Por Ed Edelson
Un nuevo estudio canadiense ofrece razones convincentes que apoyan las recomendaciones actuales de que la gente que recibe primero un tratamiento para disolver coágulos en caso de ataque cardiaco debe someterse tan pronto como sea posible a un angioplastia para abrir las arterias justo después.
"Este estudio fortalece las recomendaciones de las directrices", aseguró el Dr. Warren J. Cantor, profesor asistente de medicina de la Universidad de Toronto y autor principal de un informe que aparece en la edición del 25 de junio de la The New England Journal of Medicine. "La recomendación original se basó en un número limitado de ensayos. Éste es el ensayo más grande que se ha realizado hasta la fecha que analiza la estrategia de realizar una angioplastia de forma rutinaria después de la fibrinólisis. Este estudio confirma que es un método seguro que no incrementa la ocurrencia de sangrados de importancia, y que los pacientes obtienen mejores resultados cuando se someten a la angioplastia".
La angioplastia justo después de un ataque cardiaco es lo mejor, pero muchos centros médicos no están equipados para llevar a cabo el procedimiento de emergencia, apuntó Cantor. "En la mayoría de los centros de todo el mundo, los pacientes reciben un medicamento para destruir los coágulos", dijo. "Muchos pacientes se transfieren de forma rutinaria a un centro que pueda realizar la angioplastia".
El estudio muestra que la angioplastia debe realizarse dentro un periodo de seis horas, dijo Cantor.
En el estudio participaron 1,059 personas que tuvieron ataques cardiacos importantes y que recibieron un tratamiento para la disolución de coágulos en centros médicos canadienses que no estaban equipados para la angioplastia. La mitad se asignó a un tratamiento estándar que incluía medicamentes para evitar la formación de coágulos con aspirina y anticoagulantes como la heparina, y la angioplastia se realizaba cuando era posible. La otra mitad se transfirió a centros que podían realizar la angioplastia dentro del plazo de las seis horas.
Cerca del 90 por ciento de los que recibieron el tratamiento estándar se sometieron a la angioplastia, que se realizó luego de un periodo medio de espera de más de 32 horas. Casi todos los que se transfirieron para que recibieran una angioplastia rápida lo hicieron en un plazo inferior a las tres horas. Después de seis meses, el once por ciento de los que se sometieron a una angioplastia rápida habían sufrido un evento cardiaco adverso importante o habían fallecido, en comparación con el 17.2 por ciento de los que fueron asignados a un tratamiento estándar.
Las directrices de la American Heart Association y del American College of Cardiology recomiendan la estrategia de la angioplastia rápida, pero "la prueba que lo avalaba era muy escasa hasta hace poco", dijo Cantor. "Estudios anteriores habían encontrado que podría causar más mal que bien, y sangrados graves".
"En ese entonces esto era cierto, pero estamos hablando de una generación atrás", comentó el Dr. Jeffrey W. Moses, director del Centro de terapia vascular intervencionista del Hospital Presbiteriano de Nueva York y del Centro Médico de la Universidad de Columbia. "Con las endoprótesis vasculares y medicamentos como Plavix, el mundo ha cambiado".
Las endoprótesis vasculares son tubos de metal flexibles que mantienen las arterias abiertas después de la angioplastia y Plavix es un medicamento potente que disuelve los coágulos.
Varios estudios han comparado la terapia de disolución de coágulos con la angioplastia en las horas posteriores a un ataque cardiaco, "y la angioplastia es mejor", apuntó Moses. Aunque las estadísticas son difusas, probablemente sólo la mitad de los que sufren ataques cardiacos en los Estados Unidos recibe la angioplastia como primer tratamiento, dijo.
"Si usted recibe medicamentos para disolver coágulos, debe someterse a una angioplastia tan pronto como sea posible, en ese lugar o en cualquier otro", destacó Moses.
El caso de limitar el tratamiento del ataque cardiaco a la terapia de disolución de coágulos se ha perdido, dijo Cantor.
"Estudios recientes que usan equipos contemporáneos sugieren un tratamiento mucho más eficaz y seguro, y los confirmamos en el ensayo más grande llevado a cabo hasta la fecha", señaló.
(FUENTES: Warren J. Cantor, M.D., assistant professor, medicine, University of Toronto; Jeffrey W. Moses, M.D., director, Center for Interventional Vascular Therapy, New York-Presbyterian Hospital/Columbia University Medical Center, New York City; June 25, 2009, New England Journal of Medicine)