Por: Thomas Maugh II
Investigadores estadounidenses advirtieron ayer que la cantidad de infecciones graves causadas por una "súper bacteria" conocida como Staphylococcus aureus, resistente a la meticilina, es mucho mayor de lo que se creía. Esta bacteria mataría además a más norteamericanos que el SIDA.
En una época, las infecciones resistentes a los antibióticos estaban confinadas a unos pocos hospitales, pero ahora un nuevo estudio del Centro para el Control y la Prevención de las Enfermedades (CPCPE) descubrió que en 2005 enfermaron de gravedad a cerca de 94.000 norteamericanos y murieron 19.000 personas, en comparación con las 17.000 muertas por SIDA.
"No cabe duda de que las infecciones resistentes a los antibióti cos deben ser vistas como un blanco importante de la prevención y control", indicó el Dr. David Talan, especialista en enfermedades infecciosas del Centro Médico de la Universidad de California, Los Angeles, en Sylmar, que no participó de este estudio.
Las infecciones son motivo de creciente preocupación en especial en la última década, a medida que fueron saliendo de los hospitales y entrando a cárceles, campos de deportes y vestuarios.
El estudio del CPCPE dio cuenta de que cerca del 14% de las nuevas infecciones con estafilococos resistentes a los antibióticos no están relacionadas con hospitales u otros centros médicos, con lo que se deduce que la enfermedad se enquistó en partes de la comunidad.
Este hallazgo, que aparece en el Journal of the American Medical Association, es la última prueba de una tendencia creciente de resistencia cada vez mayor a los medicamentos entre una amplia gama de agentes de infección.
Algunos hospitales, gimnasios y otros predios públicos comenzaron a implementar controles para las infecciones más estrictos de modo de frenar la proliferación de las bacterias, como una limpieza más profunda de los equipos, el uso de agua más caliente para el lavado de ropa, la prohibición de que se compartan toallas y un aumento en la utilización de desinfectantes.
Los especialistas atribuyen la aparición de estas super bacterias al uso indiscriminado de antibióticos y a la incapacidad de los pacientes para completar sus ciclos de ingesta.