'The New England Journal of Medicine'

Si la colonoscopia es normal, «respire» durante cinco años

El riesgo de desarrollar cáncer de colon tras una exploración sin pólipos ni adenomas es extremadamente bajo un lustro después de hacer esta prueba.

ONCOLOGÍA  

ALEJANDRA RODRÍGUEZ
 
La cuestión sobre cuál es el plazo seguro para llevar a cabo una colonoscopia que rastree la presencia de signos de cáncer colorrectal está en discusión desde hace años. Actualmente, la pauta general indica que esta prueba puede realizarse cada 10 años, siempre y cuando en la primera no se hayan observado adenomas o pólipos, lesiones catalogadas como sospechosas por considerarse, en algunas ocasiones, precursoras de la enfermedad tumoral.

No obstante, existen pocos trabajos que hayan estudiado este tema. Uno de los más concluyentes se acaba de publicar en la revista 'The New England Journal of Medicine' y confirma que los protocolos actuales no van desencaminados.

Para demostrarlo, una muestra formada por más de un millar de pacientes de ambos sexos, con una edad media de 57 años y completamente libres de indicios que pudieran indicar la presencia de cáncer en esta zona, se sometió a dicha exploración; procedimiento que se repitió cinco años después.

En este tiempo, ningún participante desarrolló un tumor y un porcentaje muy pequeño presentaba adenomas. Sin embargo, ni siquiera los individuos con manifestaciones de este tipo con un tamaño considerable estaban cerca de padecer cáncer.

En definitiva, si la colonoscopia inicial ha sido normal «el riesgo de sufrir un cáncer colorrectal al cabo de cinco años es extremadamente bajo», defienden los responsables del seguimiento. De esta forma, no es necesario repetir la exploración con un intervalo menor.

Eso sí, los investigadores matizan que, si bien las guías actuales parecen estar en lo correcto al recomendar colonocopias cada década (en caso de que no se detecte ninguna anomalía) insisten en que su trabajo únicamente verifica la seguridad de llevar a cabo esta prueba cada cinco años.

Por otro lado, en el mismo número del 'New England Journal of Medicine' se recoge otro trabajo que compara la utilidad de la colonografía -también llamada colonoscopia virtual y que consiste en rastrear el tramo colorrectal mediante un escáner TAC que ofrece imágenes en tres dimensiones-, con la prueba tradicional, basada en la introducción de un tubo flexible dotado de una videocámara y una luz fría para visualizar el interior de la zona directamente.

Según las conclusiones, extraídas a partir del seguimiento de una muestra formada por más de 2.500 pacientes asintomáticos, el escáner identifica el 90% de los tumores o formaciones adenomatosas de más de 10 milímetros de diámetro. En lesiones más pequeñas, la colonoscopia virtual demostró menos sensibilidad que la real.

Sin embargo, a pesar de este margen de error, los autores creen que la colonografía podría ser útil para ofrecer una alternativa más a los pacientes, muchos de los cuales no se hacen la prueba de cribado convencional debido a los riesgos y a la incomodidad que acarrea.

En este sentido, el editorial que acompaña a ambos estudios expone que si únicamente se considera la premisa de la detección de lesiones precancerosas, el TAC colorrectal tiene una utilidad clara; pero hay que tener en cuenta que el seguimiento de los signos sospechosos ha de hacerse con el método invasivo tradicional y que, además, el escáner conlleva una dosis de radiación que obliga a limitar su uso.