Los intelectuales y el país de hoy

Dra. Andrea López Mato, entrevista

"Los políticos que van a psicoterapia son mejores personas"

Lo afirma Andrea Márquez López Mato, especialista en psiquiatría biológica

La médica psiquiatra Andrea Márquez López Mato, presidenta de la Asociación Argentina de Psiquiatría Biológica (AAPB), parece tenerlo claro: los políticos que se analizan son mejores personas que aquellos que nunca abrieron el alma ante un psicoterapeuta.

“Aquellos que aceptan analizarse son, de base, más honestos. No es que el psicoanálisis los haga mejores, sino que ya eran mejores previamente”, sostiene.

Además, la doctora López Mato dice que los chimpancés son líderes mucho más serviciales y positivos que los políticos. “La mayoría de los líderes políticos son caracterópatas, parientes cercanos de los psicópatas. Si no lo fueran, no podrían llegar. La raza humana cambió el concepto de líder, que significa aquel que lleva la manada –interpreta–. El mono líder no se pone en un pedestal. En todo caso, capta a su manada y trata de resolver sus problemas. Pero aunque su función sea diferente, se siente uno más."


Esta destacada exponente de las neurociencias en la Argentina, directora del Instituto de Psiquiatría Biológica Integral (IPBI), dice que los líderes caracterópatas tienen las siguientes peculiaridades: "Se imponen a los demás, tienen rasgos inflexibles de personalidad que los llevan a creerse dueños de la verdad y tienen poca o nula capacidad para reírse de sí mismos. Mucho menos aceptan que otros lo hagan. De ahí que toleran tan mal el chiste político..."

López Mato tiene una especialidad impronunciable -la psiconeuroinmunoendocrinología-, sobre la que da conferencias aquí y en el exterior. "Siempre la defino como la explicación biológica de aquella frase gassetiana que liga al hombre con su circunstancia. Eso estudia mi especialidad: la relación de los sistemas de control del organismo con su medioambiente". Sobre este tema enseña en la Universidad de Buenos Aires. Además, integra el comité científico asesor de Sedronar.

-Resulta un poco fuerte decir que la mayoría de los líderes políticos son psicópatas. Uno podría pensar: ¿en manos de quién estamos?

-Es que no se trata de un juicio de valor ni de un ataque; es una cuestión biológica y de los distintos modos en que se ejerce el liderazgo en el reino animal y entre los humanos. Necesariamente tienen que ser caracterópatas para poder sobresalir. No me animo a decir que todos son psicópatas, pero sí que la mayoría son lo que en psiquiatría llamamos caracterópatas .

-De manera que, a diferencia de los humanos, el chimpancé que llega al poder sería aquel que orienta y ayuda a los demás a conseguir sus objetivos, no el más vivo ni el más fuerte.

-Claro: entre los monos, el que llega a líder no es el que destroza a los demás, ni el más psicópata. Todo lo contrario: llega el más resiliente . La resiliencia es un término que viene de la física y, trasladado a nosotros, significa la capacidad de atravesar una crisis y salir fortalecido de ella. El líder chimpacé es, además, capaz de interpretar a la manada que comanda, de solucionarle problemas. Ese tipo de chimpancé es el que más vive y es al que llamamos el más apto.

-Entonces, quienes llegan a lo más alto del liderazgo político, estos caracterópatas , como usted los define, ¿no aprenden de las crisis?

-No: es peor. Las crisis pasan por su lado y no sólo no aprenden de ellas sino que se vuelven más rígidos. Eso les pasa a los caracterópatas y a los psicópatas, que, además, son antisociales. Por otra parte, tengamos en cuenta que sólo el 30 por ciento de la población es resiliente -o sea, crece en las crisis y hasta mejora biológicamente-, mientras que el otro 70 es vulnerable y, sin ayuda, cae en ellas.

-Algunos psicoanalistas que atienden a hombres o mujeres del poder aseguran que los políticos que se analizan suelen ser los más honestos...

-Aquellos que aceptan revisarse y van a terapia previamente ya eran mejores personas. Vale decir, porque de base son más honestos es que aceptan analizarse. Digamos que al tener menos rasgos de caracteropatía previos pueden recibir ayuda y disponerse hacia algún cambio.

-¿Qué hace que, quienes llegan al poder sean o se transformen en caracterópatas y cuál es, concretamente, la diferencia con los psicópatas?

-Los caracterópatas se imponen por sobre los demás; tienen rasgos inflexibles de personalidad, que los lleva a creerse dueños de la verdad y tienen poca o nula capacidad para reírse de sí mismos. Mucho menos aceptan que otros lo hagan. De allí que toleran tan mal el chiste político. En psiquiatría cuando el caracterópata, además, es antisocial lo llamamos psicópata. Yo digo que la mayoría de los líderes políticos son caracterópatas , porque de lo contrario no podrían llegar.

-Me queda una duda con los líderes caracterópatas : ¿es imposible que cambien?

-Sí. No tiene sentido que los caracterópatas paguen una terapia, porque no van a cambiar nunca. Por eso es importante el diagnóstico, que el psicoanálisis no hace.

-Cuando dice que el 70 por ciento de la sociedad es vulnerable frente a las crisis, ¿se refiere a lo biológico o a lo social?

