Si de chicos se trata, el yeso es un buen aliado de médicos y padres para inmovilizar una pierna o un brazo fracturado. Pero ¿qué pasa cuando un chico se fractura huesos de la boca imposibles de enyesar? ¿Cómo se puede solucionar la lesión sin influir en su crecimiento?
La respuesta parece tenerla un nuevo tipo de material que se reabsorbe sin dejar rastros cuando el organismo ya no lo necesita. Formado por dos sustancias ácidas presentes en el organismo, lo que impide su rechazo y lo transforma en un biomaterial, reemplaza las suturas con alambre y las placas de titanio que solían utilizarse.
Las nuevas prótesis, que ya se utilizan en hospitales públicos y privados de nuestro país, son translúcidas y se fijan a los huesos con la ayuda de tornillos del mismo material. Mientras que durante las primeras ocho semanas desde su colocación el material mantiene el 70% de su resistencia inicial, a los doce meses el organismo lo absorbe por completo.
"La traumatología pediátrica incorporó biomateriales que permiten reparar las fracturas bucomaxilofaciales en los chicos a través de placas reabsorbibles. Una vez cicatrizada la fractura, se reabsorben esos materiales sin interferir con el desarrollo del niño", explicó a LA NACION el doctor Adrián Bencini, profesor de Cirugía Bucomaxilofacial de la facultades de Odontología de la Universidad Nacional y de la Universidad Católica de La Plata.
Entre las causas más comunes de fracturas maxilofaciales infantiles están los golpes por caídas y accidentes domésticos, mientras que entre los adolescentes predominan las fracturas por los accidentes de tránsito (andar en moto sin casco o en automóvil sin usar cinturón de seguridad), la práctica deportiva y las peleas. Otra área de aplicación de este biomaterial es el tratamiento de las malformaciones bucales congénitas.
Un principio común
Según el profesor Bencini, que en septiembre presidirá en la ciudad bonaerense de Cariló la XXI Reunión de la Sociedad Argentina de Cirugía y Traumatología Bucomaxilofacial y las I Jornadas Internacionales de Implantología Oral y Maxilofacial, todas las fracturas del cuerpo se reparan a partir del mismo principio.
"Los fragmentos desplazados se llevan a sus lugares y se los mantiene en esa posición hasta que cicatricen", dijo el especialista. Todavía, y en especial en los adultos, muchas fracturas de los maxilares se solucionan con la ayuda de placas de titanio, de suturas con alambre o de ligaduras entre los dientes superiores e inferiores (bloqueos intermaxilares).
"Los adelantos tecnológicos permitieron el desarrollo de las placas de titanio, que se fijan en los maxilares y restituyen la anatomía perdida por el trauma, lo que por su rigidez y estabilidad genera una menor morbilidad. Pero en pediatría una limitación de esas placas era la necesidad de tener que operar para retirarlas, porque producían una tracción ósea que impedía el crecimiento normal", agregó Bencini.
La única excepción para el uso de este material, aclaró el experto, es la fractura en la articulación que une la mandíbula con el cráneo (cóndilo) y que en los chicos suele ocurrir por un golpe en el mentón cuando se caen. En este caso, el tratamiento se realiza sin cirugía y con la ayuda de aparatos especiales para bloquear la boca.
También en adultos
En la Argentina, según explicó Bencini desde su experiencia en un hospital público de la ciudad de La Plata, las placas reabsorbibles se utilizan principalmente en los chicos por todas sus propiedades y beneficios.
Sin embargo, indicó, se pueden usar en jóvenes y adultos "porque, de ser necesario por otra afección, le permiten al paciente realizarse una resonancia nuclear magnética sin las complicaciones que generan los materiales metálicos o el alambre".
Ocurre que, en especial entre los deportistas, es muy frecuente la realización de resonancias magnéticas para el diagnóstico de una anomalía. En esos casos, el uso de materiales metálicos para la reparación de una fractura impediría realizar ese tipo de estudio por imágenes, ya que el paciente correría el riesgo de que las placas de metal se recalentaran durante la exposición a la radiación y esto produjera una necrosis del tejido que rodea las placas.
Aunque la causa de la mayoría de las fracturas bucomaxilofaciales son los accidentes y los traumatismos en la cara, el material reabsorbible sirve para reparar malformaciones.
"Al tratar las anomalías de desarrollo de los maxilares, en las que el paciente presenta asimetrías o alteraciones en la cara, se deben realizar cortes en los huesos [osteotomías] para luego colocarlos en otras posiciones. En esos casos la fijación también se puede hacer con las placas reabsorbibles", finalizó Bencini, que también integra el Servicio de Odontología y Cirugía Bucomaxilofacial del Hospital San Juan de Dios, en La Plata.
Por Fabiola Czubaj
De la Redacción de LA NACION