Gabriela Navarra
En su vida, dice, hubo muchos momentos importantes. Pero nada supera lo que sintió cuando su hija María, de 25 años, le dijo: "Mamá, ya lo decidí: dejo medicina y me paso a enfermería. Es lo mío".
Ese día, Ana María Mansilla sintió que la semilla que su madre y su abuela habían hecho germinar en ella seguía su ¿inevitable? destino.
"Y sí es que con María tendremos la cuarta generación de enfermeras en la familia", dice esta activa mujer de 45 años mientras acomoda carteles con las palabras "virus", "bacterias", "tos", "fiebre" y otras no demasiado amigables, sobre un pizarrón portátil que dentro de unos minutos le permitirá dar -una vez más- un taller de educación para padres de bebes y niños pequeños, con el objetivo de que la educación ayude a disminuir las reinternaciones, las secuelas y la mortalidad que producen las infecciones respiratorias agudas bajas (IRAB), la principal causa de consulta médica y de internación en menores de 2 años (ver recuadro).
Los talleres que Ana María Mansilla ofrece a papás de bebes prematuros recién nacidos y en seguimiento en el Policlínico de San Justo, donde es enfermera de la Unidad de Cuidados Intensivos Neonatales (UCIN), son la reproducción de la capacitación que ofrece a los enfermeros el laboratorio que produce el anticuerpo monoclonal que se indica, con el aval de las principales sociedades científicas, a bebes prematuros extremos con enfermedades respiratorias o cardiopatías, para dotarlos de mayor inmunidad frente al virus sincicial respiratorio (VSR). Este virus causa una enfermedad muy mencionada cada invierno, la bronquiolitis, una de las IRAB más frecuente en la población pediátrica -para la que no existe vacuna- y que es especialmente riesgosa entre los prematuros, los bebes más vulnerables.
La propuesta inicial fue que enfermeros especializados en terapia intensiva neonatal se capacitaran para capacitar a su vez a padres y cuidadores de prematuros. Pero la tarea se extendió, y los talleres empezaron a darse también a los padres antes de las visitas de control al pediatra, en los barrios (a veces, casa por casa) y en escuelas.
"Se formaron unos 80 enfermeros especializados de todo el país, en la ciudad de Buenos Aires, el conurbano, provincia de Buenos Aires, Córdoba, Mendoza, Rosario y Tucumán", dice la licenciada Susana Espíndola, jefa de Enfermería de Terapia Intensiva Neonatal, turno tarde, de la Maternidad Sardá, coordinadora del grupo Enfermeros por la Prevención de los hospitales de la Capital Federal.
"Los colegas transfieren luego la formación a otros, que suman alrededor de 500. Sí, todos trabajamos ad honórem -agrega Susana Espíndola con una sonrisa entre triste e irónica-; y no somos sólo mujeres: hay enfermeros varones en los grupos."
Amar y educar
"Qué bien que explica, qué útil", murmura Débora, la mamá de Ambar, de un año, que desde las 8 de la mañana espera la consulta con el pediatra en el hospital de San Justo, donde nació su hija. Escucha el taller de la enfermera Mercedes Barrera, que detalla la importancia de lavarse bien las manos luego de cambiar los pañales y antes de dar de mamar, y de que todos los adultos se vacunen si llega a la casa un prematuro.
"Es una satisfacción tener este contacto con la gente -dice Mercedes, de 55 años y enfermera hace 9-. La enfermería es mi vocación: crié tres hijos y cuando fueron grandes me puse a estudiar. Hice la secundaria, la carrera de auxiliar de enfermería y después la de enfermera profesional. La gente nos agradece, pero las agradecidas somos nosotras."
En la Maternidad Sardá los talleres se proponen también a los abuelos y a los hermanos mayores de prematuros. "Hay una importante proporción de mamás adolescentes -explica Susana Espíndola-, y los abuelos se ocupan de sus nietos. Y también asisten a los talleres los hijos mayores, que no entienden por qué mamá volvió a casa sin la panza pero sin el bebe, y se sienten aliviados al ver que el hermanito, aunque sea en esa cajita (por la incubadora), finalmente existe."