-A ambas cosas. Hay gente que es vulnerable por falta de redes sociales, por la carencia de vínculos de sostén afectivo y económico, pero también hay quienes nacen con una zona del cerebro más ávida, digamos, de sensaciones. Por eso -y esto es jorobado de decir, pero es la verdad- hay gente que es más vulnerable biológicamente que otra al consumo de drogas. En cambio, los resilientes -la minoría- pueden probar y salir.

-¿Hay modos de construir una sociedad más resiliente ?

-Sí: fomentando redes sociales de amor y amparo. Fortalecer las redes es el método más fácil para aumentar la resiliencia a nivel social. Lo difícil es que quienes deciden lo escuchen y lo instrumenten.

-Esa propuesta suena más coherente que las marchas contra el "paco", como organizan en el conurbano.

-Como si el "paco" fuera el responsable de algo

-Hablando del "paco", hoy resulta tan común su consumo entre los chicos pobres como la marihuana y alcohol entre los jóvenes de clase media. ¿En qué medida influye la muerte de las utopías o, más bien, la pérdida de un sentido para la vida, individual o colectivo, en la necesidad de buscar alteradores anímicos para afrontar la vida?

-Influye muchísimo. La muerte de las utopías es el paradigma de esta sociedad y es el paradigma de los adolescentes. La adolescencia, además, cada vez se prolonga más. Por lo tanto, podemos considerar que hay un 50 por ciento de adolescentes reales o prolongados en la sociedad. Esto los lleva a la búsqueda permanente de novedades, que es la clave de la adolescencia, y termina implicando la búsqueda de riesgo. Por otro lado, los chicos tienen una ansiedad permanente por sobresalir. Y esa ansiedad, en esta sociedad sin utopías, hace que busquen en las drogas los refuerzos positivos que deberían buscar en el amor, el sexo, la familia y las redes sociales. La búsqueda de sentido de la juventud de los 70 y también, en parte, la de los 80, con la llegada de la democracia, era para cambiar o mejorar el mundo. La búsqueda de sentido de estos jóvenes, en cambio, es pasarla bien en el momento. Y lo buscan en algo bioquímico, tóxico.

-Hay un fenómeno relativamente nuevo entre los jóvenes, que usan Viagra sin necesitarlo. ¿Por qué lo hacen?

-Tiene que ver con esa ansiedad por sobresalir. Está el consumo recreativo de los que prueban dos o tres veces para ver de qué se trata y hay otro, que es el realmente peligroso. Es el que apunta a compensar el déficit sexual que les producen las drogas de hábito. Y aquí empiezan varias cosas graves. La cocaína, por ejemplo, disminuye el rendimiento sexual, pero aumenta el deseo. Entonces, el Viagra compensa. Pero lo más jorobado y el fenómeno más reciente y menos difundido es la mezcla con los popper , que son estimulantes que se venden en las discos. Son los lanzaperfumes que antes usábamos en carnaval y que ahora se usan para incrementar la energía y el deseo de tener relaciones. Lo grave es que esta sustancia contiene nitritos de amilo, contraindicados totalmente cuando se toma Viagra. Los chicos no tienen ni idea de lo peligrosa que es esa mezcla.

-Hay quienes sostienen que la marihuana de uso recreativo no genera daño cerebral. ¿Qué dicen las neurociencias?

-Está probadísimo que la marihuana genera daño cerebral, aunque, sí es cierto, menos que otras drogas duras y menos, también, que algunos fármacos tomados en forma indebida. Pero hay investigaciones muy recientes que revelan efectos mucho peores, que hasta ahora desconocíamos: se está por publicar un estudio en una importante revista científica que tomó como caso a Bob Marley. El sufrió cuatro cánceres primarios a raíz del consumo de marihuana. Resulta paradójico que el ídolo de los jóvenes, que era un genio -y no por la marihuana, sino a pesar de ella- y que decía que estaba todo bien fumándola, haya muerto joven precisamente por las complicaciones que le produjo ese consumo.

-Por lo que veo, no es una militante de la despenalización...

-No. Creo que liberar el consumo de drogas sería como permitir que alguien fuera a doscientos kilómetros por hora en una ruta y matara a varios más, además de matarse a sí mismo.

-¿Cómo se vincula esta creencia social tan argentina de que se debe tener éxito a cualquier precio y de que hay que mantener las apariencias a toda costa con el consumo de alteradores del ánimo?

-El hecho de que no haya un límite para tener cosas pone la meta tan lejos que nunca la alcanzo, y eso genera mucha insatisfacción. Genera la búsqueda en el afuera de llenar esas carencias que yo mismo creo. Y por no alcanzar esas supuestas metas inalcanzables, se cae en la anorexia nerviosa, el consumo de drogas o en enfermedades psicosomáticas. Es un fenómeno mundial.

-¿No es un fenómeno de Occidente?

-Hoy no. Pasa lo mismo en Estados Unidos, donde voy muchas veces por año, y en una sociedad comunista, como Vietnam. Lamentablemente, estamos asistiendo a la occidentalización de Oriente, que se está llenando de caracterópatas competitivos.

-¿ Caracterópatas chinos?

-Así es. China es el mejor ejemplo de lo que es Oriente hoy. Entre los monos, el que llega a líder no es el que destroza a los demás ni el más psicópata: llega el más resiliente , es decir, el que tiene la capacidad de atravesar una crisis y salir fortalecido de ella

Por Laura Di Marco
Para LA NACION