Investigadores de la Universidad de California, Irvine (Estados Unidos) han identificado un interruptor químico que desencadena el mecanismo genético que regula nuestro reloj interno. El hallazgo, que publican en "Nature", revela la información más específica descubierta hasta la fecha sobre los ritmos circadianos, e identifica una diana precisa para nuevos fármacos con que poder tratar alteraciones del sueño y trastornos asociados.
Han descubierto que un solo aminoácido es el que activa los genes que regulan los ritmos circadianos, los cuales constituyen el sistema de organización del tiempo del organismo y anticipan los cambios ambientales, adaptándonos al momento apropiado del día. Estos ritmos regulan una gran cantidad de funciones corporales, desde los patrones del sueño al control hormonal y el metabolismo. Se estima que alrededor del 10-15% de todos los genes humanos están regulados por los ritmos circadianos. Su alteración puede influir en gran medida en la salud y se ha vinculado al insomnio, la depresión, la enfermedad cardíaca, el cáncer y los trastornos neurodegenerativos.
Los autores explican que el gen llamado CLOCK y su compañero BMAL1 desencadenan los ritmos circadianos. Descubrieron el año pasado que el CLOCK funciona como una enzima que modifica la cromatina, proteína de la arquitectura del ADN de la célula.
En el estudio actual, los científicos han observado que un único aminoácido de la proteína BMAL1 pasa por una modificación que desencadena la cascada genética de procesos implicados en los ritmos circadianos.
Los investigadores apuntan que si esa modificación del aminoácido se ve alterada en algún sentido, el mecanismo de activación puede fallar, lo cual puede conducir al desarrollo de trastornos asociados a los ritmos circadianos. En la actualidad, los científicos están probando anticuerpos capaces de actuar sobre la actividad de este aminoácido que se encuentra en la proteína BMAL1.