Un recurso crítico que está en falta
En el país hay un enfermero cada cuatro médicos, cuando debería ser a la inversa, según recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Un estudio difundido por la Asociación Civil de Actividades Médicas Integradas (Acami) indicaba, en 2007, que hay en el país un médico cada 230 habitantes? pero un enfermero cada 482.
Además, la formación es heterogénea y, en el 85% de los casos, los enfermeros son enfermeras: mujeres. "Faltan en el país por lo menos 45.000 profesionales, y el 70% de quienes trabajan en hospitales públicos no tiene título universitario", afirma un documento del Programa de Educación en Medicina Familiar (Profam), que junto con la Fundación Bunge y Born ofrece becas de perfeccionamiento a enfermeros y auxiliares de enfermería de zonas desfavorables (informes en www.fundacionbyb.org ).
La licenciada Ana Quiroga, coordinadora del Programa de Prevención de Ceguera de la Infancia por Retinopatía en el Prematuro y de la Carrera de Enfermería Neonatal de la Universidad Austral, en un relevamiento de 2005 en 14 servicios de Neonatología del sector público "se halló que ninguno alcanzaba siquiera el 50% de lo requerido en servicios humanos: la relación enfermero-paciente debía ser de 1 a 1 o 1 a 2 y en el 98% de los casos había una enfermera cada 4 o 5 pacientes o 1 cada siete." Y los pacientes eran bebes de alto riesgo.
Primera causa de consulta en menores
¿Qué son las infecciones respiratorias agudas bajas (IRAB)?
Son un conjunto de enfermedades causadas por virus y bacterias (bronquiolitis, neumonía, bronquitis) que pueden ser graves en menores de 2 años (bronquiolitis) y de 5 (neumonía). Las IRAB son la tercera causa más frecuente de muerte en menores de 5 años (en 2007 murieron 1096 chicos por estas enfermedades en nuestro país).
¿Son muy frecuentes?
Sí, especialmente en otoño e invierno. Son la primera causa de consulta médica en menores de 2 años (el 60% de las consultas ambulatorias y el 40% de las internaciones). La causa más frecuente es la bronquiolitis (más de 260.000 casos en menores de 2 años en 2008, un 28% superior que en 2007), producida por el virus sincicial respiratorio (VSR), que es muy contagioso y puede sobrevivir hasta 6 horas sobre las superficies infectadas (muebles, sábanas, juguetes, etcétera).
¿Pueden dejar secuelas?
Sí: sibilancias (ruidos al respirar), enfermedades respiratorias recurrentes, reducción de la función pulmonar.
¿Qué factores aumentan el riesgo?
Bebes prematuros y de bajo peso al nacer (hay menor maduración y anticuerpos maternos que protegen contra infecciones); bebes menores de 3 meses de vida; desnutrición; falta de lactancia materna; vacunación incompleta; inmunodeficiencias; enfermedades pulmonares y neuromusculares crónicas; cardiopatías congénitas. También aumentan el riesgo el hacinamiento, que los chicos sean víctimas del tabaquismo pasivo y la asistencia a guarderías.
¿Qué síntomas deben motivar la consulta urgente?
Los primeros síntomas de estas infecciones no difieren mucho de los de un resfrío común: congestión, mocos y tos. Pero siempre hay que estar atento y evaluar cómo evolucionan. La consulta urgente debe realizarse cuando existe dificultad para respirar (respiración más rápida o con ruidos); aleteo nasal por falta de aire; que se hunda el abdomen o el pecho (en especial, entre las costillas); irritabilidad; decaimiento; dificultad para dormir y falta de apetito; fiebre; cianosis (piel azulada).
Fuente: Grupo Asesor para la Prevención de Infecciones Respiratorias Agudas Bajas en la Infancia