La Fundación Silvestre ha ofrecido una conferencia en el Ateneo Barcelonés, en la cual desmintió que los gatos domésticos sean potenciales transmisores de la toxoplasmosis a las embarazadas, ya que "unas pautas básicas de higiene limitan enormemente el riesgo de contraer la enfermedad", explicó la fundación.
La trasmisión ocurre básicamente por cuatro vías: a través de la ingesta de alimentos crudos contaminados; el contacto oral con la tierra, agua u hortalizas infectadas; el contacto oral con heces de gato infectadas, y por trasmisión congénita.
Algunos de los argumentos expuestos que concluyeron que el gato doméstico no representa un mayor riesgo de contraer la enfermedad fueron que el gato casero come alimentación industrial y que, en caso de infección, sólo libera el parásito en las heces una vez en su vida y durante unas semanas.
En mujeres embarazadas, la ginecóloga y participante de la conferencia, Dra. Maria Luisa Burrel, explicó que el riesgo importante para el feto existe durante el primer trimestre de embarazo, y siguiendo unas pautas básicas de higiene, se reduce "de forma drástica".
Algunos de estos consejos de higiene son lavarse las manos varias veces al día, limpiar la bandeja del gato con agua caliente, no darle de comer carne cruda, y evitar que el gato salga de casa.