Por Amanda Gardner
No hay evidencia científica que demuestre que las vacunas infantiles, como la vacuna contra el sarampión, las paperas y la rubéola (SPR), causaron autismo a los niños de tres familias que buscaban obtener una compensación económica de un fondo federal de vacunación, decidió un tribunal de justicia de EE. UU. el jueves.
El veredicto, que implicó los casos de prueba de los niños de tres familias diferentes, es un revés para los padres que presentan demandas con miras a conseguir una recompensa económica de los programas de compensación por daños derivados de las vacunas de EE. UU. Se han presentado más de 5,500 demandas semejantes. Las demandas son revisadas por la Office of Special Masters (un grupo de expertos judiciales en vacunas), una rama del Tribunal de Reclamaciones Federales de EE. UU.
"Es más que evidente que las teorías presentadas por los demandantes en la acusación son especulativas y poco convincentes", dijo el tribunal en el fallo de uno de los tres casos el jueves. La corte también señaló que "el peso de la investigación científica y de las autoridades" era "simplemente más persuasivo en casi cada punto de los argumentos", informó Associated Press.
Los expertos federales en salud aplaudieron la decisión.
"Las comunidades médicas y científicas han revisado cuidadosa y minuciosamente la evidencia de la teoría que relaciona el autismo con las vacunas y no han encontrado ninguna asociación entre las vacunas y el autismo", declaró en su sitio web el Departamento de Salud y Servicios Humanos de los EE.UU. "Si los padres tienen preguntas o inquietudes con respecto a las vacunas infantiles, deberían consultarlas con el proveedor de atención de salud de su hijo".
"Esperamos que la decisión de los expertos ayudará a tranquilizar a los padres con respecto a que las vacunas no son las causantes del autismo", añadía la declaración.
El tribunal aún tiene que emitir un fallo para las demandas de las otras familias y de las que afirman que el timerosal, un conservante que ya no se utiliza en la mayoría de las vacunas de rutina, es el causante del autismo de sus hijos.
Sin embargo, un juez dio a entender cuáles serían las futuras decisiones al declarar, "los demandantes no han podido demostrar que las vacunas que contenían timerosal contribuyeron a la aparición de disfunciones inmunitarias", dijo la AP.
Es poco probable que la decisión del jueves acabe con las prolongadas disputas en torno a si las vacunas infantiles pueden causar trastornos neurológicos como el autismo, a medida que los contrincantes continúan basándose en los términos familiares del debate.
"Desde un punto de vista médico, los expertos decidieron que la demanda legal no contaba con el respaldo de la evidencia científica", aseguró el Dr. Robert Frenck Jr., profesor de pediatría del Hospital Infantil de Cincinnati y miembro del comité para enfermedades infecciosas de la American Academy of Pediatrics. "La evidencia científica indica que realmente no existe ninguna relación entre la SPR más timerosal y el autismo".
En una declaración preparada, el Dr. Joseph Heyman, presidente del consejo de la American Medical Association, dijo que "los tres fallos recientes emitidos por los expertos judiciales del Tribunal de Reclamaciones Federales de EE. UU. ofrecen incluso más evidencia abrumadora de que no existe ninguna relación entre las vacunas y el autismo o trastornos relacionados. Las vacunas son unos de los mejores logros de la salud pública, y demuestran una y otra vez su capacidad para mantener enfermedades terribles a raya. El sarampión, la rubéola y el polio están entre las historias de éxito de las enfermedades eliminadas en EE. UU., aunque aún están activas en otros países y podrían volver a despuntar aquí".
La Dra. Barbara Trommer, directora asociada del centro para el desarrollo del Centro Médico Maimonides de la ciudad de Nueva York, dijo que "el mensaje para los padres es que los beneficios de salud superan por mucho a los riesgos.
"Me hubiera gustado que [el veredicto del jueves] fuera suficiente para suprimir la controversia, pero me temo que no será así", dijo Trommer.
En este punto, al menos, algunos contendientes están de acuerdo.
"Esto avivará aún más la controversia. Podría tener el efecto contrario, de que los padres se asusten aún más", advirtió James Moody, director de SAFE MINDS (por la sigla en inglés de Acciones sensibles para acabar con los trastornos neurológicos inducidos por el mercurio) y director de la National Autism Association. "Como siempre ocurre en los litigios de pruebas, ganas unos cuantos y pierdes otros. Esta decisión es poco relevante, aunque esperábamos algo mejor".
