El inicio temprano de la medicación debe valorarse conjuntamente con sus posibles efectos secundarios. Sobre todo teniendo en cuenta "que sus efectos a largo plazo no se conocen por el momento
Los casos más graves suelen tratarse con corticoides, quimioterapia y cirugía. El empleo de betabloqueantes es más eficaz y con menos efectos secundarios. Europa y Estados Unidos ya han puesto en marcha un estudio al respecto.
LAURA TARDÓN
Los hemangiomas de peor pronóstico de los más pequeños cuentan ahora con una nueva vía de tratamiento. Se trata de un tipo de fármacos utilizado para tratar las dolencias cardiacas: los betabloqueantes. El empleo de este tratamiento, que está dando mejores resultados y conlleva menos efectos secundarios, se está extendiendo progresivamente en los hospitales españoles y del resto del mundo.
Se trata del tumor benigno más frecuente que ocurre durante la infancia. Lo padece entre el 3% y el 10% de los bebés durante el primer año de vida. Los hemangiomas aparecen en forma de manchas rojas en la superficie de la piel, generalmente en la cara y el cuello, como consecuencia de la acumulación de vasos sanguíneos. De ahí que también se conozcan como ''manchas de fresa''.
Se presentan a las pocas semanas de nacer y tienen un crecimiento rápido y progresivo en los primeros meses de vida y una involución lenta a partir del primer año. De hecho, según los expertos, el 50% disminuye o incluso desaparece a los cinco años y el 90% a los nueve.
El pronóstico suele ser bueno. "El 70% de los hemangiomas no deja secuelas", afirma Juan Carlos López Gutiérrez, director del programa Anomalías Vasculares Congénitas del Hospital Universitario La Paz (Madrid). "Puede ser mortal cuando afecta al hígado o a las vías respiratorias, pero estos son casos excepcionales", añade el especialista.
A veces se resuelven de forma espontánea y otras requieren tratamiento, especialmente cuando se presentan en la cara, por ejemplo, en la zona de los ojos. El problema de las terapias actuales es que, aunque son efectivas, conllevan serios efectos secundarios que los betabloqueantes, sin embargo, evitarían.
Hasta el momento, el tratamiento de un hemangioma incluía, en primer lugar, la administración de corticoides. En dosis altas durante largos periodos de tiempo tienen efectos secundarios como hipertensión arterial e insuficiencia cardiaca.
Otros tratamientos habituales en los hemangiomas graves son el interferon y la vincristina. "El primero, también conlleva efectos secundarios, sobre todo en los más pequeños, en los que puede producir diplejía espástica (pérdida de fuerza en las extremidades inferiores, dificultad para caminar). El problema de la vincristina es su dificultad para administrarlo. Hay que ponerlo a través de un catéter en la vena, por vía central. Es muy incómodo y no es accesible a todos los niños", explica el doctor López Gutiérrez.
Con el empleo de los betabloqueantes, expone el cirujano pediátrico López Gutiérrez, "de repente nos encontramos con que un jarabe que se administra dos veces al día es más eficaz y tiene menos efectos secundarios que el resto de las terapias indicadas y, además, conocemos este fármaco desde hace más de 40 años".
No hay que olvidar, insiste el experto, que esta práctica está en fase de análisis. "En nuestro hospital, hemos tratado a más de 60 pacientes. Sólo en uno de ellos no hay efecto alguno". De momento, los betabloqueantes se están utilizando en los casos de hemangiomas graves y existen algunas contraindicaciones. "No se pueden aplicar en niños con asma y, entre sus efectos secundarios, destaca que aumenta un poco el azúcar en sangre y reduce moderadamente la presión arterial".
Por la efectividad experimentada hasta ahora y la considerable reducción de efectos secundarios, "los betabloqueantes están pasando a ser un fármaco de primera elección, sustituyendo a los corticoides, y evitando así sus efectos secundarios", añade.
Un descubrimiento fortuito
El hallazgo tuvo lugar de forma casual en el año 2007. Todo comenzó cuando un grupo de médicos franceses especializados en enfermedades raras de la piel del hospital de Burdeos (Francia) trataba a un bebé con un hemangioma grave facial. Le habían prescrito corticoides, una de las terapias más frecuentes en estos casos. El pequeño presentó un problema cardiaco (como efecto secundario de los corticoides) y los especialistas lo abordaron con betabloqueantes, un tipo de fármacos que se utiliza para tratar estos episodios.
Unos días después, los médicos observaron que el tamaño del hemangioma se había reducido y a los pocos meses, finalmente, este tumor desapareció. El equipo médico decidió aplicar betabloqueantes a otros bebés con hemangiomas que no respondían a otros tratamientos. Los resultados también fueron positivos. Desde entonces, cada vez más especialistas están tratando los hemangiomas infantiles con betabloqueantes.
Europa y Estados Unidos ya han puesto en marcha un estudio que analiza el empleo de los betabloqueantes en los hemangiomas infantiles y evalúa también la posibilidad de utilizarlos en los casos leves.