Salud Pública en EEUU

Consumir menos sal ahorraría miles de millones de dólares

Dado que el consumo alto de sodio favorece el aumento de la presión, y sus complicaciones renales y cardíacas.

Fuente: Medlineplus

Por Amy Norton, NUEVA YORK 

Si los estadounidenses reducen el consumo de sal a los niveles recomendados, tendrán menos casos de hipertensión y ahorrarán miles de millones de dólares en gasto en salud, estima un nuevo estudio.

Dado que el consumo alto de sodio favorece el aumento de la presión, y sus complicaciones renales y cardíacas, el Instituto de Medicina de Estados Unidos aconseja que los adultos no consuman más de 2.300 miligramos (mg) de sodio por día.

Pero el estadounidense promedio ingiere unos 1.000 mg más, según precisaron los autores en American Journal of Health Promotion.

El equipo de la organización sin fines de lucro RAND calculó los beneficios para la salud y la economía del país que se podrían obtener si los estadounidenses redujeran el consumo promedio de sal a 2.300 mg.

Kartika Palar, candidata a doctorado en RAND, en Santa Mónica, California, y el doctor Roland Sturm llegaron a esa conclusión con datos de una encuesta oficial de salud realizada entre 1999 y el 2004.

El sondeo incluyó información sobre el consumo de sodio en Estados Unidos, la presión y el uso de medicamentos de la población.

El equipo estima que si el consumo de sodio disminuye a los 2.300 mg diarios recomendados, habría 11 millones menos de casos anuales de hipertensión. Unos 70 millones de adultos en Estados Unidos son hipertensos.

Los costos del tratamiento de la hipertensión y de la enfermedad cardíaca y los accidentes cerebrovasculares asociados disminuirían en 18 mil millones de dólares.

Bajar el consumo de sodio a 1.500 mg permitiría ahorrar 26 mil millones de dólares.

Pero aunque reducir la ingesta de sal parece simple, a las personas les cuesta mucho lograrlo.

Eso se debe a que gran parte del sodio que ingieren los estadounidenses no proviene del salero sino de los alimentos empaquetados y de las comidas fuera de casa.

Por eso sería útil explorar cómo la reducción del consumo de sodio de los alimentos procesados y del menú de los restaurantes modifica la ingesta de sal, dijo Palar a Reuters Health.

"Leer las etiquetas es una solución para reducir la cantidad de sodio consumida a través de los alimentos procesados, aunque no está disponible en la mayoría de los restaurantes", dijo Palar.

La autora destacó que mientras la lectura de las etiquetas es una buena medida, sólo serviría si los consumidores cuentan con opciones de bajo sodio.

Mientras que la reducción del consumo de sodio demanda cambios en la oferta alimentaria, Palar opinó que los consumidores pueden empezar a prestarle más atención al etiquetado de los productos.

Esa medida, indicó la investigadora, incluye inspeccionar las etiquetas en los alimentos ostensiblemente "saludables", que podrían ser reducidos en azúcar, grasa o calorías, pero aún ricos en sodio.

FUENTE: American Journal of Health Promotion, septiembre/octubre del 2009