De acuerdo con Moody, aún no se han hecho las investigaciones básicas necesarias para determinar si las vacunas infantiles son seguras, y, como hay dudas, el tribunal debió fallar a favor de las familias.
"Cuando les pedimos a los niños que se vacunen, hacemos una negociación sagrada con ellos como soldados en la guerra contra las enfermedades infecciosas, y les decimos que si sufren daños, independientemente de cuáles sean, les cuidaremos", dijo.
Según Moody, las familias pueden llevar sus demandas a los tribunales civiles.
Autism Speaks, un grupo que defiende a los niños que tienen esta afección, dijo en una declaración preparada: "Hoy el Programa nacional de compensación por daños derivados de las vacunas decidió que la vacuna combinada SPR, sin y con el conservante timerosal, no contribuyó a los casos de autismo de tres niños en particular. Estas últimas decisiones son limitadas, y por tanto no mitigan la necesidad de que se hagan más investigaciones científicas".
La decisión del jueves es posterior a un informe publicado a principios de esta semana que afirma que el trabajo científico de un médico británico publicado en 1998, que avivó el temor a nivel internacional sobre una relación entre las vacunas infantiles y el autismo, fue manipulado y modificado para hacer un planteamiento favorable del caso.
Un informe de investigación del Sunday Times of London declaró que el Dr. Andrew Wakefield y sus colegas alteraron expedientes públicos y confidenciales para argumentar su planteamiento de que ocho de 12 niños autistas que acudieron de manera rutinaria al Hospital de Wakefield habían desarrollado autismo a los pocos días de haber recibido la vacuna contra el sarampión, las paperas y la rubéola (SPR). Sin embargo, casi todos los niños desarrollaron síntomas de autismo mucho antes de recibir la vacuna, de acuerdo con los informes publicados.
Wakefield negó las alegaciones en el informe de Sunday Times of London.
Desde que se publicó el trabajo original de Wakefield en The Lancet, varios estudios no han podido encontrar ninguna relación entre la vacuna SPR y el autismo.
En febrero de 2008, investigadores británicos reportaron en Archives of Disease in Childhood que su gran estudio no había podido encontrar una conexión. Los investigadores basaron su hallazgo en una muestra de 240 niños, 98 de los cuales habían sido diagnosticados con autismo y dos grupos de comparación: 52 niños tenían necesidades educativas especiales pero no eran autistas; y 90 niños no tenían problemas del desarrollo.
Y una revisión a gran escala del Instituto de Medicina de EE. UU. en 2004 tampoco pudo encontrar ninguna relación entre las vacunas infantiles y el autismo.
El Programa nacional de compensaciones para daños derivados de las vacunas se creó en 1988 como, entre otras cosas, una vía para resolver las demandas de lesiones causadas por las vacunas. En 2001, los padres empezaron a presentar demandas con el argumento de que algunas vacunas infantiles podían causar trastornos del espectro autista. La Office of Special Masters emitió una orden general en 2002, que establecía un procedimiento para abordar las llamadas "acciones generales para el autismo".
De acuerdo con CNN, las familias que presentan demandas caen dentro de tres categorías: los que alegan que la combinación de vacunas SPR y vacunas que contienen timerosal pueden causar autismo; los que plantean que sólo las vacunas que contienen timerosal causan daños; y los que aseguran que las vacunas SPR que no incluyen timerosal pueden causar autismo.
El veredicto del jueves tuvo que ver con las familias de la primera categoría, dijo la cadena de noticias.
Los Institutos Nacionales de Salud de EE. UU. destacan que un niño de cada 150 es diagnosticado con autismo, aunque los expertos se preguntan si ese número creciente se debe en parte a un mejor diagnóstico o a una definición más amplia del trastorno.
(FUENTES: Robert Frenck Jr., M.D., professor of pediatrics, Cincinnati Children''s Hospital, member of the American Academy of Pediatrics'' committee on infectious diseases; Barbara Trommer, M.D., associate director, Developmental Center, Maimonides Medical Center, New York City; James Moody, director, SAFE MINDS, and a director, National Autism Association, Nixa, Mo.; Feb. 12, 2009; news release, American Medical Association, Chicago; Feb. 12, 2009; news release, Autism Speaks, New York City; Associated Press; CNN)