Estudio científico sobre 215.000 casos

El cáncer de útero o de testículos aumenta los divorcios de jóvenes.

Es porque afectan la vida sexual y reducen las posibilidades de tener hijos.

THE NEW YORK TIMES. ESPECIAL

Un grupo de investigadores noruegos informaron ayer que el riesgo de divorcio aumenta si uno de los cónyuges sufre de cáncer de testículo o de cuello de útero mientras que otros tipos de la enfermedad no tienen ningún efecto sobre la continuidad de la pareja.

Según el estudio presentado en la Conferencia Europea del Cáncer en Barcelona, en la mayoría de los casos de cáncer el cónyuge sano apoya por lo general a su pareja durante la enfermedad.

Para esta investigación se cotejaron los porcentajes de divorcio de 215.000 sobrevivientes de cáncer con los de parejas sanas, durante un lapso de 17 años.

El estudio descubrió que el cáncer de testículo y el de cuello de útero eran los que parecían conducir a un mayor número de rupturas matrimoniales, especialmente en los jóvenes.

Las mujeres con cáncer de útero mostraron un riesgo de divorcio cerca de un 70 por ciento más alto a los 20 años, porcentaje que caía a un 19 por ciento a los 60 años. Para el caso del cáncer de testículo, el riesgo de divorcio fue de un 34 por ciento a los 20 años y de un 16 a los 60.

"El motivo sería que ambas enfermedades afectan la intimidad y resultan en una menor actividad sexual", explicó Astri Syse, del Registro Noruego del Cáncer, que fue quien lideró este estudio.

El virus que causa el cáncer de útero se transmite por lo general por contacto sexual y puede llegar a despertar sospechas de infidelidad. La edad es otro de los factores posibles, ya que ambas clases de cáncer tienden a afectar durante la juventud, cuando aún no se han forjado lazos afectivos demasiado sólidos por lo general, según explicó Syse.

"Los problemas sexuales o un debilitamiento de las recompensas emocionales propias de la pareja son particularmente devastadores al comienzo de una relación, en tanto que una mayor carga de cuidados resulta difícil de aceptar a una edad en la que la enfermedad es inesperada en líneas generales" agregó Syse.

Esta investigación descubrió que el divorcio es menos factible cuando el cáncer ya se ha propagado o cuando se trata de otros tipos de cáncer con un débil pronóstico.

"Esto podría deberse a que abandonar a un cónyuge enfermo es visto como algo socialmente inaceptable o porque una muerte esperada puede evitar la necesidad de un divorcio", agregó Syse.

El cáncer de cuello de útero es el segundo más común entre las mujeres y mata a 250 mil personas por año en el mundo entero, según la Organización Mundial de la Salud. El cáncer de testículo, que afecta a los hombres jóvenes mayormente, es el más tratable de todos los tumores, con un porcentaje de cura de más de un 90% si se lo detecta enseguida.

"Durante el transcurso del tratamiento, la vida sexual se ve desvirtuada inevitablemente", observó el doctor John Smyth, profesor de Oncología Médica en la Universidad de Edimburgo. "Parte del cuidado que deben recibir las personas con cáncer de testículo y cuello de útero es terapia sexual".

TRADUCCION: Silvia S. Simonetti