"The New England Journal of Medicine"

Contaminación atmosférica y esperanza de vida

Un estudio publicado en NEJM concluye que más del 15% de la ganancia en esperanza de vida experimentada en las últimas décadas deriva de la reducción de la polución.

La reducción de partículas en suspensión en la contaminación atmosférica acaecida en las últimas décadas se ha asociado con un significativo incremento de la esperanza de vida en Estados Unidos. En palabras del Dr. C. Arden Pope III, de la Brigham Young University en Provo (EE.UU.) e investigador principal del estudio del que deriva la evidencia, “si bien trabajos previos sobre la contaminación atmosférica habían identificado la contaminación como un factor de riesgo para las enfermedades cardiovasculares y respiratorias, el nuestro es el primer estudio que ofrece una evidencia empírica directa de que las disminución a largo plazo de la contaminación atmosférica contribuye a un incremento significativo y cuantificables de la esperanza de vida”.
 
El estudio, publicado en The New England Journal of Medicine (2009;360:376-386), muestra cómo cada reducción de 10 μg por metro cúbico de partículas de contaminación se traduce en una ganancia de más de siete meses de esperanza de vida para los habitantes de una ciudad. Es más, el beneficio fue independiente de variables como el tabaquismo o los cambios demográficos y socioeconómicos.
 
Los autores observaron un aumento de la esperanza de vida incluso en ciudades que inicialmente tenían un aire relativamente limpio y en las que se había mejorado aún más la calidad del aire. Un resultado que, como recogen en el artículo, “sugiere que los beneficios son continuos cuando se mantienen los esfuerzos para reducir la contaminación ambiental”.
 
 
Una gran oportunidad
 
Los resultados derivan del análisis de datos sobre contaminación atmosférica y esperanza de vida en 51 áreas metropolitanas de Estados Unidos, comparando las evidencias de finales de los años setenta e inicios de los ochenta con los resultados de finales de los noventa y principios del siglo XXI. Y según destacan los autores, “más del 15% del incremento total en la esperanza de vida observada en las áreas de estudio durante este período fue debido a las reducciones en la contaminación atmosférica”.
 
Como concluyó el Dr. Pope, “los resultados no sólo indican que las reducciones de la contaminación logradas en el pasado han mejorado la esperanza de vida, sino que también sugieren que en la mayoría de ciudades de todo el mundo se presenta una gran oportunidad para mejorar aún más la esperanza de vida debido a las reducciones continuas de la polución”.
 
Una información, en definitiva, que en opinión del Dr. Pope “debería tener alguna influencia sobre las decisiones que toma la gente sobre dónde vivir. Y asimismo, reforzar el apoyo hacia las políticas públicas dirigidas a lograr un aire más limpio y saludable para respirar”.