JESÚS VILLAR
Hace poco supe de un amigo de 56 años que había acudido a Urgencias de un hospital muy conocido en España y quedó ingresado en la Unidad de Medicina Intensiva a causa de una infección pulmonar grave. Por la información que obtuve, temí por su vida. Tenía la misma probabilidad de sobrevivir que la que se tiene de sacar cara o cruz al tirar una moneda al aire. Todo había empezado pocos días antes con unos síntomas que él mismo y sus familiares achacaron a la gripe y a los que no dieron mayor importancia. Una semana más tarde respiraba con gran dificultad y tuvo que ser ingresado de urgencia para ser intubado y conectado a un respirador mecánico. Diagnosticado de neumonía bacteriana, su infección pulmonar se había diseminado por todo el organismo y había desarrollado una sepsis. Murió en el transcurso de una semana de intensivo tratamiento.
Las últimas estadísticas en nuestro país muestran que las hospitalizaciones por neumonía han aumentado un 20% en los últimos 15 años. El riesgo de morir por neumonía es casi el doble del que tienen las 10 causas más frecuentes de hospitalización. Las infecciones pulmonares captan el interés del mundo por el potencial de producir epidemias. Fue el caso del síndrome respiratorio agudo grave (SARS) y sigue siendo el de la gripe aviar. Pero incluso en ausencia de pandemias, las infecciones pulmonares tienen un impacto tremendo, ya que causan más enfermedad que cualquiera de las patologías más conocidas como el cáncer, infarto de miocardio, trastornos cerebro-vasculares, sida o diabetes. Por eso, la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Departamento de Salud Pública de la Universidad de Harvard en EE UU han criticado la falta de interés que proporcionalmente reciben las infecciones pulmonares.
Desde 1990 las infecciones pulmonares han causado más problemas sanitarios que cualquiera de las enfermedades identificadas por la OMS. Sumando la tuberculosis y las complicaciones respiratorias del sida, las infecciones pulmonares suponen más del 40% de la carga sanitaria que ocasionan las 10 infecciones más frecuentes en los países desarrollados. La neumonía y la sepsis constituyen el 60% de las causas de insuficiencia respiratoria aguda en pacientes hospitalizados. Recientes investigaciones revelan que los microbios que causan infecciones pulmonares se están haciendo cada vez más resistentes a los antibióticos que eran eficaces contra ellos.
Además, a medida que aumenta la esperanza de vida, aumenta en paralelo la prevalencia y gravedad de las infecciones. El proceso de la respiración hace que los microbios aterricen en nuestros pulmones, pero las infecciones pulmonares no se producen sólo porque unos pocos microbios que habitan en nuestros pulmones se hagan ocasionalmente más virulentos. Por el contrario, las infecciones respiratorias son tan frecuentes y tan graves porque existe gran variedad de microbios procedentes del medio externo y de nuestro propio cuerpo capaces de producir lesiones inflamatorias muy dañinas.
Ha sido tradición en éste y otros países, el dedicar muchos fondos para la investigación de enfermedades poco frecuentes o que crean menos problemas sanitarios, sin que muchas veces esas investigaciones hayan contribuido a luchar mejor contra ellas. Sin embargo, existen algunas enfermedades que al ser poco reconocidas como verdaderas amenazas para la salud (como es el caso de las infecciones pulmonares) han recibido menos financiación y esfuerzos investigadores. Ello explicaría que no se haya avanzado mucho en la lucha contra muchas enfermedades que afectan al pulmón. Sólo cuando los ciudadanos se alarman ante enfermedades que afectan funciones tan vitales como la respiración, es cuando la opinión pública reacciona pidiendo más recursos para la investigación.
En respuesta a esa necesidad se ha creado hace algo más de un año el Centro de Investigaciones Biomédicas de Enfermedades Respiratorias (Ciberes), una acción específica del Instituto de Salud Carlos III que aglutina a nivel nacional todos los esfuerzos investigadores en enfermedades respiratorias que realizan los mejores grupos de investigadores biomédicos del país.
Esos grupos están integrados por expertos en insuficiencia respiratoria aguda, epidemiología, estadística, genética, biología molecular, microbiología, histología y bioquímica clínica que investigan a nivel clínico y básico el grado de lesión que producen las infecciones que afectan al pulmón, los factores genéticos que hacen que unos pacientes sean más susceptibles que otros a padecerlas, los métodos diagnósticos más adecuados para una rápida detección y las medidas terapéuticas que facilitan la recuperación de la función respiratoria. Los avances que se consigan en estas áreas significarán que las infecciones pulmonares dejen de ser una de las causas importantes de sufrimiento humano.