dudas, pero los chicos están más desprotegidos frente a las influencias externas, mientras que en las chicas funciona mejor el sentido común que les ayuda a zafarse de ellas, y eso es bueno para los estudios". Esta singularidad, que explica la presidenta del Consejo Escolar del Estado y experta pedagoga, Marta Mata, puede ser una de las claves del abandono prematuro de los estudios, que afecta más a los alumnos. La estadística demuestra que ellos consiguen antes un empleo aunque tengan menos estudios, y la moto no puede esperar. Los programas alternativos que se ofrecen a los adolescentes desmotivados para sacar la secundaria obligatoria tienen más alumnos que alumnas.
"Los chicos están muy perdidos, no quieren crecer, ni estudiar, ni trabajar, sólo tener dinero. No les gusta el mundo masculino adulto actual, pero no tienen referentes. No se sienten a gusto con ser los conquistadores, los omnipotentes, los fuertes, los que no pueden llorar ni tener miedo... Y además se sienten peor todavía al ver la libertad y la alegría con la que se mueven sus compañeras", explica Milagros Montoya, que muchas veces ha preguntado en clase por estas pulsiones.
- El deseo de aprender. "No se puede explicar el éxito de las mujeres acudiendo sólo a factores externos, por hábitos aprendidos o condicionamientos sociales", advierte la profesora de Didáctica y Organización Escolar de la Universidad de Málaga Nieves Blanco. "Las mujeres están completas en lo que hacen". Quiere decir con ello que, una vez que hacen algo, "lo hacen con sentido y lo hacen bien, por el placer de hacerlo, sin esperar recompensa: el sentido está en el propio placer".
"Y nuestra relación con el aprendizaje y la investigación no es la relación con un objeto, sino de sujeto a sujeto", añade Milagros Montoya. Recuerda las muchas mujeres que han sido escritoras detrás de un seudónimo masculino y las que han continuado siéndolo aunque al final de la carrera no hubiera un premio, ni siquiera un asiento en la academia. "El mundo académico responde mejor al aprendizaje por placer" y eso cree que puede ser una razón del éxito femenino en ese terreno.
Esas diferencias innatas entre chicos y chicas no se le han escapado a la presidenta del Consejo Escolar del Estado, Marta Mata, toda una vida dedicada a la educación. Y los científicos han venido a darle la razón: "Yo creo que ellas tienen mayor capacidad para relacionar cosas, experiencias, para colocar las percepciones de una forma global mientras que ellos son mejores si se trata de especializarse". "No son tan unidimensionales como los chicos. Les pasa lo mismo a los maestros, que son capaces de ver en qué cosa concreta destaca más un alumno, mientras que las maestras ven la totalidad de la persona". Por eso, apunta, "siempre es mejor que trabajemos juntos, hombres y mujeres".