Cada nivel de la sociedad debe contribuir con las estrategias para lograr que a las personas les resulte más fácil seguir una dieta cardiosaludable, de acuerdo con la American Heart Association.
"Los problemas de salud causados por la dieta de EE. UU. van más allá de lo que la gente coloca en sus platos debido a influencias externas y tendencias en el comportamiento que afectan cuándo, qué cantidad y qué come la gente. Múltiples factores influyen en lo que los estadounidenses comen durante cada estado del ciclo de la vida", dijo en un comunicado de prensa de la AHA el Dr. Samuel S. Gidding, director de cardiología pediátrica del Centro Cardiaco Nemours del Hospital Alfred I. Dupont en Wilmington, Delaware.
Las estrategias para mejorar la dieta en EE. UU. deben ser integrales y tomar en cuenta los gustos y comportamientos individuales, los patrones alimenticios de la familia, los factores socioeconómicos que limitan las elecciones alimenticias, el grupo étnico y los niveles de alfabetismo, concluyó la declaración.
La declaración subraya las medidas específicas que se pueden tomar para promover buenos hábitos alimenticios en las familias, las escuelas, los lugares de trabajo y las comunidades. Por ejemplo:
A los pacientes se les puede pedir que midan los alimentos que consumen y que luego limiten las bebidas que contienen azúcar, reduzcan el tamaño de las porciones, que tengan más comidas en familia y que saquen tiempo para la actividad física.
En lugar de brindar solamente asesoramiento específico para la dieta, los médicos deben respaldar los cambios en el estilo de vida de los pacientes y ofrecerles retroalimentación positiva según los progresos que vayan alcanzando a fin de compensar los mensajes negativos de los riesgos relacionados con un estilo de vida poco saludable.
Deben fortalecerse los estándares de nutrición en las escuelas, y la industria alimenticia necesita reformular los productos que comercializan para niños. Los esfuerzos por establecer estándares más saludables en las escuelas necesitan la implicación de los padres y de los legisladores a nivel local.
Las intervenciones en el lugar de trabajo basadas en web y a largo plazo son mejores que la literatura impresa sobre cambios en los hábitos alimentarios de los empleados que se entrega una sola vez. Los empleadores deben promover y posiblemente subvencionar las elecciones alimenticias sanas en las cafeterías, máquinas expendedoras y en las reuniones.
Las leyes para el etiquetado de los alimentos que obliguen a los restaurantes publicar la cantidad de calorías en sus menús pueden ayudar a los consumidores a elegir comidas más sanas.
Los gobiernos pueden mejorar el acceso a alimentos saludables de la gente de bajos ingresos al destinar más fondos a los programas de cupones alimentarios para que se puedan usar en mercados de agricultores y para solventar los problemas de transporte que evitan el acceso a la comida sana.
También, el gobierno debe ofrecer subsidios para estimular la producción agrícola de un mayor número de productos integrales, frutas y verduras, aceites sin grasas trans y productos lácteos bajos en grasa.
Fomentar más investigaciones sobre modos de hacer que los alimentos saludables sean la opción preferida de los consumidores. Los incentivos económicos pueden ser una forma de lograr este objetivo.
"Las tendencias adversas en los patrones alimenticios de EE. UU. se pueden revertir. Los elecciones alimentarias se ven influenciadas por múltiples niveles sociales y medioambientales. En vista de que muchos consumidores comen fuera de casa, debemos hacer que les resulte fácil elegir alimentos sanos en cada ambiente", dijo Gidding.
La declaración de la asociación del corazón aparece en la revista Circulation.
(FUENTE: American Heart Association, news release, March 2, 2009)