Georgina Elustondo
Fue una de las enfermedades venéreas más devastadoras de la historia y un motivo de vergüenza durante un tendal de generaciones.
Luego, penicilina mediante y luego opacada por el sida, casi desapareció. O se refugió en rincones marginales.
Pero los tiempos cambian y —dicen— todo vuelve: con alarmante frecuencia, la sífilis golpea nuevamente la puerta de hospitales y sanatorios de todo el país. En la provincia de Buenos Aires, por ejemplo, las notificaciones crecieron casi un 70% desde el 2002. Y la tendencia se repite en hospitales de Capital y en otras jurisdicciones, donde también se multiplican los casos de gonorrea, herpes y otras Infecciones de Transmisión Sexual (ITS). ¿Lo peor? Según los expertos, apenas se "oficializan" dos de cada diez casos: el grueso del problema permanece, todavía, a la sombra.
A muchos jóvenes la palabra sífilis ni siquiera les suena. Y, si preguntaran, más de un adulto les respondería probablemente que ya no existe, que era un fantasma que circulaba por prostíbulos y otros "antros" hace ya un tiempo.
"Es que el sida se convirtió en la madre de todos los miedos", explican los especialistas. Claro: bajo la amenaza del HIV, inevitablemente letal hasta hace unos años, todas las demás ITS se volvieron males menores, casi insignificantes. Y es razonable, porque, a diferencia del sida, la mayoría se cura con antibióticos.
Pero el retorno o la sobrevivencia de estos viejos males vuelve a instalarlos en la agenda de las autoridades sanitarias por varios motivos: no sólo pueden causar esterilidad, ceguera, parálisis, demencia, problemas cardíacos y malformaciones congénitas durante la gestación (en el caso de la mujer) sino que multiplica el riesgo de contagiarse sida: "Quienes tienen sífilis tienen 25 veces más posibilidades de adquirir el HIV", destaca María Delia Pene, coordinadora del Programa Nacional de Sida del Ministerio de Salud de la Nación.
La sífilis es una infección producida por una bacteria llamada treponema pallidum. Sólo se transmite a través de las relaciones sexuales (originando lesiones en los genitales, el ano y la boca) y vía madre/hijo durante el embarazo. Cualquier otro medio de contagio es una fantasía: ni el baño, ni la ropa, ni la higiene.
Las estadísticas bonaerenses alarman: el número de casos notificados trepó de 1.056, en 2002, a 1.763, en 2005. "Los datos del 2006 todavía no están, pero el aumento año a año es progresivo. Todas las ITS han crecido, lo cual revela que la gente sigue teniendo relaciones sexuales sin protección", dice Marcela Toller, del Programa de ITS del Ministerio de Salud provincial, y aclara: "Acabamos de terminar un estudio en La Plata que arrojó muchos casos de sífilis en personas que usan preservativo, y esto es porque es una enfermedad muy contagiosa a través del sexo oral".
Un dato aumenta la preocupación: la franja de 20 a 30 años es la que concentra mayor cantidad de contagios. Los siguen los treintañeros y, en tercer lugar, los menores de 19.
"Todas las ITS tienen mayores índices de crecimiento entre quienes tienen una vida sexual más activa. En el hospital el aumento de casos de sífilis es sostenido, es un motivo de consulta permanente", asegura Pedro Cahn, jefe del Servicio de Infectología del Fernández.
"Las ITS están en constante crecimiento y, como ocurre con el HIV, los más afectados en los últimos tiempos son los heterosexuales. Hay muy poca información y educación sobre los problemas que las ITS pueden desencadenar, como infertilidad, peritonitis, cáncer de cuello de útero y hepatitis crónica, entre otras", dice Arnaldo Casiró, jefe de Infectología del Alvarez.
¿Estas enfermedades asociadas a los hábitos sexuales siguen generando la vergüenza de otras épocas? "Depende del grupo social y del género. Se ve más en mujeres jóvenes y de comunidades de menores recursos", comenta.
También en el Clínicas crecen los casos. "Recibimos hasta abuelos de 70 años con sífilis, algo asociado al viagra porque esa franja hasta hace un tiempo no tenía una vida sexual activa", explicaron en el hospital.
En la cartera nacional de Salud reconocen que aumentaron los casos, pero no lo asocian a un mayor número de contagios sino a un mayor registro y a diagnósticos más precisos. "Si bien sigue habiendo un subregistro importante, mejoró mucho el sistema de notificación. Las ITS habían quedado opacadas por el sida, por eso desde hace tres años estamos insistiendo con la concientización", comentó Delia Pene.
Al desgranar las estadísticas bonaerenses, sorprende encontrar que en la mayoría de los casos la sífilis se detectó por casualidad: por su estadío clínico la enfermedad ya era asintomática y la persona se enteró al donar sangre o al hacerse algún tipo de examen. "Lo grave es que quien pasa muchos años con sífilis puede desarrollar complicaciones serias y hasta mortales", subrayan en Salud. Si la infectada es mujer y está embarazada, debe recibir tratamiento porque el bebé puede tener, entre otros males, retraso mental, ceguera, meningitis y malformaciones. Como ocurre con el HIV, la posibilidad de transmisión vertical casi se elimina si la mujer se trata.
Tratamientos hay, pero es fundamental no descansar en ellos. "Con el sida está pasando eso: los jóvenes saben que ya no es mortal y bajaron. Es importante alertar, porque donde entra una ITS entra otra", advierte Cahn. Tomar conciencia, cuidarse, cuidar. Lo que falta es lo de siempre, el gran hueco: la educación. Tanto en Nación como en Provincia reconocieron que, en las escuelas, de sífilis, HIV y otras ITS, nada. De eso no se habla.