Jonathan Leake, The Sunday times
LONDRES.- Los alimentos chatarra como las barritas Snickers y el ketchup son irresistibles. Los fabricantes descubrieron niveles óptimos de grasa, azúcar y sal que hacen que sean altamente adictivos, según la ex comisión norteamericana de control de estándares de alimentos.
David Kessler, ex director de la Administración de Alimentos y Drogas (FDA), alertó que los snacks, cereales y comidas preparadas ideadas por científicos en alimentos pueden actuar en los centros de gratificación del cerebro como el tabaco y que los fabricantes están buscando disparar un "punto de éxtasis" cuando se coman ciertos productos, que dejen con deseos de comer más.
"Es hora de dejar de acusar a los individuos por tener sobrepeso o ser obesos -dijo Kessler-. El problema real es que hemos creado un mundo donde la comida está siempre disponible y donde está elaborada para hacer que uno quiera comer más. Para millones de personas la comida moderna simplemente es imposible de resistir."
En su libro El fin de comer en exceso , Kessler cita al ketchup Heinz y al chocolate blanco con moca Frappuccino como ejemplos de los miles de alimentos modernos que han sido manipulados para estimular las sensaciones de placer.
Un estudio llevado a cabo por Kessler con investigadores de la Universidad de Yale utilizando técnicas de resonancia magnética demostró que alrededor del 50% de los obesos y el 30% de los que poseen sobrepeso tenían inclinación a la así llamada "activación excesiva".
"La correcta combinación de gustos desencadena un mayor número de neuronas y hace que se exalten más", aseguró Kessler. El llamado a comer se vuelve más fuerte, lo que motiva que el que come busque todavía más comida.
En otro estudio los científicos utilizaron ratas para estudiar cómo las diferentes combinaciones de grasa, azúcar y sal disparan la liberación de neurotransmisores en los centros de placer del cerebro. La combinación más poderosa contiene sacarosa mezclada con chocolate y alcohol, la misma que se encuentra en postres tales como el tiramisú.
Kessler dijo: "Muchos de nosotros tenemos lo que se denomina «punto de éxtasis», el punto en el cual logramos el máximo placer del azúcar, la grasa o la sal. Cuando se agrega más azúcar, el comestible se vuelve más sabroso hasta que llega al punto de éxtasis, luego se vuelve demasiado dulce y el placer decae. Lo mismo sucede con la grasa y la sal".
En el punto óptimo, la comida estimula el apetito de mucha gente en lugar de saciarlo, según Kessler, que dirigió la FDA entre 1990 y 1997, y que hoy es profesor en la Universidad de California.
Los expertos sostienen que tal evidencia mostró la necesidad de establecer la intervención del estado. Sin embargo, cuando a principios de año Gordon Brown anunció la estrategia "Peso sano, vidas sanas", dijo: "No debería haber dudas de que mantener un peso sano debe ser primero responsabilidad de los individuos, no es el papel del estado decir a la gente cómo vivir sus vidas".