El aneurisma aórtico abdominal afecta aproximadamente a 4 de cada 100 adultos, incrementándose el riesgo con la edad hasta alcanzar su pico por encima de los 70 años. Afectan en mayor medida a los varones que a las mujeres y es más frecuente en fumadores. Si el aneurisma se rompe, la mayoría de pacientes muere antes de llegar al hospital.
Desde los años cincuenta, la principal opción ha sido la cirugía abierta, en la que la parte dañada de la aorta se sustituye por un injerto sintético. Sin embargo, esta operación conlleva riesgo de muerte y complicaciones, así como un prolongado período de recuperación.
En la pasada década comenzó a utilizarse un nuevo procedimiento, la reparación endovascular del aneurisma (EVAR), intervención en la que se coloca un stent en la zona dañada vía catéter, redireccionando la sangre a través del stent y sin que pase por la zona de la aorta donde está el aneurisma.
Se trata además de un procedimiento menos costoso, y existe preocupación por si la reparación no es tan duradera como la cirugía abierta y si presenta una posible mayor mortalidad a largo plazo derivada de las reintervenciones que se necesitan.
Por ese motivo se inició un estudio que ha analizado datos de 45.000 pacientes estadounidenses beneficiarios de Medicare que fueron tratados por aneurisma aórtico abdominal, aproximadamente la mitad mediante cirugía abierta y la otra mitad mediante EVAR. La investigación, publicada en "The New England Journal of Medicine" por un equipo de la Harvard Medical School y del Beth Israel Deaconess Medical Center, muestra que las reintervenciones de EVAR quedan equilibradas por las complicaciones de la cirugía abierta.
Según los autores, teniendo en cuenta todos los riesgos, la mayor mortalidad derivada de la cirugía abierta hace que la reparación endovascular sea una mejor opción. Durante el período periperatorio, la mortalidad fue sustancialmente mayor en el grupo que recibió cirugía abierta que el grupo de EVAR (4,8% frente a 1,2%).
Las reintervenciones fueron más altas en el grupo que recibió EVAR que en el grupo sometido a cirugía abierta (9% frente a 1,7%). No obstante, en este último grupo se registraron el doble de complicaciones –hernia, obstrucción abdominal- que requirieron cirugía en los 4 años posteriores a la intervención.
Según los autores, estos factores han de tenerse en cuenta por médicos y pacientes a la hora de elegir el procedimiento, si bien opinan que la reparación endovascular parece ser claramente la primera opción.