Lumbalgia

Si la primera cirugía de espalda fracasa, olvídese de la segunda.

Hasta un 40% de los operados por lumbalgia sigue con molestias tras su paso por el quirófano. Salvo excepciones, volver a intentarlo no es la solución. El resultado empeora.

ISABEL PERANCHO

La mitad de los pacientes con lumbalgia crónica que consulta en las unidades de dolor hospitalarias españolas ha pasado antes por el quirófano para intentar resolver sus molestias de espalda. La cirugía de columna es un recurso muy eficaz, pero sólo cuando está bien indicada. En alrededor de un 60% de los casos el resultado es exitoso y los dolores desaparecen. Pero hasta un 40% de las personas intervenidas vuelve a sufrir molestias con el tiempo. A muchos se les acaba ofreciendo una nueva cirugía. Pero, según los expertos, no es la mejor opción.

¿Qué hacer entonces?

Ésta es la pregunta a la que trata de dar respuesta un artículo, publicado esta semana en la edición on line de la revista The American Journal of Medicine, que repasa las alternativas terapéuticas al denominado "síndrome de la cirugía lumbar fallida".

Sólo en EEUU se estima que puede haber más de 80.000 pacientes afectados por este tipo de trastorno. En España no se cuenta con datos pero, según Francisco Kovacs, director de la Red Española de Investigadores en Dolencias de la Espalda (Reide), la cifra puede ser elevada debido a la gran cantidad de cirugías lumbares que se practican a nivel nacional: "En Reino Unido, con 80 millones de habitantes, se hacen 1.000 fusiones vertebrales al año. En España, con 40, se realizan 21.000 sólo en los servicios de traumatología de la red pública".

Como recuerdan los autores del mencionado artículo, la tasa de éxito de las operaciones de espalda (que incluyen desde la discectomía o eliminación del disco intervertebral a la artrodesis o fijación vertebral) se reduce con cada nueva intervención: la de la segunda disminuye al 30%, la de la tercera al 15% y la de la cuarta no supera el 5%.

El problema a la hora de dar una respuesta al paciente es que apenas existen ensayos clínicos que hayan investigado qué hacer con estos fracasos quirúrgicos. Un estudio noruego, publicado en Pain, comparó los resultados de repetir la cirugía mediante fijación vertebral con un programa de ejercicio con refuerzo psicológico. Los pacientes de ambos grupos de tratamiento exhibieron resultados similares, lo que, según el director de la Reide, confirma que "lo mejor es no volver a operar y que, salvo excepciones, se empeora".

Las alternativas al bisturí son diversas e implican tanto a los profesionales de atención primaria, como a los especialistas en traumatología, dolor e, incluso, psicología. Analgésicos y ejercicio se perfilan como las mejores opciones para paliar las molestias lumbares. De acuerdo con los resultados de diversos ensayos clínicos, los programas intensivos de rehabilitación mejoran el estatus funcional y reducen el dolor.

También se han probado tratamientos no quirúrgicos como la neuroestimulación medular o la neurolisis por radiofrecuencia, pero su potencial eficacia tampoco cuenta con evidencias científicas sólidas.

Los motivos de las operaciones fallidas

¿Por qué fracasa la cirugía lumbar? Para Francisco Kovacs,la razón principal es la mala selección de los candidatos a intervenirse. El bisturí está indicado cuando el dolor y los síntomas se corresponden con una anomalía anatómica. La hernia discal es uno de los motivos que con más frecuencia abocan al paso por el quirófano, pero apenas un 5% de estas lesiones debería acabar allí.

"Sólo aquellas con síntomas radiculares [dolor irradiado a las extremidades] de compresión nerviosa intensa que no desaparecen en tres meses de tratamiento conservador [básicamente con analgésicos]", explica el director de la Reide. Otra indicación urgente es la del síndrome de cola de caballo (cuando una hernia comprime las raices nerviosas del final de la médula): "En este caso cuanto antes se haga menos secuelas quedan", subraya el experto. Y también cuando se producen estenosis del canal medular que provocan claudicación neurógena (dolor al caminar que obliga a sentarse y persiste en el tiempo). "Si las molestias no responden a estos criterios, lo mejor es no operarse", insiste Kovacs. Los problemas de inestabilidad de la columna y de fibrosis (tejido cicatricial) tras una primera operación explican otros fallos.