PATRICIA MATEY
Padres, profesores y pediatras deberían estar ''encima'' del ''bullying'' como lo están en casa o en el colegio de los deberes o de la obesidad en la consulta. Porque, tal y como acaba de demostrar un nuevo trabajo, los niños y las niñas que han sido víctimas de acoso escolar tienen más riesgo de suicidio antes de cumplir los 25 años.
El trabajo, realizado a partir de la investigación ''Estudio Epidemiológico y Multicéntrico de Psiquiatría Infantil en Finlandia'', constata además que son ellas, más que ellos, las que cuando han sido maltratadas tienen más posibilidades de quitarse la vida pasados los años.
Por ello, en el estudio se recuerda "que el número de suicidios femeninos se reduciría en un 10% si se eliminara la frecuente victimización escolar de las niñas. Nuestros datos apoyan activamente que los médicos indaguen sobre el ''bullying'' en los chequeos médicos de los primeros años escolares", concluyen los investigadores.
Dirigidos por Anat Brunstein Klomek, del Instituto Psiquiátrico de Nueva York y de la Universidad de Columbia (ambos en EEUU), los autores incluyeron a 5.302 niños finlandeses nacidos en 1981. De todos ellos, recogieron los datos aportados por sus padres y profesores en los que se estableció si a los ocho años habían acosado a otros compañeros de clase de forma frecuente, alguna vez o casi a diario o, por el contrario, fueron víctimas de los abusos.
"Ser acosador o víctima a los ocho años es un factor de riesgo de trastornos psiquiátricos en la edad adulta", comentan los autores en el último ''''Journal of Academy Child and Adolescent Psychiatry''. Mientras que "sufrir acoso escolar de forma frecuente es un factor independiente del riesgo de padecer problemas de ansiedad, ser un acosador lo es de sufrir trastorno antisocial de la personalidad. Varios trabajos muestran que las víctimas, y no los que infringen el abuso, experimentan muchos más síntomas depresivos", agregan.
Quitarse la vida o intentarlo
En esta línea de investigación, los autores quisieron establecer la relación entre los comportamientos de ''bullying'' [niños acosadores o víctimas] y el riesgo de intenciones suicidas o suicidios llevados a la práctica antes de los 25 años. Para ello indagaron en el Registro de Altas Hospitalarias Finlandés entre 1995 y 2005.
Incluso para que ciertas variables, como los problemas de conducta o la depresión, no influyeran en los resultados, los científicos también ''contaron'' con esta documentación en su análisis.
Los resultados muestran que un 47,2% de los chicos y un 23% de las chicas fueron acosadores de otros compañeros alguna vez mientras que esta actitud era habitual en el 9% y en el 0,9%, respectivamente.
La otra cara de la moneda la representó el 47,8% de los niños y el 36% de las niñas que confesaron haber sido víctimas de abusos alguna vez. De forma frecuente, lo fueron el 9% y el 3%, respectivamente.
En cuanto al número de fallecidos antes de los 25 años, los datos muestran a 24 chicos (un 54% por suicidio) y a 16 chicas (el 11% se quitó la vida). Los intentos de suicidio durante la época de estudio fueron 17 en el sexo masculino y 25 en el femenino.
A la luz de todos estas cifras, los autores destacan que "es más común el intento de suicidio o su consecución entre chicos que han sido acosadores o víctimas frecuentes, frente a los que no tienen comportamientos de ''bullying'', siempre y cuando no se tengan en cuenta otras variables como la depresión. Sin embargo, en las chicas ser víctima frecuente está relacionado con un mayor riesgo de que se quiten la vida con los años, incluso aunque se tenga en cuenta el estado depresivo".
En otras palabras, las "niñas parecen más vulnerables a los acontecimientos estresantes que suceden en la vida, además de que sus factores genéticos las hacen más proclives a la depresión. Estos datos encierran un importante mensaje de salud pública. Se deben desarrollar estrategias de prevención de suicidio durante los primeros años escolares, especialmente entre los estudiantes involucrados en conductas de acoso escolar, particularmente entre las menores que son víctimas", establecen los autores en sus conclusiones.