La preocupación sobre la reacción de la familia a su depresión es un importante motivo de que muchos adolescentes no busquen tratamiento, según sugiere una investigación reciente.
En el estudio, en el que participaron 368 adolescentes y un padre o tutor de cada uno, a la mitad de los adolescentes se les había diagnosticado depresión. Se pidió a los adultos y a los adolescentes que calificaran las posibles barreras para el tratamiento de la depresión, entre ellas el costo de la atención, las preocupaciones sobre la percepción de los demás, las dificultades para concertar citas con un médico o terapeuta, las dificultades debido al tiempo y otras responsabilidades, no desear que los miembros de la familia se enteraran de la depresión (esta pregunta sólo se planteó a los adolescentes), la falta de disponibilidad de una buena atención o sencillamente no desear tratamiento.
Los investigadores encontraron que mientras los guardianes adultos eran menos propensos a reportar barreras para el tratamiento de la depresión, entre los adolescentes, las preocupaciones sobre el estima y las reacciones de sus familiares fueron incluidas como problemas importantes.
Los adolescentes que percibían barreras al tratamiento eran menos propensos a someterse a terapia o tomar fármacos. El estudio también encontró que los adolescentes deprimidos eran mucho más propensos a percibir barreras para el tratamiento que los adolescentes que no estaban deprimidos.
Los hallazgos aparecen en la edición de junio de la revista Medical Care.
"Con los adolescentes, las decisiones de tratamiento involucran en gran medida a otras personas, sobre todo los padres. Por ejemplo, los adolescentes con frecuencia dependen de los adultos para el transporte. Los médicos necesitan enterarse no solo de lo que piensan los adolescentes o los padres, sino de lo que ambos piensan", afirmó en un comunicado de prensa la autora principal del estudio, Lisa Meredith, investigadora de RAND Corporation.
La capacidad de un médico de abordar todas las barreras percibidas "afecta la capacidad del propio adolescente de reconocer su depresión y hacer algo al respecto", explicó.
"Cuando los médicos de atención primaria entienden que las barreras percibidas existen de ambos lados, están en mejor capacidad de trabajar con la familia para obtener atención que se vea como adecuada para un adolescente en particular", aseguró Meredith.
El tratamiento es importante porque los adolescentes con depresión sin tratar son más propensos a tener problemas sociales y escolares, abusar de las drogas, ser padres a una edad prematura y experimentar depresión en la adultez, así como posiblemente suicidarse.