Por Cecilia Draghi
Para LA NACION
A las puertas de El Impenetrable, en el Chaco, la pobreza extrema abunda y persiste desde hace décadas. Ahora se suma un nuevo desafío: el hallazgo de vinchucas resistentes a los insecticidas habituales.
"Este es el primer foco con resistencia incipiente detectado en el nordeste de la Argentina, justo en el lugar más agudo de la endemia, donde se registra la mayor transmisión de mal de Chagas por el Triatoma infestans o vinchuca, con lo cual tenemos un nuevo problema", dice el doctor Ricardo Gürtler, investigador del Conicet y director del Laboratorio de Ecoepidemiología del Departamento de Ecología, Genética y Evolución de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires.
Difíciles de matar resultaron algunos de estos insectos que en caso de estar infectados con el parásito Trypanosoma cruzi pueden transmitir la dolencia que ya afecta a dos millones de argentinos.
"El uso permanente de insecticidas puede traer aparejada la resistencia. Está demostrado en numerosas especies de insectos, como moscas o mosquitos, pero es un hecho relativamente reciente que ocurra en vinchucas", explica la doctora María Inés Picollo, jefa de la división Entomología del Centro de Investigaciones de Plagas e Insecticidas Cipein e investigadora del Conicet.
"Es más: hasta hace unos años se pensaba que por sus características biológicas este insecto no iba a desarrollar resistencia y al final sucedió", agrega Gastón Mougabure Cueto, del mismo centro, al igual que la doctora Claudia Vassena, quien puntualiza: "El insecticida aplicado pertenece a la familia de los piretroides, los más usados porque son efectivos y seguros para la salud humana, y habitualmente matan al ciento por ciento de la población".
Sin embargo, en este caso, los resultados en el laboratorio fueron otros. "En los ensayos preliminares se registró una mortalidad de entre el 30 y el 70%. Esto indica resistencia al insecticida", subraya Picollo. Estas vinchucas habían sido capturadas vivas por el grupo de Gürtler, antes de que los programas de control de vectores provincial y nacional realizaran las tareas de rociado en la localidad chaqueña de Pampa del Indio. El equipo de la UBA volvió al Chaco cuatro meses después para evaluar el impacto del control en unos 400 hogares rurales. Y encontró muchas más viviendas reinfestadas de lo habitual.
¿Qué hacer ante este desafío? "Por un lado, estamos estudiando qué mecanismos bioquímicos y fisiológicos de este insecto influyen en la resistencia para establecer una estrategia alternativa", dice Mougabure Cueto. Estos estudios mostrarán si es posible usar otros insecticidas de la familia de los piretroides o si hay que recurrir a otras opciones.
"[Que haya un foco de resistencia] no quiere decir que se propagará por todo el país. Lo importante es monitorear la situación y enseguida armar un control alternativo", advierte Picollo.
La idea es no perderle pisada a esta situación para evitar males mayores. Ambos equipos acordaron establecer una cooperación para investigar el problema en detalle. "Si no se controlaran estos focos, estas comunidades rurales se volverían a reinfestar y aumentaría el riesgo de contraer la enfermedad. Si bien la resistencia es un tema por tener en cuenta, no debe ser motivo para caer en la inacción o en el pánico. El problema es complejo no sólo por las características biológicas de la vinchuca, sino por las condiciones socioeconómicas y ambientales en que ocurre la transmisión del Chagas en el Gran Chaco", concluye Gürtler.Centro de Divulgación Científica de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires
Quién es quién
* Las investigaciones realizadas en Pampa del Indio forman parte de un proyecto regional de investigación y control realizado en cooperación con la Fundación Mundo Sano, la Universidad de Emory y otras instituciones académicas, con el apoyo económico de la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica y los Institutos Nacionales de Salud (NIH) de EE.UU., entre otros. También participaron los becarios doctorales Juan Manuel Gurevitz, Sol Gaspe y Leonardo Ceballos.