La comparación con el Sildenafil es inevitable pese a las muchas diferencias: Intrinsa no es una píldora, sino un parche; llega diez años después que la famosa pastilla azul; mientras que Sildenafil facilita el proceso físico de la erección, la Intrinsa actúa sobre los mecanismos mentales del deseo. Y por supuesto la más destacada de todas: Intrinsa es para mujeres. Tras su aprobación bajo prescripción médica por la Agencia Europea del Medicamento, en junio pasado, los parches del deseo femenino empezarán a estar disponibles esta semana en algunos países de la UE.
El fármaco llega con el estilo clínico sobrio que también caracterizó a Sildenafil en los primeros tiempos. La agencia europea sólo lo ha autorizado "para tratar a mujeres a las que se ha extirpado el útero y los ovarios y que no tienen pensamientos ni deseos sexuales, y ello les produce malestar". Sólo se dispensará con receta.
Sin embargo, especialistas como el ginecólogo John Studd, del Hospital Chelsea and Westminster de Londres, parecen convencidos de que Intrinsa también seguirá en eso los pasos de su precedente masculino. Studd declaró ayer a The Times que no tenía "ni la menor duda" de que los parches femeninos acabarán vendiéndose "por la trastienda" a mujeres jóvenes, por simple uso recreativo. "Por fin las mujeres tendrán algo para el fin de semana", añadía el escritor especializado Phillip Hodson. "Éste es el primer medicamento que tiene un efecto sobre la libido femenina".
Testosterona
Intrinsa, fabricado por la multinacional Procter & Gamble, se basa en un principio activo que puede parecer chocante a primera vista: la testosterona, la principal hormona sexual natural que producen los varones. Pero también las mujeres segregan esta hormona, aunque en menor medida.
Según explica la Agencia Europea del Medicamento, "los niveles bajos de testosterona se han asociado a un deseo sexual escaso y una reducción de los pensamientos y la excitación sexuales". En las mujeres a las que se han extirpado el útero y los ovarios, la cantidad de testosterona producida se reduce a la mitad. Intrinsa libera testosterona a la sangre a través de la piel, logrando concentraciones de testosterona equiparables a las que había antes de la operación.
Los principales estudios sobre la eficacia de Intrinsa se basan en 1.095 mujeres con una media de edad de 49 años. Llevaron parches durante un periodo máximo de un año, y el grado de satisfacción que reportaron después se comparó con el de las mujeres que habían llevado parches de placebo.
"Se observó una mejoría media de 1,07 relaciones sexuales satisfactorias a lo largo de cuatro semanas en las mujeres tratadas con Intrinsa en comparación con las que habían recibido placebo", informa la agencia. No debe usarse en mujeres con cáncer de mama, o que lo hayan tenido, ni en otros tumores dependientes de estrógenos.